Soñadores en busca de mejoras
Hay personas que ocupan un lugar valioso en la sociedad por su espíritu generoso, su capacidad de enfrentar realidades adversas y crear, también, vínculos positivos para otros emprendimientos. Uno de ellos es Juan Carr, que ha sabido superar dificultades para acceder a los objetivos buscados y ahora se propone una nueva meta: hacer posible una escuela de líderes. La imaginación de este conocido promotor de distintas obras de mérito ahora está consagrada a desarrollar una escuela dedicada a preparar hombres y mujeres capaces de llevar a cabo los procesos de cambio que sean necesarios.
Ha destacado el mismo Carr que, según las demandas actuales, hace falta no sólo un líder, sino un equipo de líderes con auténtico interés moral por la sociedad. Es oportuno informar que la Escuela de Líderes para la Comunidad tuvo iniciación en el año anterior a través de una acción conjunta entre la Red Solidaria conducida por Carr y el Club Atlético River Plate y su presidente, Rodolfo D’Onofrio.
Al hacer referencia a quienes poseen condiciones para dirigir, señaló también Carr que nuestro país está poblado de soñadores jóvenes, verdaderos ciudadanos que potencialmente son “una sociedad de líderes”. La Argentina los posee, “aunque nos cuesta encontrarlos”.
Surge entonces la pregunta acerca de las características que los distinguen. La respuesta de Carr está de acuerdo con su planteo. Por lo tanto se habrán de “distinguir por su humildad”. De ahí que, ante la pregunta de cómo identificar a las personas y los equipos buscados, la respuesta sea observar “que obren con humildad. La escuela debería tener dos materias: humildad uno y humildad dos”.
Carr destaca el valor y la generosidad que muestra nuestro pueblo en situaciones de peligro. A continuación pone un ejemplo de relieve: el fuego, por ejemplo, consume bosques, pero se necesita estar capacitado y saber actuar para afrontar la catástrofe.
Antes, la Red Solidaria se movilizaba en ocasiones críticas. Ahora, señala Carr, se revela un cambio de actitudes, que no se limitan a expresar emociones, sino que procuran superar el riesgo, organizar la ayuda, consolidar el auxilio. En suma, soñadores que buscan, en verdad, una realidad mejor a partir de la necesidad de promover una cultura de la participación.