Obligados a trabajar en búnkeres, víctimas de trata de personas
La justicia de Rosario procesó a cuatro hombres que usaban a chicos para vender droga
La justicia federal de Rosario procesó a cuatro hombres por el delito de trata de personas con fines de reducción a la servidumbre. Lo singular del caso es que las víctimas eran jóvenes que eran obligados a vender drogas en los búnkeres dedicados al narcomenudeo en esa ciudad.
El fiscal Mario Gambacorta los acusó de haber captado a dos hermanos, uno de ellos menor de edad al momento de los hechos, en agosto de 2011, con fines de “una explotación equiparable a una reducción a la servidumbre mediante la utilización de violencia física y amenazas”. Los imputados habrían “colocado” dentro de los “búnkeres” a los jóvenes en situación de vulnerabilidad para que realizaran la venta de estupefacientes, según publicó en su portal de Internet la Procuración General de la Nación.
Las víctimas denunciaron que debían realizar turnos de 12, 24 y hasta 48 horas en sitios muy reducidos, antihigiénicos, sin agua ni comida, sin baño y sin un lugar para sentarse o acostarse. Afirmaron que no podían salir y que eran amenazados de muerte en caso de que intentaran hacerlo. Según se publicó en el sitio www.fiscales.gob.ar, cuando los jóvenes fueron liberados la edificación donde se encontraba uno de ellos estaba cerrada con un candado dorado.
El fiscal Marcelo Colombo, de la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (Protex) –que intervino en el caso–, consideró que “el empleo de niños y niñas para la venta al menudeo de estupefacientes encuadraría en el delito de trata de personas con fines de explotación laboral”.
La causa se originó en agosto de 2011, cuando una mujer denunció que sus dos hijos, uno de ellos menor, habían sido privados de su libertad y que una amiga de uno de ellos habría recibido una llamada de parte de un hombre que le habría solicitado una suma de dinero por su rescate. A los pocos días, pudieron escapar y declararon ante la Fiscalía Federal N° 3 de Rosario. Así se determinó que la organización se dedicaba a la venta de drogas en distintos puntos de la ciudad, que utilizaban a niños, niñas y adolescentes a quienes habrían mantenido encerrados en los “búnkeres” y los obligaban, mediante amenazas, a vender la droga a través de una ventana o un agujero en la pared, en condiciones infrahumanas.
Los primeros allanamientos, en octubre de 2011, dieron resultados negativos. Pero en abril, nuevos procedimientos permitieron el secuestro de drogas y las cuatro detenciones.