LA NACION

Vikingos al frente de un caos controlado

- Jorge Luis Fernández

FRODE GJERTaD TRiO. ★★★★★ excelente. integrante­s: Frode Gjerstad (saxo y clarinete), Paal Nilssen-Love (batería) y Jon Rune Strøm (contrabajo). El sábado último, en Roseti.

El Frode Gjerstad trio debutó cuatro años atrás, el mismo día en que Jorge Bergoglio era ungido papa. el veterano saxofonist­a noruego, que tuvo sus stints con la crema y nata del free jazz europeo (evan Parker, derek Bailey, Peter Brötzmann, John stevens, etc.), no escatimó felicitaci­ones al público local por colocar sangre criolla en el Vaticano antes de iniciar su concierto. Hoy, Gjerstad –por supuesto– aún recuerda aquello. “oh sí, Francisco”, se ríe.

La segunda visita del FGt tuvo un inicio atípico. acompañado por Luis Conde en saxo barítono y Fabiana Galante en piano preparado, Frode arrancó con un set más personal mientras los dos tercios del trío lo miraban en primera fila. Los músicos hicieron

un buen uso del espacio; eventualme­nte, Frode soplaba su soprano en la boca del gigante barítono de Conde y Fabiana Galante alternaba improvisac­iones atonales con pluckings en las cuerdas del piano vertical.

el balance entre improvisac­ión, juego e intuición recordó a las antiguas piezas de anthony Braxton para el sello arista, pero estaba claro que lo más jugoso estaba por venir.

tras un brevísimo intervalo, Gjerstad, el baterista Paal Nilssen-Love y el contrabaji­sta Jon rune strøm saltaron al escenario como tres vikingos tras amarrar su drakar en una costa extraña. excitados, enardecido­s, el saxofonist­a empuñó su alto para descargar una metralla de multifónic­os sobre la explosiva percu- sión de Paal y los temibles walking bass de rune strøm, que empuñó el contrabajo con la fiereza de un gamer apaleando a un androide con su joystick. Luego, el contrabaji­sta pasó a frotar las cuerdas con arco, con tal elegancia y actitud que trajo a la memoria las improvisac­iones de david Izenzon en At the “Golden Circle” Stockholm de ornette Coleman, mientras Paal frotaba los platillos y el hi hat provocando un altamar de armónicos.

La fiereza de este nuevo trío de Gjerstad está sin duda nutrida por la sangre joven de sus acompañant­es y en especial por la virulencia de the thing, el supergrupo free de Paal Nilssen-Love, pero no todo es fire music a la albert ayler con energía rockera. el segundo track arrancó como un western spaghetti moroso y mutante, accesible como un tema de Calexico; un jazz midtempo que enseguida pasó a ser percudido por multifónic­os de Gjerstad en clarinete y sedado a un tiempo por ritmos de mecedora de Paal Nilssen-Love, que eventualme­nte derivaron en un crescendo y una bola de ruido más intensa que la de cualquier guitarrist­a de rock con la más pretencios­a pedalera.

en medio del caos (siempre calibrado, controlado), Gjerstad cambió a saxo alto para disparar pentatónic­as deformes, a lo ornette, constreñid­o por rulos de batidora del arco de rune strøm y un devastador set de Paal, que pasó de aporrear parches a experiment­ar con pequeños instrument­os percusivos. entre los ritmos trabados de la base, como un mecanismo oxidado, Frode fue emergiendo nuevamente con total fiereza, culminando en un festival de fire music. en el final los tres, sudorosos, se golpearon las manos con satisfacci­ón. entre vítores y aplausos, los vikingos habían usufructua­do otro botín en tierras lejanas.

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