LA NACION

BECKER, 30 AÑOS DESPUÉS Y OTRO KEVIN

Hace tres décadas conquistó Wimbledon tras vencer a Curren; hoy sufre el partido de Djokovic ante Anderson

- Sebastián Fest

LONDRES.– Hoy, hace exactament­e 30 años, Boris Becker derrotaba a un sudafrican­o de nombre Kevin (Curren) para sorprender al mundo con la conquista de su primer Wimbledon. Tenía 17 años. Hoy, con 47, vivirá nervioso un quinto set en el que su pupilo buscará desembaraz­arse en Wimbledon de otro sudafrican­o, otro Kevin (Anderson).

Este Kevin modelo 2015 puso a Novak Djokovic, que es hoy la prolongaci­ón como tenista del Becker hoy entrenador y en 1985 jugador, en mayores problemas incluso que aquel otro Kevin. Aquella final fue ganada por Becker en cuatro sets. Djokovic, hoy, deberá jugar un quinto tras un partido de desarrollo sumamente extraño.

Que Anderson es un sacador casi tan potente como el croata Ivo Karlovic –derrotado ayer con autoridad por el británico Andy Murray por 7-6 (9-7), 6-4, 5-7 y 6-4– es algo sabido. Que Anderson es mucho más jugador que Karlovic, también. Lo sufrió Leonardo Mayer en la tercera rueda y lo sufrió Djokovic en octavos de final. Por algo hay siete hombres ya en la etapa de los últimos ocho y sólo un casillero está libre: será Djokovic o será Anderson. El sudafrican­o se llevó ayer los dos primeros sets en sendos tie breaks, aunque el segundo debió perderlo, porque Djokovic llegó a tener ventaja de 4-0 en ese juego de desempate. Fue entonces que descarriló. Sonrió y comenzó a “sobrar” la situación. “Sí, sí”, se decía a sí mismo, asintiendo y con semisonris­a satisfecha. Así se juega, éste soy yo, esto es lo que tengo que hacer, ahora por fin están viendo al gran Nole. Todo eso pareció pasar por su cabeza en ese momento en el que dejó en claro que sentía tener por fin el partido en sus manos.

Prematura alegría: Anderson exhibió otra de las cualidades que tiene su tenis –la valentía– y remontó hasta adelantars­e dos sets a cero. En una tarde que había sido muy agradable al sol y casi excesivame­nte fresca a la sombra, sobre el banco de Djokovic cayó un frío polar. ¿Otro golpe para sumar al de la derrota en la final de Roland Garros?

No. Djokovic es Djokovic, tan de goma en sus articulaci­ones como de acero en lo mental. Y Anderson es Anderson: demasiada presión en esa cancha 1 que recibió con un abucheo la decisión del juez de silla de suspender el partido hasta hoy por falta de luz cuando el partido estaba dos sets a dos (6-7, 6-7, 6-1 y 6-4).

Bastante distinto fue ayer el día de la otra gran favorita en Wimbledon, Serena Williams. El partido tuvo al final más carga emotiva que tenística, un 6-4 y 6-3 sobre su hermana mayor para instalarse en los cuartos de final, donde hoy probará a la bielorrusa Victoria Azarenka, en lo que se vive como mero prólogo de un potencial duelo con la rusa Maria Sharapova en las semifinale­s.

Lo más atractivo –y nada novedoso en el tenis actual– pasa por el torneo masculino, que hoy, salvo el final del Djokovic-Anderson, se toma descanso y ofrece los cuartos de final femeninos, pero mañana encara también los cuartos con partidos para entusiasma­r.

El croata Marin Cilic, último campeón del US Open, espera al serbio o al sudafrican­o para luchar por un lugar en las semifinale­s, aunque comparado con el Stan Wawrinka-Richard Gasquet, todo es aburrido. En un circuito en el que 45 de los primeros 50 jugadores pegan el revés a dos manos, el choque de dos de los mejores reveses a una mano que se hayan visto es para instalarse en el estadio y no moverse desde el principio y hasta el final. Gasquet, que está mostrando su mejor nivel en mucho tiempo, sacó ayer del torneo al australian­o Nick Kyrgios, que fue fiel a la polémica hasta el último instante. Tras la derrota por 7-5, 6-1, 6-7 (7-9) y 7-6 (8-6), un periodista le preguntó a Kyrgios por qué había tenido tantos problemas con la devolución ante un servicio como el de Gasquet. La respuesta fue un misil: “Te doy una raqueta a ver si podés devolverle el saque”.

Rival de Murray, el canadiense Vasek Pospisil triunfó por 4-6, 6-7 (4-7), 6-4, 6-3 y 6-3,puso fin al camino del serbio Viktor Troicki, que en pocos días estará en Buenos Aires para la serie de Copa Davis. Si lo hará acompañado de Djokovic es una incógnita aún.

El último choque de cuartos de final entre los hombres medirá a dos que ganaron muy fácil. Si Roger Federer arrasó al español Roberto Bautista Agut 6-2, 6-2 y 6-3 en uno de esos días de tenis perfecto que de tanto en tanto ofrece el suizo, el veterano francés Gilles Simon sacó del camino con inesperada facilidad al checo Tomas Berdych: 6-3, 6-3 y 6-2.

Aunque más inesperado fue lo que debió escuchar Berdych en su conferenci­a de prensa posterior:

Periodista: –¿Cómo te sentís tras el partido, te sentís en buena forma para jugar los cuartos? Berdych: –Perdón… ¿Disculpame? Periodista: –¿Crees que tu forma es lo suficiente­mente buena ya en los cuartos? Moderador: –Tomas perdió. Berdych [dirigiéndo­se al moderador]: –Él lo sabe, ¿no? ¿Se está burlando de mí?

Periodista: –No. Perdón, perdón…

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Reuters Becker, ayer, en el box de Djokovic, sufriendo por el serbio
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Becker, hace 30 años, cuando conquistó Wimbledon

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