Prat-Gay, muy aplaudido
Agasajado por radicales, no descartó ser candidato.
Un aplauso estalló apenas ingresó en el restaurante Lalín, un clásico reducto del radicalismo. Un militante, pícaro, le acercó una ficha de afiliación al partido. Alfonso Prat-Gay sonrió. Al ex ministro de Hacienda y Finanzas se lo notaba cómodo en ese mítico ambiente de “boinas blancas” y, micrófono en mano, habló por primera vez desde que dejó su cargo, en diciembre pasado, por decisión del presidente Mauricio Macri. Se lo vio en pose de candidato. “Estaré en el lugar donde Cambiemos crea que puedo hacer un aporte”, deslizó, sin descartar nada.
Escoltado por el ex diputado José Bielicki, fundador del Grupo Progreso, Prat-Gay reivindicó sin autocríticas su gestión. Pese a que el Indec reveló esta semana una caída en el PBI del 2,3% en 2016, insistió que el país “salió de la recesión en el segundo semestre de 2016” y que, en ese lapso, bajaron la desocupación y la inflación. Elogió la continuidad del gradualismo económico –un sello de su gestión–, exaltó que su sucesor Nicolás Dujovne haya planteado metas fiscales muy similares a las suyas y, en este punto, marcó otra vez diferencias con el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, al criticar la “dureza” de la política monetaria.
“El tipo de cambio está ligado a la política fiscal. Cuando la política monetaria es laxa y la política monetaria dura, la consecuencia es que el tipo de cambio es bajo, más bajo de lo que debiera ser. La pregunta que hay que hacerse es si hay margen para menos gradualismo en lo fiscal (yo creo que no) y si hay espacio para menos dureza en lo monetario. Ustedes saben lo que yo opino”, sostuvo.
Prat-Gay también relativizó el índice de inflación del 41% interanual en la Capital. “Nosotros fijamos una meta de inflación para 2016 y todo el mundo se nos rió. Cuando se discute inflación parece que todo se circunscribe a la Capital, donde más repercutieron las alzas de tarifas. Pero si observa el índice de inflación de San Luis de febrero pasado, tiene una variación interanual de 26%. La pifiamos por dos meses, en vez de diciembre, sucedió en febrero. Con la herencia que recibimos, merecemos una palmada”, indicó.
Respecto del desempleo, insistió en que durante el segundo semestre de 2016 se crearon 85.000 puestos de trabajo. “Todos los indicadores, desde agosto pasado, muestran una recuperación. En este ambiente, no se entiende el paro general del próximo 6 de abril. Es muy difícil explicarlo, salvo desde lo político”, enfatizó.
Como era previsible, el ex funcionario exaltó los hitos de su gestión: la salida del cepo cambiario, la negociación con los holdouts y el blanqueo impositivo. “Fue el más grande de la historia argentina y universal”, exclamó.
A lo largo de su discurso, PratGay reivindicó su pertenencia a Cambiemos y, si todavía guarda rencor por su intempestiva salida del Gobierno, lo disimuló bien. Pero en los silencios y en los matices de sus palabras se entrevén las diferencias. Prácticamente no mencionó al presidente Macri (salvo al final) y en todo momento habló del “gobierno de Cambiemos” que, sostuvo, debe “transformarse en una alianza electoral, en una alianza política en serio”. Un reclamo idéntico al del radicalismo.
“Sin el aporte del radicalismo hubiera sido imposible derrotar al kirchnerismo en 2015 ni gobernar durante el primer año de Cambiemos”, exaltó.