FULL LIFE EMPRENDEDORAS A TIEMPO COMPLETO
María Cher, Andrea Frigerio, Sally Buberman e Inés Berton son verdaderos exponentes de la búsqueda de la realización personal en distintas facetas, incluso la empresaria; sus próximos pasos
Todavía se las observa como casos excepcionales, o se las presenta como una especie difícil de hallar. Es que, aunque la brecha se acortó, las mujeres emprendedoras aún representan una menor proporción respecto de los hombres, tanto en la Argentina como en el resto del mundo.
Algunas de ellas, integrantes de este grupo minoritario, expusieron sus experiencias en el ciclo de “Mujeres líderes”, organizado por la nay Accenture. Como verdaderas cion exponentes de la búsqueda de su realización en distintas facetas –incluso la empresaria– participaron María Cherñajovsky, diseñadora y dueña de la marca de indumentaria Cher; Sally Buberman, cofundadora de la tecnológica Wormhole; Andrea Frigerio, actriz y modelo que lanzó su marca de fragancias Roses are Roses, e Inés Berton, creadora de la empresa de té Tealosophy. Sus historias mostraron cómo llevaron sus deseos y ambiciones más allá de los mandatos tácitos que condicionan el desarrollo femenino en los distintos sectores.
En la Argentina, 18% de los hombres adultos está involucrado en algún tipo de actividad emprendedora, mientras que el índice es del 11% entre las mujeres, según datos del estudio Global Entrepreneurship Monitor, realizado en el país por el Centro de Entrepreneurship del IAE. En la ciudad de Buenos Aires, la diferencia sobre el total de emprendedores es del 42% contra el 58%, a favor del sexo masculino. Ambas estadísticas confirman el rezago, pese a que las mujeres son más en términos de población.
Las cuatro elegidas para el panel que tuvo lugar en el auditorio de la tomaron la palabra de la minoría nacion entrepreneur. Con sus relatos derrumbaron el mote de “sexo débil” y pusieron a relucir sus atributos de sensibilidad social, olfativa y artística que les permitieron edificar empresas rentables, sin techos ni paredes “de cristal” (metáfora con la que se alude a la limitación cultural de la mujer).
Inés Berton empezó Tealosophy con US$ 152 y consiguió que sus tes llegaran hasta el Dalai Lama, la familia real española y Lenny Kravitz, entre otras figuras, y a marcas como Chanel, BMW o Bulgari. “Soy una convencida de creer para ver. Y siempre creí en mi proyecto. Después del agua, el té es la bebida más consumida en el mundo, es un commodity,y por eso pensé en agregarle valor y hacerlo un lujo posible y accesible”, dijo Berton. El negocio apuntó a la sofisticación. “Pienso en vainillas de Madagascar, en peras de otoño, en ramas de canela, en especias de Birmania”, explicó. El sentido del olfato llevó a la emprendedora a querer hacer del té “un arte de ritualizar la hospitalidad”, tal como lo definió el Dalai Lama. “Para mí emprender no es una elección, es una necesidad. Cuando volví de Nueva York, en 2001, donde trabajé en el Guggenheim del Soho, y después como diseñadora en The Tea Emporium, Harrods y otros, le dije a mi padre que quería hacer té. ¿Test vocacional?, me preguntó. No: té para tomar, le dije.”
Berton se inspiró al pie del Himalaya y comenzó desde su casa a vender variedades de esa bebida milenaria en bolsitas de garrapiñadas cerradas con chinches mariposa. El crecimiento fue veloz: “El primer año pasamos de 500 a 14.000 kilos. Fue estresante, pero adoro cada minuto”, suspiró. En 2014 llegó a vender más de 27.000 kilos de té. Actualmente, Tealosophy cuenta con tres tiendas en Buenos Aires, hace diseños para etiquetas privadas como Inti Zen y Chamana, e integra cartas de té en los hoteles y restaurantes más sofisticados.
También provino del olfato la inspiración de Frigerio, que empezó a vestirse de empresaria en 2009, cuando lanzó su línea de fragancias con su pareja, Lucas Bocchino. “Soy hija y nieta de mujeres muy perfumadas, y con mucho carácter. Mi abuela Paulette hablaba en términos de perfume, de especias, y eso hizo un camino en mí sin que me diera cuenta”, relató. La herencia adquirió un matiz propio: del trecho de la facultad, donde exploró laboratorios durante sus estudios de Biología; de lo andado en la moda, después; de lo transitado como emprendedora, primero, para crear una familia, y luego, en el ámbito empresarial. Roses are Roses, como llamó a su marca, cuenta hoy con cinco locales propios, un corner en Aeroparque y ventas mayoristas, que alcanzan una facturación de $ 8 millones al año.
María Cherñajovsky se definió como una “rara” entre los estudiantes de Economía de la Universidad Di Tella. Por entonces ya era evidente su inclinación por la moda, y que esa carrera no lograba satisfacer su veta artística. “Entonces me metí en la actuación, pero veía que era difícil llegar a algo concreto como forma de sustentarme. Me fui a vivir a Londres y me puse a estudiar en [la universidad de arte] Saint Martins”, recordó. Allí empezó a tomar en serio la posibilidad de combinar la empresa con su costado más creativo, y lo que tiempo antes desvalorizaba se transformó en su actividad “full life”. Tuvo resultados: desde 2001 (sobre todo en los últimos cinco años), Cher abrió 27 locales en la Argentina, uno en Uruguay, otro en Paraguay y, pronto, sumará uno más en Chile. Agregó a la compañía la marca Ay Not Dead y creó los encuentros “Mujeres que inspiran”, destinados a fortalecer los liderazgos femeninos.
Ganarle a la estadística
Si de conquistar espacios se trata, Sally Buberman afrontó la estadística al fundar Wormhole, una compañía especializada en educación virtual, junto a otros tres compañeros. Según un estudio de la Fundación Kauffman, sólo un 3% de las start ups tecnológicas son lideradas por mujeres, pese a que generan un 35% más de retorno de inversión y un 12% más de ingresos que las lideradas por hombres.
En el emprendimiento, que hoy exporta servicios a una decena de países y capacita en su plataforma a 3,5 millones de personas, Buberman tuvo más desafíos que el de ser una de pocas entre muchos. “Primero, lo difícil fue conseguir plata. Creíamos que ese era el limitante y que la solución era salir a buscarla”, dijo la emprendedora a su turno. Salir de la comodidad corporativa de Peugeot la puso de frente a otra realidad, en la que tuvieron que aceptar una heladera como parte de pago. Pero las dificultades fueron más que económicas: el equipo tuvo que superar el fallecimiento de uno de los socios y no sólo quedó diezmado, sino anímicamente gol- peado. “Cuando sos joven no creés que te puede pasar, pensás que sólo se mueren los viejos, y eso también ayuda a poner en perspectiva lo que uno hace, cómo y por qué”, dijo Buberman. “Llegamos a evaluar cerrar la compañía, porque pensamos que no la podríamos llevar adelante entre los tres. Pero hay circunstancias que también pueden ayudar, como la suerte, que siempre te tiene que encontrar trabajando. En nuestro caso fue Endeavor, por eso pudimos salir a flote”, destacó. La compañía, creada en 2007, incrementó su personal a 40 empleados y sus clientes, a 200 corporaciones y 1800 pymes.
Retos laborales y personales
Todas las emprendedoras superaron y continúan afrontando retos al frente de sus empresas. También en el plano personal, María Cher subrayó la dificultad de combinar la maternidad y el trabajo. “En los inicios era full life; después, cuando sos emprendedora, son elecciones. Soy una madre culposa, pero cuando decido dejar algo relacionado con la familia y seguir un deseo personal, como es ahora emprender en temas sociales, lo hago con satisfacción y eso lo llevo a casa. Trato de ver en dónde es importante mi aporte y para eso mi equipo es esencial”, dijo. “Se trata de escucharse, elegir, volver a elegir y poder cambiar; aunque es un tema complejo que todavía no resuelvo”, analizó.
Berton encontró algunas diferencias en su empresa a la hora de encarar nuevos negocios, con su filosofía de “dejar el ego de lado y rodearse de los que saben”, a los que juzga según su percepción y sin títulos “nobiliarios”. “Cuando vino Guillermo Casarotti, fundador de Inti Zen, no vino vestido de traje y corbata, vino medio gurú, y hubo un prejuicio de que no tenía el look de empresario corporativo; en un momento me pusieron entre la espada y la pared: era él, un loco de atar genial, o los otros, de oficina en Puerto Madero”, comentó. La blender de tes resolvió el dilema con su intuición y el trabajo conjunto con Inti Zen ya cumple una decena de años.
Fuera del oasis de recuerdos emotivos y fragancias, Frigerio encontró lo más arduo del negocio en la operación cotidiana, en los locales y otras vicisitudes de la gestión. “Es la parte más difícil”, definió. “Todo el tiempo hay que sopersar; yo no negocio mi alegría, pero hay cosas que explotan en la cara: hay que trabajar para que los empleados estén contentos, que la marca funcione y tener plata para poder crear nuevos productos”, dijo, realista. La solución, según sus palabras, fue mantenerse aferrada al “sueño de expresar todos los recuerdos de momentos o de personas”, que busca de manera introspectiva.
A la pregunta sobre el futuro de cada empresa, respondieron con planes concretos. “Desde el día uno escribí en una servilleta lo que quería: sueño con que Tealosophy sea el Hermes del té; llevarlo a nivel global”, dijo Berton. Para realizarlo, la firma está en pleno moldeo de las franquicias para expandirse a nivel global.
Roses are Roses, la firma que nació con seis fragancias y ya acumula 24, más otras líneas de cuidado personal y hogar, planea expandirse en el país y la región.
Cher aspira a desarrollar el canal internacional, con la apertura de Chile y un segundo local en Paraguay, mientras analizan mercados como Perú, Colombia y México. En octubre, la marca lanzará su sitio de e-commerce. Por otra parte, se encuentra en desarrollo la nueva línea “Estudio Cher”, que incorporará decoración, muebles, blanquería y bazar a la marca. Además de un proyecto aparte, que según prometió Cher introducirá “un nuevo paradigma de compra en Buenos Aires”.
La creadora de Wormhole y sus socios persiguen, mientras expanden el alcance de su plataforma, el objetivo de que la empresa trascienda completamente, más allá de ellos... y de ellas.