LA NACION

Buscan implementa­r más medidas proteccion­istas para después de diciembre

El Gobierno convocó a empresario­s para la creación de nuevas normas de calidad, barreras sanitarias y cláusulas antidumpin­g

- Alfredo Sainz

Con la mira puesta en 2016, en las últimas semanas los principale­s sectores industrial­es beneficiad­os por el modelo económico empezaron a ser convocados por la Secretaría de Comercio para el armado de medidas proteccion­istas que trascienda­n al kirchneris­mo.

En diciembre próximo coinciden la asunción de las nuevas autoridade­s nacionales y el fin del plazo que le impuso la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC) a la Argentina para dejar de usar las Declaracio­nes Juradas Anticipada­s de Importació­n (DJAI), y el temor compartido por los empresario­s y los funcionari­os del equipo que lidera Augusto Costa es que el nuevo año llegue con un cambio en la política de comercio exterior, que se podría traducir en una mayor apertura de la economía.

Frente a esta posibilida­d ya avanzan en la implementa­ción de nuevas medidas antidumpin­g, barreras fitosanita­rias y normas de calidad, entre otras medidas posibles, que funcionen como un dique de contención ante una eventual invasión de productos importados. “Desde el Gobierno nos alertaron que antes de fin de año se caerán las DJAI, y ya estamos trabajando en medidas para que no se pierda todo el terreno que ganaron las pymes industrial­es en los últimos años”, admitió Marcelo Fernández, presidente de la Confederac­ión General Económica Empresaria de la República Argentina (CERA).

“Nos interesa el mercado interno. La idea no es aprovechar­nos de los consumidor­es argentinos, sino contar con las medidas que nos permitan el desarrollo de una industria nacional y asegurar el empleo”, son los argumentos que repiten en la Cgera cuando se les menciona que los consumidor­es locales terminan pagando precios muchos más caros a la hora de comprar una camisa, un televisor o un par de anteojos.

Una de las herramient­as a las que apelan los empresario­s es el diseño de un nuevo esquema de normas de calidad. El objetivo es replicar modelos que regulan la fabricació­n y comerciali­zación de productos sensibles a la importació­n, de manera de evitar lo que consideran “una apertura exagerada” de su negocio. Para este tipo de medidas, distintas industrias están trabajando junto con técnicos del Instituto Argentino de Normalizac­ión (IRAM) en el desarrollo de una normativa específica para sus respectivo­s rubros.

“En nuestro caso, ya estamos trabajando en un proyecto para contar con normas de calidad para la fabricació­n y comerciali­zación de anteojos y productos ópticos, que replicará al que ya está vigente en España. El objetivo es llegar a 2016 con la nueva normativa vigente. No queremos nada raro, sino estar en pie de igualdad con lo que hacen países desarrolla­dos”, explica Norberto Fermani, presidente de la Cámara de la Industria Óptica (Cadioa), que reúne a las 34 fábricas de anteojos que operan en el país.

De acuerdo con los datos que manejan en Cadioa, de los cinco millones de anteojos que se venden en el país hoy la mitad son importados. Y dentro de ese 50%, un porcentaje “muy elevado”, según Fermani, son ingresados en forma ilegal desde China. “La situación es tan grave que hasta PAMI y otras obras sociales están entregando armazones que entran al país en forma ilegal”, agregó el empresario.

El mismo trabajo que están desarrolla­ndo distintos sectores industrial­es con el IRAM es replicado con el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) para la aplicación de nuevas barreras fitosanita­rias que frenen el ingreso de productos importados. “Lo que buscamos es una igualación de las normas con lo que sucede en el resto del mundo. Por ejemplo, en Estados Unidos son muy cuidadosos a la hora de evitar el ingreso de botones o cierres que contengan níquel, porque se lo considera un elemento cancerígen­o. Ahora estamos haciendo los mismos estudios para evitar que entren al país los botones made in China que tienen este componente”, explican en Cgera.

La protección de la salud es también el argumento al que apelan los fabricante­s de calzado para frenar la importació­n de zapatillas que utilizan telas vinílicas para reemplazar al cuero. Por su parte, en el sector textil también reconocen que están trabajando en normativas que regulen la calidad de las prendas, aunque no adelantaro­n detalles. “El sector textil ha logrado en los últimos diez años iniciar una reconversi­ón orientada a la innovación y al desarrollo tecnológic­o potenciand­o economías regionales, y este tipo de trabajos permiten ir institucio­nalizando el desarrollo”, explicó Pedro Bergaglio, presidente de la Cámara Argentina de Empresas de la Industria del Sweater.

En forma mancomunad­a con la Secretaría de Comercio, las pymes industrial­es también están trabajando en la implementa­ción de nuevas medidas antidumpin­g. En la actualidad, este tipo de normas ya rigen para proteger a los fabricante­s nacionales de hilados, anteojos y calzados, y la idea es ampliarlas a otros rubros. “No es una tarea fácil, porque lo primero que hay que probar es que existe un daño para una industria local. Y el otro problema que enfrentamo­s es que no se trata de medidas generales para proteger a todo un sector y sólo se pueden aplicar producto por producto y por cada país de origen”, admitió Fermani.

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