LA NACION

George Garzone, un saxofonist­a en uso de su libertad

El músico norteameri­cano se presentará con colegas locales, en Bebop, hoy y mañana

- Sebastián Chaves

después de hacer el check in en el hotel, George Garzone deja su saxo tenor en el cuarto y camina por las calles de san Telmo. “esta parte de la ciudad es hermosa”, dice, sin dejar de mirar los edificios del barrio. Para su sorpresa, a dos cuadras de donde se hospeda se encuentra Bebop Club, el club de jazz donde anoche comenzó su trilogía de shows que se completa hoy y mañana, además de dar una clínica del instrument­o que domina desde hace más de cuarenta años.

en esta visita relámpago a la argentina, Garzone mostrará sus dos facetas: la de artista y la de profesor. Para la primera, lo hará acompañado de un trío de músicos locales que conforman Guillermo romero en piano, Jerónimo Carmona en contrabajo y eloy michelini en batería. “son realmente buenos, muy sólidos –afirma–. Hay algo con las bases rítmicas de los argentinos, no lo sé, cada país tiene su particular­idad, pero los de aquí tienen algo que me entusiasma mucho.” Para la segunda, intentará replicar lo que viene haciendo desde hace décadas en las más prestigios­as escuelas de música del mundo, como el Berklee College of music y la Universida­d de nueva York. “me tengo que volver enseguida porque el lunes empiezan las clases allá”, comenta.

–¿Tantos años de dedicarte a la enseñanza fueron afectando tu forma de tocar? ¿Sentís que tu estilo tiene algo de pedagógico?

–sólo por momentos, pero en el fondo sé que son dos cosas distintas. Cuando toco, trato de disfrutar y de dejarme llevar, ni siquiera me gusta tanto ser el líder. en el aula tengo que liderar la clase y la música que tocamos, en vivo prefiero ser uno más del grupo y tocar en función de lo que otros proponen. Claro que para eso tengo que rodearme de músicos que sean capaces de liderar una composició­n o una improvisac­ión, pero eso nunca ha sido un problema.

–En este caso particular, ¿cómo es juntarte a tocar con músicos que apenas conocés? ¿Qué directivas das antes y durante el concierto?

–Trato de no pautar mucho. Los músicos que me acompañan en estos shows conocen muy bien mi música y mi forma de tocar, entonces puedo confiar en que van a entender lo que quiero comunicar. no hay una lista de temas pautada ni estructura­s preconcebi­das, todo es bastante libre.

–En general, se te etiqueta como un músico de free jazz, ¿estás de acuerdo con esa clasificac­ión?

–son palabras de otros para definir lo que hago. de todos modos, no me molesta, aunque el free jazz describe sólo una parte de mi estilo. Hay otras cosas en mi música y en última instancia es algo a lo que llego a través del desarrollo de varios géneros. Viví mi adolescenc­ia en tiempos de Woodstock, era normal experiment­ar y fusionar, todo estaba dado vuelta.

–Y en ese contexto moría Coltrane, con quien siempre te relacionan por la forma de tu fraseo.

–sí, creo que nos influenció a todos. Pero no sólo por su sonido, que era único, sino por el modo en el que hizo las cosas. era un artista muy libre, sabía que podía hacer de todo y hacerlo bien. no se encasillab­a en un solo estilo, siempre fue experiment­ando cosas nuevas y no perdió su marca de estilo.

–¿Qué papel notás que tiene la experiment­ación hoy sobre la base de lo que ves en tus alumnos?

–siento que los jóvenes tienen miedo de experiment­ar. Por eso se apegan tanto a la tradición y a tocar en busca de purismos. están muy pendientes de lo que puedan pensar los otros y por eso no arriesgan. Un poco mi trabajo es llevarlos por otros lados sin que ellos se den cuenta, mostrarles que existen otras cosas, y que aprendan de los más grandes. es hasta contradict­orio que sean los más viejos los que menos miedo tienen a experiment­ar.

–En los últimos años ha mermado notablemen­te tu producción en estudio, ¿es algo que pensás mantener así?

–sí, estoy más cerca de pensar en mi retiro que en volver a grabar. Por supuesto que voy a seguir tocando, pero llegué a un punto de mi vida en el que me pregunto qué quiero hacer cuando sea grande (risas). Tuve la suerte de poder trabajar mucho a lo largo de los años y tengo ganas de considerar otras cosas. Grabar en estudio me parece falso, nunca vas a conseguir la química que conseguís sobre el escenario con el público ahí, por eso hay tantos discos de jazz en vivo. Ya tengo pautada la grabación de un disco de piano y saxo, pero no extraño grabar.

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Fernando Massobrio “Grabar en estudio me parece falso”, dice Garzone

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