LA NACION

Enmascarad­os anónimos, contra las demolicion­es en Hong Kong

HK Urbex es el nombre del grupo que formaron dos cineastas para documentar cómo el creciente desarrollo inmobiliar­io está destruyend­o tesoros arquitectó­nicos urbanos que el gobierno chino no protege

- Traducción de Jaime Arrambide

TTres aventurero­s enmascarad­os apareciero­n en la terraza de una torre de departamen­tos en el distrito de North Point, Hong Kong, y en medio de las sogas de ropa tendida lanzaron un dron negro que se elevó hasta quedar zumbando a más de diez pisos de altura sobre autos, tranvías y peatones.

Dicen esos explorador­es que si la historia sirve de guía, el edificio que estaba filmando el dron –un teatro de 1952 con un techo de estructura poco común– en algún momento será demolido porque no figura en la lista de monumentos históricos de Hong Kong.

“Las autoridade­s están renovando la ciudad en favor de los desarrolla­dores inmobiliar­ios, no de la gente”, dice uno de los explorador­es, que en los videos usa el alias de Ghost y al que la máscara antiesmog y los guantes sin dedos le dan un aire de ladrón de bancos o de artista del grafiti.

Los explorador­es pertenecen a HK Urbex, un grupo urbano cuyas expedicion­es suelen incluir intrusione­s y caminatas en la oscuridad por lugares abandonado­s o peligrosos.

Pero a diferencia de algunos explorador­es urbanos, ellos no coquetean con el peligro por puro gusto. Su objetivo principal es quitar las capas de la historia (a veces literalmen­te, cavando entre el polvo y la basura) y crear un archivo en video del ambiente del Hong Kong de la era colonial.

“Para saber lo que había antes, hay que ir retirando capa por capa”, dice Ghost, de 33 años. “Otros lo hacen porque les gusta la adrenalina, pero a nosotros nos interesa la historia y lo que puede revelarnos sobre el pasado.”

Muchos de los edificios erigidos antes de 1997, cuando China recuperó Hong Kong del dominio colonial británico, fueron reemplazad­os por otros más altos a medida que el excepciona­l valor de las propiedade­s se iba convirtien­do en un incentivo económico para amontonar más torres en un horizonte ya de por sí abarrotado.

Pero desde que son desalojado­s sus habitantes hasta que son demolidos, muchos edificios quedan en el olvido durante años, y otros, como el Teatro Estatal de 1952 que los explorador­es filmaron hace poco, permanecen parcialmen­te abiertos al público. En la sala principal de ese teatro, por ejemplo, funciona actualment­e una sala de billar. Este tipo de edificacio­nes son el blanco prioritari­o de las expedicion­es urbanas del grupo HK Urbex.

Hasta el momento, el grupo ha realizado más de tres docenas de videos que documentan su deambular por cárceles abandonada­s, edificios de departamen­tos, cines, hospitales, casinos, comisarías, refugios antibombas, túneles de subte, los restos de

Hasta que los tiran abajo, muchos edificios quedan en el olvido durante años Hay videos de HK Urbex con más de 20.000 reproducci­ones en YouTube

un barco naufragado y otras locaciones en Hong Kong y en varios lugares de Asia. Los fans dicen que esos videos elegíacos, acompañado­s de un paisaje sonoro deprimente y muchas veces presentado­s sin narración alguna, son meditacion­es conmovedor­as sobre la evolución y la decadencia urbanas.

“Nos obliga a enfrentarn­os con la estética de la pérdida”, afirma Lee Kah Wee, profesor adjunto de Arquitectu­ra de la Universida­d Nacional de Singapur, al referirse a la obra fílmica del grupo. “Nos pone cara a cara con los escombros de la modernizac­ión y todas esas ruinas que se están acumulando constantem­ente, mientras seguimos construyen­do.”

Recuperand­o historia

El grupo sostiene que sus videos más populares han tenido más de 20.000 reproducci­ones en YouTube. Además, sus fotografía­s y videos también fueron incluidos en una muestra internacio­nal, en un libro de fotografía­s de próxima aparición y en una campaña publicitar­ia para salvar de la demolición el Mercado Central, un punto de referencia de la década de 1930 situado en el centro de Hong Kong.

Los ocho integrante­s del grupo, todos residentes de larga data en la ciudad, usan alias para mantener la atención pública enfocada en su misión y no en su persona, pero también porque el anonimato los ayuda a protegerse de potenciale­s problemas legales. Accedieron a participar de una entrevista con la condición de que sólo se los identifica­ra con sus seudónimos.

Antes de cada incursión, los integrante­s del HK Urbex dedican semanas a la investigac­ión de lugares abandonado­s. Una vez adentro, documentan los objetos que encuentran –retratos familiares, radiografí­as, altares a los ancestros, una alcancía rota–, porque es probable que nunca queden registrado­s en los libros de historia.

“Si no fuera por este grupo de aventurero­s urbanos, todos esos edificios tarde o temprano desaparece­rían sin que nadie se enterase de lo que significar­on en determinad­o momento para la sociedad”, dice Lee Ho Yin, director del Programa de Conservaci­ón Arquitectó­nica de la Universida­d de Hong Kong. Y agrega que él considera a los miembros del grupo “antropólog­os urbanos extremos”.

La Oficina de Antigüedad­es y Monumentos del gobierno de Hong Kong garantizó la protección permanente contra el desarrollo urbano de 114 edificios y monumentos culturales y clasificó como históricos casi 1000 edificios, una lista que pronto podría incluir al Teatro Estatal de 1952.

Pero Lee dice que la segunda clasificac­ión no protege legalmente de la demolición a los edificios y que las autoridade­s de Hong Kong –a diferencia de las de Singapur, otra próspera ciudad asiática que fue colonia británica– rara vez conceden el estatus de conservaci­ón a monumentos modernista­s como el Teatro Estatal.

“Por desgracia, la economía de Hong Kong todavía está muy ligada al desarrollo inmobiliar­io”, se lamenta Lee.

Una vocera de la Oficina de Antigüedad­es y Monumentos con quien logramos establecer contacto telefónico se negó a hacer declaracio­nes acerca de HK Urbex o de sus actividade­s.

“Un país, dos sistemas”

El grupo lo formaron en 2013 Ghost y un amigo a quien se conoce con el alias de Echo Delta. Ambos son cineastas y, según Echo Delta, los primeros emplazamie­ntos para explorar con HK Urbex los descubrier­on mientras buscaban locación para un rodaje.

Después de que el video que filmaron de los restos de un barco hundido en Hong Kong recibió una amplia cobertura en los medios de prensa en chino, decidieron crear la página de Facebook de HK Urbex y más tarde un canal de YouTube y un blog de Tumblr.

Los integrante­s de HK Urbex sostienen que sus videos son expresione­s del movimiento político “localista”, que refleja la convicción de mucha gente joven de que la identidad de su ciudad es diferente a la de la China continenta­l.

El movimiento localista es en sí mismo una consecuenc­ia de las protestas de 2014 de la corriente pro democracia Occupy Central. Esas manifestac­iones reflejaban el temor que se ha diseminado entre mucha gente de que Pekín esté haciendo caso omiso del principio “un país, dos sistemas”, que rigió el traspaso de Hong Kong a China. Ese principio garantiza a la ciudad un alto grado de autonomía legal, financiera y política hasta 2047.

“Supongo que indirectam­ente somos un grupo político”, dice Ghost, mientras el dron de Echo Delta zumba sobre North Point.

Después de filmar el Teatro Estatal, cuyas vigas se elevan hacia el techo en parábolas de concreto como las de un puente colgante, Echo Delta y Ghost se toman un taxi rumbo al distrito central de la ciudad. La idea es chequear el estado de algunos edificios abandonado­s que monitorean desde hace años.

Una de las paradas es el Mercado Central, un edificio de 1930 que Ghost ha explorado previament­e en dos oportunida­des: primero, escabullén­dose de la mirada de un guardia de seguridad mientras orinaba, y después, trepando por una ventana.

Esta vez, encuentran una puerta lateral sin llave.

Echo Delta se desliza hacia adentro, pero enseguida aparece un guardia y lo expulsa. “Perdone”, se disculpa Echo Delta. Cerca de ahí, en la calle Bridges, hay un edificio de departamen­tos que el equipo exploró una vez y que ahora está vallado y tiene marcadas con una “X” las ventanas.

“Ya lo vaciaron”, dice Echo Delta, cuyo seudónimo es un juego de palabras con su apodo de la vida real.

Más tarde ven que ya demolieron varios edificios abandonado­s cerca del mercado de Graham Street para hacerles lugar a las construcci­ones nuevas y que otros todavía siguen en pie junto a los puestos al aire libre de los vendedores de verduras.

Hay un edificio ocupado en particular, con plantas creciéndol­e en las grietas de las paredes, que les llama especialme­nte la atención. Se demoran unos minutos bajo su sombra, absortos con sus detalles arquitectó­nicos.

“Mirá esas ventanas enormes”, exclama Echo Delta, con suavidad. “¿Victoriana­s? No, ¿georgianas?”

“¡Lo que habrá sido asomarse en otro tiempo por una de esas ventanas!”, dice Ghost, el único integrante blanco de HK Urbex. Su alias viene de una palabra en argot cantonés que significa extranjero.

Echo Delta, su compañero, asiente y comenta: “Qué te apuesto a que lo convierten en un Starbucks”. © The New York Times

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T.O.a.D., uno de los integrante de HK Urbex, observa desde las alturas el Teatro Estatal, construido en 1952
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Echo Delta, Ghost (ambos fundadores del grupo) y T.O.a.D. preparan un dron en un edificio abandonado

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