LA NACION

Maduro lanza una campaña contra las “mafias panaderas”

VENEZUELA. El chavismo desplegó inspectore­s para forzar el aumento de la producción y reducir las colas; ya se registraro­n arrestos y expropiaci­ones

- Daniel Lozano

CARACAS.– El gobierno bolivarian­o pasó al ataque directo contra los panaderos el domingo pasado, después de más de un año de escarceos, y convencido de que enfrenta la última batalla de una guerra inexistent­e. “Todo el peso de la ley debe caer contra los que especulan con el trigo. Vamos con todo para neutraliza­r las mafias panaderas”, clamó Nicolás Maduro, quien culpa a oligarcas y opositores, apoyados por el Imperio, de conformar el ejército enemigo.

El despliegue por toda Caracas de inspectore­s, guardias nacionales, milicianos, comunas populares y las unidades de batalla Bolívar Chávez, a las órdenes del vicepresid­ente Tareck El Aissami, se cobró ayer sus tres primeras “víctimas”. Dos panaderías en el centro y el oeste de la capital, Mansion’s Bakery e Inversione­s Rol 2025, fueron expropiada­s de forma provisiona­l y entregadas al “pueblo”, los famosos CLAP, comités locales de abastecimi­ento dirigidos por dirigentes comunales afines a la revolución.

La acusación esgrimida por Williams Contreras, director de la Superinten­dencia de la Defensa de los Derechos Socioeconó­micos (Sundde), es que las baguettes, que deberían pesar 180 gramos, sólo llegan a los 140. “Y las cobran como de 180”, añadió indignado el jefe de los inspectore­s. El gobierno exige además que se distribuya pan durante todo el día, que no se formen colas y que el 90% de la harina se dedique a la producción del pan a precio regulado.

Horas más tarde se supo que otra conocida panadería, La Condesa, también fue fiscalizad­a por los inspectore­s, que detuvieron a dos de sus encargados bajo la acusación de “boicot, acondicion­amiento y usura”.

El gobierno chavista culpa a los panaderos de las colas, que ya forman parte del paisaje urbano. Pero la realidad es muy distinta. La escasez de harina obliga al sector panadero a racionar el pan desde hace más de cuatro años, fecha en la que el Estado, que conserva el monopolio de la materia prima, comenzó a fallar en su importació­n. El pan se ha convertido en alimento clave en la Venezuela del desabastec­imiento, la inflación y el hambre: llena los estómagos a precio muy asequible.

Desde la embestida del pasado domingo, los panaderos se las han ingeniado para esconder las colas, ya sea en el interior de los locales o gastando toda la harina almacena- da para evitar las expropiaci­ones. Nada se sabe de los miles y miles de toneladas de harina rusa que Vladimir Putin prometió a Maduro antes de Navidad.

“Sépanlo todos los que están poniendo a nuestro pueblo a sacrificar­se en una cola que no lo vamos a permitir, así que entran por el carril o entran”, amenazó Carolina Cestari, jefa del gobierno de Caracas, un organismo inventado por Hugo Chávez para arrebatar sus competenci­as a la Alcaldía Mayor de la capital.

La Federación Venezolana de Industrial­es de la Panificaci­ón y Afines (Fevipan) insiste en que son la falta de materias primas y los sobrepreci­os de éstas los que han provocado las colas de todos los días. El gobierno obliga a vender las baguettes a precios regulados, muy por debajo de su precio real, lo que genera pérdidas económicas a los panaderos. Para mantener el negocio en pie, los industrial­es del pan emplean parte de la harina en producir otro tipo de pan y las tortas.

Los cálculos del gremio son que el 80% de los panaderos tienen sus inventario­s de harina al mínimo. “Burócratas que no saben nada del pan pretenden dirigir la producción del pan”, criticó el diputado opositor José Guerra.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina