Una apuesta de riesgo que triunfa de formas inesperadas
el amor se hace
★★★★ (kiki, el amor se hace, españa 2016). dirección: Paco León. Guión: Paco León y Fernando Pérez, basado en la película de Josh Lawson. FotoGraFía: Kike de la Rica. edición: Alberto de Toro. elenco: Paco León, Ana Katz, Belén Cuesta, Candela Peña. duración: 102 minutos. caliFicación: apta para mayores de 16 años con reservas. E
sta es una comedia romántica española con varios personajes, con distintas historias que casi no se cruzan, basada en una película australiana de 2014 y dirigida por Paco León, actor que se volvió director hace algunos años. Toda una apuesta de riesgo que triunfa de formas inusuales, inesperadas.
a partir de diversas obsesiones, problemas o parafilias sexuales –con objetos, situaciones, actividades o individuos atípicos–, El amor se hace plantea sus variados conflictos: la pareja con el deseo desgastado, la pareja con un pasado traumático, la chica fanática de ciertos tipos de tela, la pareja que no puede tener hijos y ella no puede llegar al orgasmo, la chica que se excita especialmente en situaciones muy específicas.
Los conflictos nucleares se rodean de algunas otras situaciones secundarias que sirven para hacer avanzar las historias, para presentar contextos y también como descompresión cómica (las que rodean a la historia del médico, sobre todo).
Cualquier dirección poco convencida de su material podría haber jugado las fichas al mero avance argumental y el estiramiento de los conflictos, a la tensión artificial que podrían generar las preguntas acerca de cómo va a terminar cada línea del guión. Pero Paco León sabe que es mejor que confiemos en su mirada, y hacer funcionar cada escena en particular, en su propia lógica, más allá del “suspenso romántico”, aunque sin resignar nunca la cohesión. en ese sentido, la exactitud de gestos, dudas, miradas y gritos del equipo actoral, sobre todo del propio León, ana Katz, Belén Cuesta, Candela Peña y Luis Callejo (también presente en otra recomendable película española reciente, Tarde para la ira), es fundamental para los logros de esta comedia singular, que no cree en las gastadas fórmulas del “doble sentido sexual”, sino en la multiplicidad del sexo, en los caminos diversos.
está muy lejos de ser menor el logro de León, porque la comedia romántica es difícil, y porque es aún más difícil hacerla con muchos personajes. además, León actúa, dirige y escribe una comedia romántica de sexualidad encendida y bastante frontal, y en el camino no solamente se equivoca muy poco –algún tono actoral de la historia de la pareja más joven, algún desliz rítmico–, sino que presenta, en forma de película inusualmente disfrutable, un modelo posible, viable para la actualidad del género.