Biblioteca de Victoria
En la sección Ideas del domingo 12, el periodista Diego Erlan se pregunta “¿Adónde van las bibliotecas de los escritores?”. Con respecto a Victoria ocampo, la respuesta contenida en el artículo es errada e incompleta.A la muerte de la escritora, su biblioteca (más sus papeles personales, fotografías y documentos) se encontraba repartida entre su casa (hoy propiedad de la Unesco por decisión de Victoria) y las oficinas de Sur. Por acuerdo entre esa entidad y la Fundación Sur (creada por Victoria en 1963 y heredera de la editorial y revista Sur), ambas porciones de la biblioteca se unificaron en Villa ocampo, en San Isidro. Hoy ese repositorio se encuentra catalogado, digitalizado y disponible para escritores y estudiosos. Es uno de los pocos casos, si no el único, de unificación (antes que dispersión) de una biblioteca de esa naturaleza. Lo ocurrido es el resultado de la tarea de intelectuales de fuste que integraron la fundación y conservaron su acervo: Gregorio Weinberg, Adolfo de obieta, Miné Cura, Alberto Rodríguez Galán y, sobre todo, el inolvidable monseñor Eugenio Guasta, un hombre insigne de la cultura argentina. Lo que se encuentra en Harvard son los originales de la correspondencia de Victoria ocampo, depositados allí por la propia escritora, quien se preocupó para que copias exactas de todos esos documentos quedaran en manos de la Academia de Letras y de la Fundación Sur. Las “34 cajas” que menciona el artículo no son otra cosa que el repositorio técnico donde se encuentran esos documentos, perfectamente asequibles en la Argentina. La Fundación Sur los publica sistemáticamente. Juan Javier Negri
Presidente Fundación Sur
javier_negri@negri.com.ar