LA NACION

Para evitar cortes, pagan 80 veces más por la energía

El Gobierno instaló generadore­s móviles; la medida resultó ineficaz y muy cara

- Pablo Fernández Blanco

Era la primavera de 2007. El Gobierno, que ya había empezado a recorrer el camino de las soluciones heterodoxa­s para problemas relacionad­os con la falta de inversión, a través de Enarsa convocó a una licitación para sumar 11 equipos móviles de generación eléctrica durante el verano. Fue una alternativ­a cara e ineficient­e, pero desde la mirada del ministro de Planificac­ión, Julio De Vido, parecía un precio justo para evitar el costo político de una ola de cortes de electricid­ad en la época más calurosa del año.

Ocho años después, esa opción, que había surgido por la coyuntura, se convirtió en una solución permanente; de hecho, hay un equipo en las cercanías de la Casa Rosada.

Los números oficiales muestran los resultados del plan: en enero de este año, el Gobierno les pagó a las unidades de generación móvil (UGM) 80 veces más en promedio que a las grandes unidades térmicas convencion­ales (más eficientes), como Central Puerto y Costanera.

En el caso de los equipos más caros, las diferencia­s llegaron a superar hasta 180 veces el precio promedio de la energía de las mayores usinas del país, según figura en los registros de Cammesa (la compañía administra­dora del mercado) que vio la nacion.

Esas unidades se dejan ver en varios rincones de la ciudad de Buenos Aires, pero también en otras zonas del país. Suelen ser máquinas enormes, ubicadas dentro de una caja similar a un contenedor, que apuntan a resolver problemas de distribuci­ón (como los de Edenor y Edesur) o de transporte (Transener es la empresa que presta ese servicio a nivel nacional).

El tamaño de la factura –que surge principalm­ente de acuerdos de suministro que firmó Enarsa durante la gestión de Exequiel Espinosa y el paraguas de Planificac­ión– impresionó incluso al ministro de Economía, Axel Kicillof. Desde fines del año pasado, sus hombres intentan pasar la mayor cantidad de contratos a la órbita de la Secretaría de Energía (Mariana Matranga es su titular), que si bien está en el organigram­a que lidera Julio De Vido responde a Economía. También iniciaron gestiones para reducir los costos.

“No se pueden comparar porque tienen funcionami­ento y objetivos distintos. Se trata de centrales de pequeña potencia que se ubican en puntos de la red donde hay requerimie­ntos extremos. Esto permite mantener los niveles de tensión. Si tuvieras que abastecer con 20 Mw ante un extremo de frío, deberías prender una turbina mucho más grande”, argumentó una fuente de Planificac­ión.

Cammesa autorizó pagos por un promedio de $ 87 por megawatt por hora (MWh) en el primer mes de este año a las centrales eléctricas de gran porte, que generan bajo la llamada resolución 95 y venden en el mercado spot. Es el grueso de la producción nacional e incluye a empresas como Yacyretá, Central Puerto, Endesa Costanera, Genelba y Na-SA (opera las centrales atómicas).

Si bien venden energía bajo otra modalidad, en términos comparativ­os, un grupo de pequeños generadore­s recibió una retribució­n mucho mayor por proveer la denominada “energía distribuid­a”, si se tiene en cuenta el costo total de esos equipos y la energía que generaron. La central Paraná (de la firma Emgasud) cobró $ 1059 y la de Olavarría, de la misma empresa, $ 1523. La empresa Sullair, también proveedora de equipos de generación móvil, cobró $ 5318 por MWh por un complejo en La Plata, mientras que Secco recibió $ 2433 por la central Ceres, $ 2069 por otra en Venado Tuerto y $ 6995 por una usina en La Rioja.

La más cara fue una unidad de Agrekko, cuya casa matriz está en Escocia y llegó al país en 2008, cuando comenzó la demanda oficial de esta clase de equipos. En enero se le pagaron $ 15.145 por MWh para remunerar el complejo que tiene en Remedios de Escalada.

El ex secretario de Energía Emilio Apud aclaró que “el pago a estos generadore­s es por potencia [la disponibil­idad del equipo] y energía. El componente más importante es el de potencia, y es de tal magnitud que a muchos les resulta más rentable no generar”, por lo que “hay casos en los que por la generación de menos de un día al mes se pagó más de 5 millones de pesos”. El ex funcionari­o recordó que, “ante la falta de generación por visión cortoplaci­sta e imprevisió­n del Gobierno”, en 2007 Enarsa licitó unos 60 equipos. En la mayoría se usó gasoil, más caro y contaminan­te que el gas. Este programa se denominó programa de generación de energía eléctrica distribuid­a. “Desde el punto de vista económico este sistema colaboró para que tengamos un costo de generación altísimo, paradójica­mente con una tarifa eléctrica de las más bajas del mundo”, completó.

Técnicos del sector eléctrico explicaron a la nacion el motivo de esos precios exorbitant­es. El Gobierno firmó contratos en los que paga un importe muy alto por la disponibil­idad de la energía para atender eventuales urgencias. Entonces, cuando una máquina funciona poco, su costo promedio es altísimo. Por ejemplo, en enero la central Guillermo Brown, con una capacidad instalada de 25 MW, generó 331 MWh; es decir, se usó el equivalent­e a 13 horas al 100%, sobre 744 horas posibles. Pero su retribució­n por estar disponible es de $ 5,3 millones al mes, por lo que el precio promedio por MWh fue de $ 16.060 (casi 185 veces más que la remuneraci­ón promedio de las grandes usinas). Cuatro meses después, en mayo, fue despachada por más tiempo y el precio cayó a $ 968.

Algo similar ocurre con las UGM bajo la gestión de Enarsa, con precios de hasta $ 14.636 por MWh.

“Para gestionar los apuros de una oferta eléctrica que corre atrás de la demanda se han instalado 1200 MW de equipos generadore­s de baja potencia y altísimo costo, que generan con gasoil y tienen baja eficiencia. Son muy contaminan­tes. Otra sería la historia si con una política de largo plazo esa potencia hubiera estado suplida con energías alternativ­as”, criticó Daniel Montamat, ex secretario de Energía y consultor.

Un ejemplo: por el llamado UGEM 13, en el Gran Buenos Aires, se pagaron $ 5,2 millones. El contrato incluye 11 unidades generadora­s (cada unidad es un semirremol­que estacionad­o en la calle) que produjeron 356 MWh en el mes, equivalent­e al consumo de 1500 usuarios. En cambio, los clientes de Edesur pagaron por la misma energía 56.250 pesos.

En enero, se les pagaron a las UGM $ 196,75 millones para producir 38.428 MWh y $ 836 millones a las generadora­s enmarcadas bajo el programa que creó la resolución 220 de la Secretaría de Energía, de estímulo a las inversione­s (bajo ese paraguas la gestión de Kicillof intenta pasar cada vez más contratos de energía menos eficiente), que produjeron 1.057.732 MWh, es decir, 27 veces más.

A las unidades del programa UGM se les pagó en promedio 5120 pesos por MWh por una generación equivalent­e al 0,03% del total producido en el país en el primer mes del año. A las centrales térmicas convencion­ales, como Puerto y Costanera, que aportaron un 12% de la oferta, se les pagó un promedio de $ 64 por MWh.

“La economía del sistema eléctrico está absolutame­nte desquiciad­a. Los resultados de una política pésima aplicada desde el Ministerio de Planificac­ión y la Secretaría de Energía durante 12 años están a la vista de todos. En el caso de Cammesa se observa que las retribucio­nes por estas pequeñas unidades de generación distribuid­a y de emergencia tienen costos altísimos”, lamentó el ex secretario de Energía Jorge Lapeña.

 ?? Marcelo gómez ?? Un equipo móvil instalado detrás de la Casa Rosada; lo ordenó el ex secretario de la Presidenci­a Oscar Parrilli
Marcelo gómez Un equipo móvil instalado detrás de la Casa Rosada; lo ordenó el ex secretario de la Presidenci­a Oscar Parrilli

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