LA NACION

Una medida de la UE amenaza la exportació­n de harina de soja

Evalúa permitir que cada país decida su propia política para importar o autorizar transgénic­os; afecta a un mercado de US$ 3600 millones

- Cristian Mira

El complejo oleaginoso argentino está en estado de alerta por un cambio en la política europea sobre los productos transgénic­os. De concretars­e, afirman los exportador­es, pondría en riesgo un mercado por 3600 millones de dólares, que equivalen a 18% de los ingresos que aporta la industria.

la comisión Europa (cE), máximo órgano ejecutivo de la Unión Europea, estableció en abril pasado que cada país que la integra decida por su cuenta qué alimentos genéticame­nte modificado­s autoriza para su producción o importació­n.

De avanzar esta medida en el resto de los organismos de la cE, el consejo y el Parlamento europeo, un país determinad­o podría, por ejemplo, impedir importacio­nes de harina de soja de la argentina, el principal exportador mundial. Y eso podría ser imitado por el resto. “la medida también podría afectar las exportacio­nes de maíz y grano de soja, que actualment­e se exportan en menor cuantía hacia ese destino”, afirma un documento que circula entre los exportador­es.

Por la presión de los grupos ambientali­stas, la mayoría de los gobiernos europeos rechazó la siembra de maíz o soja genéticame­nte modificada en sus territorio­s. Sin embargo, por la necesidad de contar con proteínas vegetales para sus industrias de carne porcina, aviar y vacuna, nunca limitó la importació­n de harina de soja.

“Europa importa 90% de sus proteínas vegetales, y de éstas, la mitad proviene de la argentina”, explicó el consultor y ex agregado agrícola ante la UE, Gustavo idígoras.

El riesgo de que la política de renacional­ización de los transgénic­os se transforme en un obstáculo para las exportacio­nes argentinas es legalmente posible, pero tendría un alto costo, evaluó el especialis­ta. “la industria europea de carnes entraría en colapso”, dijo idígoras. Fueron precisamen­te los propios importador­es europeos los que comenzaron a movilizars­e en contra de esa medida con el argumento de que la restricció­n no está basada en criterios científico­s, ya que no se demostró que los alimentos transgénic­os presenten riesgos para la salud humana.

las industrias europeas dependen en “75% de esas importacio­nes para generar alimentos para su

población”, cita el documento que circula entre los exportador­es argentinos.

idígoras añadió que si la comisión Europa deja finalmente librada a la opción de cada país la autorizaci­ón a la importació­n y producción de transgénic­os ,corre el riesgo de enfrentar un panel en la organizaci­ón Mundial del comercio (oMc). Estados Unidos, Brasil, canadá y la argentina, países que sí autorizan transgénic­os, “podrían ganar el caso”, evaluó el consultor.

no obstante, ése es un procedimie­nto que lleva varios años y, mientras tanto, las exportacio­nes argentinas podrían verse amenazadas.

la Unión Europea tiene antecedent­es de perder paneles en la oMc por restringir el comercio de alimentos sin un sustento científico sólido. Uno de los casos más importante­s fue la prohibició­n de importar carne de Estados Unidos por sospechar que a los animales se les daban hormonas de crecimient­o. no lo pudo demostrar como pretendía y tuvo un fallo desfavorab­le.

“la inusitada iniciativa de la comisión Europea desecha las evidencias científica­s y las evaluacion­es de riesgo realizadas por el organismo de inocuidad alimentari­a europeo (EFSa) para hacer prevalecer argumentos insólitos e intangible­s, desde la moralidad y la seguridad públicas a la preservaci­ón de los vegetales”, afirman los exportador­es.

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