Con un aura diferente y mágica
muy bueno. autor: adaptación de César Brie de la novela La Mansa, de Fiódor Dostoievski. dirección: César Brie. elenco: Abril Piterbarg e Iván Hochman. asistencia de dirección: Florencia Michalewicz. vestuario: Carolina Ferraioulo. escenografía: Duilio Della Pittima. música: Pablo Brie. funciones: viernes, a las 21. sala: El Extranjero. duración: 60 minutos
La sutileza y la profundidad. La austeridad de recursos y la capacidad de evocar. el amor y el dolor. desde que César Brie, reconocido director teatral y fundador del Teatro de los andes, en Bolivia, decidió volver a instalarse en Buenos aires, montó en distintas salas independientes propuestas estéticas de una enorme evocación poética, con altos grados de abstracción y muy capaces de generar resonancias íntimas en el espectador, que no siempre son conscientes ni voluntarias. Por cualquiera de estos motivos, sus espectáculos se han vuelto una experiencia poderosa para un público que busca ser movilizado.
su obra más reciente es La Mansa, basada en la novela homónima de Fiódor dostoievski y publicada en el diario del escritor en noviembre de 1876, cinco años antes de su muerte. Brie parte de este complejo proceso que es la transposición de la literatura al teatro y que implica un cambio de estado. del texto escrito a la tridimensionalidad del lenguaje teatral. en la novela, sólo habla un personaje: un usurero de 40 años que se casa con una chica pobre de 16, que quería salvarse de la marginalidad y la violencia. dostoievski indaga en las condiciones metafísicas del amor, en las fallas desde las que se encuentran dos personas y qué son capaces de construir a partir de sus propias falencias.
Brie adapta la novela y les da voz a los dos personajes de la historia. ella narra los hechos y él ofrece las motivaciones, las razones sobre lo que pasó. aparecen destellos sobre la complejidad del amor, sobre el deber ser
del hombre, la desesperación de dos personas que no se comunican, el miedo a quedarse solo. “desde el principio, callamos”, dice él. Y como esto es una tragedia, la historia termina con una muerte violenta.
La economía de recursos es un sello en la estética de César Brie. Con pocos elementos en el escenario, él utiliza la fuerza evocativa y la capacidad de simbolizar. Una mesa puede ser una puerta, una cama, una ventana, un lugar del cual esconderse. También trabaja con los climas: Brie es capaz de crear en el teatro una realidad paralela, algo que se parece a la vida, pero que no lo es. Los personajes hablan del amor, de sus miserias, se abrazan, se repelen, miran al público. Podría ser la historia de cualquiera, pero en escena adquiere un aura diferente, mágica, que logra captar la energía de quien los mira.
abril Piterbarg e iván Hochman, los actores de La Mansa, lograron algo muy difícil de interpretar: la posibilidad de estar livianos en el escenario. La muerte rodea todo el tiempo la trama y ellos aparecen como figuras fantasmáticas, cuerpos que se deslizan y cuentan con profundidad y concentración una historia de amor, una herida que podría ser del pasado, pero que ellos evocan. Brie trabaja con un teatro metonímico: llena el escenario de detalles, que refieren siempre a una idea mayor. Por ejemplo, para explicar lo implacable de la muerte, menciona los zapatos que esperan en el costado de la cama a una mujer que ya no va a volver. Cada uno construye el sentido desde su propia sensibilidad.