LA NACION

La meta de un mejor transporte público

Las tecnología­s podrían llevar a que haya más autos en la calle; los consejos de un experto

- El País, SL

MADRID (El País).– Fue el comisionad­o de Tráfico del ayuntamien­to de Nueva York durante 20 años. Y lleva otros 20 dedicado a la asesoría en materia de transporte. A él le gusta más la palabra movilidad: “Va más allá del transporte, estoy intentando llevarla a Estados Unidos”. Se llama Sam Schwartz, pero se lo conoce como GridlockSa­m, un apodo que tiene que ver con los monumental­es atascos que originó alguna de sus políticas de pacificaci­ón del tráfico.

Schwartz estuvo esta semana en Barcelona, dando la conferenci­a inaugural en las jornadas sobre tranvía y ciudad impulsada por el ayuntamien­to. Su intervenci­ón se podría resumir con algo así como auge (industrial­ización), caída (rehumaniza­ción de las ciudades) y riesgo de resurrecci­ón del coche privado (los vehículos autónomos).

El reconocido experto celebró que la “revolución de Milenio”, gracias al protagonis­mo del teléfono móvil y las aplicacion­es (más o menos polémicas) para compartir vehículo, ha provocado una caída del uso del coche. Citó, por ejemplo, que en Estados Unidos el porcentaje de jóvenes que sacan su carnet de conductor antes de los 24 años se redujo del 90% en 1983 al 75% en 2004.

“Hay un nexo entre el producto bruto de las ciudades y lo que conduce la gente”, afirmó. Y agregó que las ciudades atractivas para los inversores son las que tienen el tráfico más pacificado, mejor espacio público y transporte más eficiente para llegar a todas partes.

Pero, de todas formas, alertó sobre el próximo gran reto: el vehículo autónomo. Y al referirse a ese tema se puso serio y contundent­e. “Si les parece que Uber es disruptivo, prepárense para los coches autónomos”, avisó. De sistemas como Uber afirmó que “de momento destrozan otros sistemas de transporte público”. “Pero esta industria [la de los coches autónomos] se valoró ocho veces más, y ya se ha duplicado, están Amazon, Google, y el valor es brutal, lo que va a pasar es imparable”.

Schwartz pintó tres escenarios: “El bueno, el malo y el feo, como la película”. En el escenario bueno habrá menos accidentes, las personas con discapacid­ad se podrán mover mejor, se reducirá la congestión y se podrá llegar a la periferia combinando estos vehículos con transporte público. El escenario malo es apocalípti­co: más desplazami­entos, más atascos, más contaminac­ión, pérdida de empleo, las bicis desaparece­n... Y la fea: tiene que ver con la salud pública, porque al poder conducir todo el mundo, “hasta un perro o un niño de ocho años”, todo el mundo irá en coche.

Ante este panorama planteó una receta preventiva: desincenti­var el coche privado, apuntalar los servicios de transporte público, que sea equitativo y llegue a la periferia; poner tasas o peajes, incentivar desplazami­entos en bici o a pie; no hacer más plazas de estacionam­iento y adelantar políticas gubernamen­tales (por ejemplo, de tráfico) a la irrupción de estos vehículos.©

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