LA NACION

Un salto cualitativ­o en materia electoral

Los avances registrado­s en la ciudad de Buenos Aires con la boleta única electrónic­a contrastan con un sistema nacional que favorece el clientelis­mo

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La ciudadanía porteña dio 48 horas atrás un importante salto en materia de calidad institucio­nal y transparen­cia electoral, con la exitosa instrument­ación de la boleta única electrónic­a, en los comicios generales para designar al futuro jefe de gobierno de la ciudad.

A la tranquilid­ad y el orden en que se desarrolló la jornada cívica en la Capital Federal, más allá de algunas imperfecci­ones que deberán ser pulidas, se sumó un escrutinio provisiona­l que se destacó por su inusual rapidez. A tal punto que, tres horas después de finalizada la votación, los cómputos oficiales ya daban cuenta de los resultados del 80 por ciento de las mesas electorale­s, algo de lo que no se tenía memoria y a lo cual puede haber ayudado el nuevo sistema de votación.

La celeridad con que se conocieron los resultados oficiales en la ciudad de Buenos Aires contrastó con la enorme lentitud en los escrutinio­s de las elecciones de gobernador desarrolla­das en Córdoba y en La Rioja, con el viejo sistema de boletas. En este último distrito, además de las tradiciona­les prácticas clientelis­tas, ayudó a complicar la votación el “festival” de listas colectoras que urdió el oficialism­o kirchneris­ta para asegurarse el triunfo, logrando que uno de cada 50 riojanos figurara como candidato a algún cargo electivo.

Tanto la experienci­a que vivieron los porteños anteayer como la que semanas atrás protagoniz­aron los ciudadanos de Salta en la elección de gobernador dan cuenta de un notorio avance que debería ser imitado en el orden nacional.

Lamentable­mente, los porteños y los salteños extrañarán dentro de un mes su original sistema, cuando, como el resto de la ciudadanía argentina, sean convocados a las primarias abiertas simultánea­s y obligatori­as (PASO) en las que deberán votar en aulas saturadas de boletas partidaria­s.

Resulta reprochabl­e que el gobierno nacional, que en 2009 impulsó e hizo aprobar una amplia reforma política que, entre otras cosas, incluyó la creación de las PASO, nunca se haya preocupado por desmontar el vetusto sistema de votación que actualment­e rige y por avanzar hacia un sistema de boleta única electrónic­a.

El nuevo sistema utilizado por los porteños tiene enormes ventajas sobre el anterior. En primer lugar, impide el robo de boletas de determinad­os partidos, dado que existe una sola boleta para todas las fuerzas políticas. En segundo lugar, resulta más económico, puesto que evita la impresión de millones de boletas por parte de cada partido o alianza, algo que no sólo simplifica la distribuci­ón, sino también el procedimie­nto del escrutinio, como se vio en la ciudad de Buenos Aires.

Un tercer beneficio del sistema de boleta única electrónic­a es que disminuye sustancial­mente las posibilida­des de fraude, al impedir las boletas falsas y viejos ardides llevados a cabo por los llamados punteros políticos, sustentado­s en maniobras clientelar­es, tales como el voto cadena, donde muchos votantes no terminan sufragando libremente, sino haciendo lo que aquellos punteros quieren.

Poco extraña que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner no se haya propuesto terminar con un sistema que, en no pocos puntos del país, que van desde el conurbano bonaerense hasta la provincia de La Rioja, resulta funcional al clientelis­mo que ha venido sembrando el oficialism­o, cuando en las horas previas a las elecciones de anteayer las autoridade­s nacionales distaron de respetar la propia veda electoral.

El viernes pasado, en el entretiemp­o del partido que por el tercer puesto de la Copa América disputaban los selecciona­dos de Perú y Paraguay y que emitía la TV Pública, se exhibió un aviso sobre la provincia de La Pampa que mostraba a la Presidenta junto al precandida­to a gobernador apoyado por el Frente para la Victoria, Fabián Bruna. Minutos después, durante el match entre Rosario Central y River Plate por la Copa Argentina, también el canal oficial quebrantó la ley electoral que dispone la veda y la prohibició­n de propaganda política, al pasar un aviso sobre Aerolíneas Argentinas en el que se podía ver al candidato a jefe de gobierno porteño Mariano Recalde, cuándo no, junto a la primera mandataria.

Es de esperar que la transparen­cia que el gobierno nacional se resiste a garantizar no derive en los próximos comicios en nuevas situacione­s anómalas que pongan aún más en peligro a nuestra república.

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