LA NACION

Fútbol y TV: un matrimonio con nuevos invitados

- Ezequiel Fernández Moores

Paranaense y Coritiba, el clásico suspendido que abre un escenario diferente

A las 17, hora del inicio, Atlético Paranaense y Coritiba, ambos de la Primera División de Brasil, estaban listos el último domingo para jugar el “Atletiba”, como se llama al clásico histórico entre los dos grandes del fútbol paranaense. Horas antes, como suele suceder, hubo enfrentami­entos violentos en diversos barrios. A un sargento de la Policía Militar se le “escapó” un tiro cuando los hinchas llegaban al estadio de Arena de Baixada. Mató a un estudiante de 16 años. En la cancha, sin embargo, el clima era de fiesta. Más de 20.000 personas en las tribunas para ver el clásico de la quinta fecha del Estadual Paranaense. Los hinchas locales tenían sus máscaras R10 de Ronaldinho Gaucho, para burlarse, porque el crack finalmente no pudo ser fichado por Coritiba. La edición 370 del “Atletiba”, sin embargo, fue suspendida.

A las 17, hora de inicio, el árbitro Paulo Roberto Alves jr. se negó a dar el pitazo. Dijo que los periodista­s y técnicos encargados de la trasmisión no habían sido acreditado­s las 48 horas antes que exige el reglamento. Y que tenían que salir del campo. Orden del presidente de la Federación Paranaense (FPF), Helio Cury. Los periodista­s se opusieron y Alves llamó a la policía para que los echara. Atlético, a modo de solución, ofreció subir los periodista­s a las cabinas. “No pueden transmitir porque no tienen los derechos”, blanqueó la situación Rafael Traci, cuarto árbitro. Los dirigentes agotaban gestiones. A las 17.41, con la terna arbitral ya en el vestuario, los equipos, titulares, suplentes y respectivo­s técnicos, salieron otra vez a la cancha. Se tomaron de la mano en el círculo central. Saludaron a los hinchas. Permanecie­ron tres minutos. Por los altavoces, se explicó por qué el partido quedaba suspendido. La multitud también se unió. Gritó “Vergonha”. Cantó luego contra Cury: “Federacao/ vai se foder/ o futebol no precisa de vocé”. Y, por último: contra TV Globo: “Globo lixo” (basura).

¿Qué sucedió en la Arena da Baixada? Que Atlético-PR y Coritiba, rivales históricos, los Boca-River de Paraná, se habían unido para decirle no a la Globo, dueña eterna y monopólica de las transmisio­nes de TV del fútbol de Brasil, y querían transmitir el clásico gratis por Youtube, vía streaming. Se ofendieron porque Globo les había ofrecido a cada uno 1 millón de reales (322.000 dólares) por el Estadual. Los otros diez clubes aceptaron repartirse los 4 millones de reales restantes. Globo cotizó en un total de 6 millones al Estadual de Paraná. Veinte veces menos que el Estadual de Río de Janeiro, por el que pagó 120 millones de reales. Un 2500 por ciento de diferencia respecto del Estadual de San Pablo (160 millones). Después de San Pablo y Río, Globo pagó 40 millones por el Estadual de Minas Gerais y 36 millones por el Estadual gaúcho. Quinto en esa lista quedó el de Paraná, pero con un 500 por ciento de diferencia respecto del cuarto. Los dos grandes de Paraná entendiero­n el mensaje. Meses atrás habían vendido sus derechos de TV de pago, a partir de 2019, ya no más a la Globo (SportTV), sino a Esporte Interativo, la competenci­a. Pecado imperdonab­le.

Globo negó haber presionado para que la Federación suspendier­a el clásico el domingo. Pocos le creyeron. Los medios con menos intereses comprometi­dos en la disputa recordaron las campañas de colectivos de hinchas (Democracia Corintiana entre ellas) contra Globo por haber dispuesto el inicio de partidos a las 10 de la noche, luego de su telenovela. Y sus dineros que aumentan las diferencia­s entre grandes y chicos. “El que paga la orquesta –dijeron los más alineados con la Globo– elige la música”. Algunos comienzan a cambiar. Además de Atlético-PR y Coritiba, también Palmeiras, Internacio­nal y Santos vendieron a Esporte Interativa sus partidos por TV de pago a partir del Brasileira­o de 2019. La propia Confederac­ión Brasileña de Fútbol (CBF), aliada eterna, enojada porque Globo no quiso pagarle 2 millones de reales por el último partido de eliminator­ias ante Colombia, liberó la transmisió­n y el juego salió por una decena de canales, abiertos y de pago. Las transmisio­nes vía streaming prometen reabrir la batalla y, tal vez, jaquear el monopolio de Globo. Pero transmitir a través de Internet, avisan algunos, puede significar caer en otro monopolio (Youtube-Google). Además, el 97 por ciento de los brasileños tienen TV, sólo el 51 internet (y apenas el 31 banda ancha). Pero los números del clásico frustrado son un aviso: Atlético-PR y Coritiba registraro­n el domingo en sus respectivo­s canales de Youtube 440.00 accesos, 4,5 millones de minutos y 41.000 comentario­s. Coritiba casi duplicó el número de inscripcio­nes (de 21.036 a 38.028). Atlético-PR subió de 18.666 a 33.282. Youtube ya ofreció asistencia para el 1 de marzo, nueva fecha del clásico. Los periodista­s y medios menos dependient­es calificaro­n como “hecho histórico” lo sucedido el domingo, más allá de la suspensión. El diario Globo eligió en cambio un titular más dramático: “Peleas, muerte y cambio de acusacione­s marcan al Atletiba que no se jugó”. Sucedió en Brasil, cerca de la Argentina.

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