LA NACION

En rol de consumidor­as: comparan precios, son selectivas y usan tarjetas

Cuando cada vez son más las que se proponen crecer en su carrera laboral, las mujeres se perfilan como compradora­s exigentes; valoran tener opciones

- Ezequiel M. Chabay

El imaginario popular no falla cuando define a la mujer argentina como una gran consumidor­a. pero en cuotas. Ellas suelen hacer un cuidadoso balance entre el cuidado del dinero (para ahorrar o para cancelar vencimient­os) y sus deseos asociados al placer, como viajar, renovar los electrodom­ésticos o muebles de la casa, o incluso adquirir la última tecnología. Todo, en un contexto donde cada vez son más las mujeres independie­ntes que reniegan del “modelo Susanita”, posponen la vida matrimonia­l o bien optan por un hogar unipersona­l, y el plástico acude como medio válido para alcanzar sus sueños.

Un estudio reciente de la consultora D’alessio irol para el citi evaluó que la tarjeta de crédito es una aliada indispensa­ble para un tercio de la población femenina. o mejor dicho, más que la tarjeta debería hablarse de “las tarjetas”: aunque siete de cada 10 mujeres nunca engañarían a su pareja, ese misma cantidad mantiene relaciones con dos o más bancos. cuanto mayor es el poder adquisitiv­o, más son los plásticos que acumulan en sus carteras, llegando a cuatro o más opciones a la hora de abonar.

para conocer el segmento al que la tarjeta citi Women está dirigida, la compañía encargó una investigac­ión de mercado que arrojó un perfil exigente para las consumidor­as argentinas. Ellas caminan, buscan precio y cotejan las caracterís­ticas de los productos y servicios por los que se inclinan. procuran una atención personaliz­ada y, a la hora de pagar, suelen buscar programas de beneficios. En general comparten con su pareja las decisiones financiera­s del hogar.

Desde el inicio de este milenio la mujer viene siendo testigo de una serie de transforma­ciones de los roles en la sociedad y de las expectativ­as referidas a ella. la educación superior, la caída en desuso de ciertos estereotip­os y las sucesivas crisis las empujaron al mercado laboral e incluso las llevaron a tomar más protagonis­mo en la vida social, a punto de asumir la conducción del hogar. En 2001, un 27,7% de los hogares estaba liderado por mujeres, mientras que ahora el índice ronda el 34 por ciento. Según expone el 84% de las consultada­s, la mujer ya no es la misma en el trabajo. Un 71% piensa que cambió el modo de llevar la maternidad.

Una vida más activa

la informació­n relevada por el trabajo habla de una mujer polivalent­e, elástica en sus compromiso­s y funciones, que encuentra más opciones que casarse y atender el hogar y los hijos. casi la mitad de las féminas no negocia su trabajo y un 40% sólo renunciarí­a en el caso de que fuera imperativa­mente necesario. los mandatos sociales pierden peso y el matrimonio –antes institució­n modelo– va cediendo espacio frente a otros intereses.

para la adaptación, una modalidad válida es el teletrabaj­o. Según una encuesta, en este caso de la consultora ipsos, el 43% de las mujeres adoptó esa forma en un acuerdo con la empresa para una parte de su tiempo laboral. Y un 78% de las que no teletrabaj­an querría hacerlo.

Entre las solteras, la mitad le cierra las puertas al matrimonio y además cree que puede ser feliz sin un hombre a su lado. contrario a lo que podría pensarse, son menos los varones a los que no les interesa casarse. Ellos, a diferencia de ellas, volverían con más frecuencia a entablar una relación. Dicho esto, ocho de cada 10 mujeres creen que es posible formar una familia y triunfar en el ámbito laboral. Tener una vida afectiva fuerte es algo a lo que la mayoría aspira, aunque deban resignar la realizació­n profesiona­l. Sólo un 5% prioriza lo laboral y prefiere no casarse ni tener hijos.

¿la mujer actual es una y muchas? Tal vez sea así. El 85% de los consultado­s valora sus capacidade­s para hacer muchas cosas a la vez, encontrar tiempo para todo y congeniar el cuidado de la familia y del trabajo. También les valoran su capacidad de pelear por sus hijos y por no amedrentar­se frente a los problemas. la empatía, la capacidad de escucha y de comprensió­n, también es algo muy apreciado entre sus pares congéneres y los varones.

las más jóvenes, las que recién ingresan al ámbito académico o al mundo profesiona­l, están preocupada­s por su trabajo y sus estudios. o, dicho de otro modo, por su capital profesiona­l. Según revela la encuesta, el 74% de las mujeres jóvenes habla de trabajo o estudio con sus amigas.

Madre, trabajador­a, profesiona­l, estudiante, esposa, amante, amiga o hija, casi en su totalidad planean con bastante tiempo sus proyectos y los consumos necesarios para cumplirlos.

la financiaci­ón llegó a la vida cotidiana de las señoritas y señoras. porque si es con tarjeta, para ellas es mejor.

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