Ingresó un 20,5% menos de tránsito durante enero
La Ciudad monitorea desde noviembre el flujo en nueve accesos
El tránsito en las calles porteñas suele apagarse al llegar el fin de año para terminar de extinguirse en enero. Estas observaciones tienen ahora por primera vez datos duros que las respaldan. Entre noviembre y enero pasados, el ingreso diario de automóviles se redujo un 20,5% en promedio, de acuerdo con mediciones realizadas en nueve puntos de acceso a la Capital, con caídas que llegaron al 42%. Significó 73.500 vehículos menos. Ya en diciembre la curva empezó a marcarse: la variación media entre enero y ese mes alcanzó 11%, o 46.000 rodados menos.
La información proviene de la Secretaría de Tránsito y Transporte porteña, que desde hace varios meses realiza un monitoreo diario de los ingresos más importantes por medio de cámaras que controlan la cantidad de vehículos en circulación. Son 12 los puntos (tres sobre un mismo camino, la autopista Illia), distribuidos en tres zonas. Si bien por ellos pasa la mitad de los automóviles que entran en la ciudad (entre 800.000 y un millón por día), los números son suficientes para obtener una mirada global sobre el flujo del tránsito y desarrollar soluciones para mejorar la seguridad vial.
En todo el anillo perimetral que rodea la Capital existen 60 ingresos que se irán incorporando al sistema de medición. Entre ellos, los que concentran un tráfico intenso los días hábiles: los ubicados en la autopista Buenos Aires-La Plata y en la traza Perito Moreno-Dellepiane-25 de Mayo. La Ciudad prevé terminar 2017 con 28 accesos monitoreados y sumar los demás el próximo año. Además, ya funciona un sistema de medición del comportamiento del tránsito en las vías internas.
Las cámaras instaladas miden los flujos de vehículos. En algunos accesos se están incorporando otros dispositivos que ofrecen un nivel de exactitud más elevado: permiten analizar datos como tipo de vehículo (autos, colectivos o camiones), velocidad promedio, sentido de circulación, tiempos de viaje y conflictos en intersecciones, entre otros, que son mostrados en tiempo real en una interfaz.
Tecnología
“La incorporación de nueva tecnología permite entender la dinámica del tránsito sobre la base de datos reales. Es una herramienta vital para la planificación de la movilidad –dijo el secretario de Transporte, Juan José Méndez–. También sirve para tomar decisiones que respondan a la necesidad de los seis millones de personas que se mueven todos los días por la ciudad.”
Los accesos monitoreados se dividen en tres grupos. En la zona sur involucran las avenidas 9 de Julio Sur y Sáenz; en el norte incluyen la autopista Illia, las avenidas Del Libertador, Constituyentes, Cabildo y Donado, y en el Oeste, las avenidas Rivadavia, Juan Bautista Alberdi y Juan B. Justo. En todos estos sitios se tienen mediciones al menos desde los últimos tres meses.
La Secretaría de Transporte considera noviembre un mes representativo del flujo vehicular en la ciudad; ya en diciembre, enero y febrero aparecen variaciones en comparación con el resto del año debido al verano. La comparación concluyó que el pico de entrada a la ciudad por las tres zonas se concentra entre las 8 y las 12.
Como se dijo, entre noviembre y enero hubo una caída promedio del 20,5% de circulación: una merma de 358.000 a 284.500 vehículos. En la nueva bajada de Rodríguez Peña de la autopista Illia, la reducción fue del 42%, la más brusca de todo el análisis, contra el 15% promedio de esa vía rápida.
En el Sur, el ingreso bajó 25% en promedio; en el Norte, decreció 18%, y en el Oeste cayó un 22%. “Todos los días se duplica la cantidad de gente en la ciudad y queremos ir conociendo cómo se movilizan, saber el detalle fino de lo que sucede en cada arteria para ver en qué cosas se puede optimizar la circulación”, explicó Méndez. “Ayuda para decidir dónde invertir el próximo peso sabiendo cómo se comporta el flujo de tránsito”, agregó.
Similar medición se está aplicando en el macrocentro, donde ya rige la restricción vehicular. La información permitirá trazar una comparación de la circulación actual de vehículos respecto de lo que ocurría antes de la limitación (habría una reducción de 70%), además de planificar e iniciar obras viales de alto impacto. Por ejemplo, el Paseo del Bajo, un proyecto decidido en gran parte por la evaluación del flujo de tránsito.