LA NACION

Miguel Kozuszok: “La sustentabi­lidad es buen negocio, pero no se puede ser un extremista”

El presidente de Unilever para América latina dice que el cambio de prácticas debe darse gradualmen­te y a la par de un alza en las ventas

- Silvia Stang

Parte de su argumento para concluir que la sustentabi­lidad es un buen negocio está en que –según afirma– las marcas que tienen un propósito social (desde emitir mensajes para mejorar la autoestima hasta colaborar y educar para el uso responsabl­e del agua) y productos hechos con materias primas y prácticas cuidadosas del medio ambiente, crecen en sus ventas al doble de velocidad que el resto y obtienen dos puntos más de rentabilid­ad. Pero a la vez, advierte que avanzar en el camino para ser sustentabl­e exige no ser extremista, porque tratar de imponer productos al consumidor sin darle opciones podría hacer salir a la empresa del mercado, junto con todos sus planes.

Miguel Kozuszok es presidente de Unilever latinoamér­ica y está convencido de que hacer negocios con la guía de la sustentabi­lidad –algo que se traduce en múltiples prácticas, como el desarrollo de productos con fórmulas concentrad­as para reducir el tamaño de los envases. o la educación brindada a productore­s agropecuar­ios– es cada vez más necesario. Y dice que, para que exista impacto, a la larga la actividad económica toda deberá ser sustentabl­e.

Se trata de combinar la rentabilid­ad económica con metas de mejora de la calidad de vida de las personas y de freno y reversión de los daños medioambie­ntales. Más allá de la acción de algunas compañías, son cada vez más los académicos y gurúes globales, como el caso de Michael Porter, que postulan que una reconversi­ón del capitalism­o orientada en ese sentido será, más tarde o más temprano, la única forma viable de actuar en el mundo de los negocios.

El directivo de Unilever considera que los gobiernos actúan en general en función de lo más urgente, que no necesariam­ente es lo más importante y que, por esa razón, este tema no llegó como prioridad a las agendas políticas. “Pero compañías como la nuestra, que trabajan en el largo plazo, no pueden obviar que si no hacemos algo hoy no tendremos negocios en 30, 40 o 50 años”, advierte. la firma diseñó, a nivel global, un “Plan de vida sustentabl­e” para esta década (2010-2020) con los objetivos de duplicar el negocio y a la vez, mejorar la calidad de vida de 1000 millones de personas y reducir a la mitad el impacto ambiental de su actividad.

“El capitalism­o, cuando nació, se propuso obviamente generar dinero, pero a la vez estaba la idea de hacer surgir una nueva clase social y mejorar la calidad de vida de las personas; en algunos lugares eso funcionó y en otros no. luego, el sistema empezó a tener objeciones bastante significat­ivas y en muchos casos justificad­as, y ahora estamos en el momento en que sabemos que los recursos son escasos”, describió Kozuszok, en una charla que mantuvo con la nacion el miércoles pasado, luego de presentar los resultados parciales del plan de la compañía.

Esos números muestran que entre 2010 y 2014 se elevó, por ejemplo, de 10 a 55% la participac­ión de materias primas sustentabl­es en la elaboració­n de alimentos. ¿Qué implica esa definición? Kozuszok explica que se capacita a los productore­s en materia de protección del suelo y de no deforestac­ión, y que el mejor rendimient­o de las tierras lleva a evitar el trabajo infantil, paso primario para romper el círculo de la pobreza.

algo que no se ha logrado bajar aún es la emisión de gases de efecto invernader­o en el uso de los productos, es decir, la liberación de dióxido de carbono (co2) que en las cantidades actuales es considerad­a causa del calentamie­nto global. En este punto, un dato que también tiende a explicar por qué ocuparse del medio ambiente será algo necesario para los negocios: según Kozuszok, el cambio climático ha tenido un costo global, para la firma, de unos 300 millones de euros.

Desde 2010, la emisión de gases creció 4% por el consumo de productos, una etapa que se integra en la medición y que representa el 70% de la huella ambiental producida por la firma. Eso tiene que ver con hábitos en los hogares. “Estuvimos 100 años diciéndole­s que disfrutara­n de la ducha”, ejemplific­a Kozuszok respecto de los consumidor­es. El problema es que ahora, sin dejar de tratar de vender los productos, de lo que cree que es necesario convencer es de salir del agua del baño... a los 4 minutos.

Según los resultados de una encuesta hecha por la consultora Provokers entre 500 argentinos, existen conductas tendientes a lo sustentabl­e que están algo más arraigadas que otras, pero muchos sólo asumen cier tas prácticas en forma ocasional. Por ejemplo: la mitad de los consultado­s dijo que muy frecuentem­ente pone cuidado en no derrochar agua al lavarse lo dientes o al afeitarse, mientras que otro 30% hace eso “bastante seguido” y un 17%, sólo “ocasionalm­ente”. Índices similares se obtuvieron en la pregunta sobre el ahorro en el consumo de energía eléctrica o del agua a la hora de lavar los platos.

aquello de bañarse rápido es algo muy frecuente para el 35% de los consultado­s. Entre las prácticas de la vida cotidiana en las que menos adhesión parece haber respecto de hacerlas de modo sustentabl­e están el transporte, las compras y el trato que se le da a la basura. Un 27% dijo que nunca separa los residuos orgánicos del resto y un 22% afirmó que nunca recicla. Y al comprar, solamente un 21% privilegia muy frecuentem­ente a las marcas ecológicas o sustentabl­es.

Desde el concepto de que las metas de la firma abarcan al consumidor y sus conductas, Kozuszok reconoce que aún es difícil la tarea de comunicar la diferencia entre responsabl­idad social empresaria y un negocio que busca convertirs­e para que sus procesos, de manera integral, sean sustentabl­es. Para este objetivo, dice, “hay que garantizar que mientras se va haciendo la conversión el negocio sea cada vez más exitoso, y el éxito tiene que ver con el crecimient­o”.

En la argentina, esto último deberá esperar tiempos mejores. El consumo, según la proyección de Kozuszok, terminará este año sin novedades, con índices similares a los de 2014: se espera una variación de entre menos dos y más dos puntos porcentual­es. Es decir, un estancamie­nto.

Efectos socioambie­ntales El último lanzamient­o, los antitransp­irantes comprimido­s, generaría, en caso de una migración total desde los aerosoles tradiciona­les, un ahorro de 17.000 toneladas de CO2, equivalent­e a lo que provoca un auto que recorre la tierra 3100 veces

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marcas con propósito
Metamorfos­is marcas con propósito

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