¿A la selección le alcanza sólo con Messi?
Sí la evidencia es grande
Cuando un equipo juega tan mal, ¿cómo no va a resultar suficiente el talento diferencial de un genio como el rosarino, aun contagiado de la mediocridad circundante? Si para vencer al fantasma trasandino alcanzó con un único remate, un penal pateado de manera impecable, ¿cómo no va a alcanzar la clase de su ejecutante? A veces tuerto entre los ciegos, su esfuerzo valió anoche salir de la zona de repechaje, trepar al tercer lugar de la tabla, viajar a La Paz con el cinturónunpocomás holgado. Al concepto hay que enmarcarlo en la relatividad que supone el desequilibrio individual: está claro que el fútbol es un juego colectivo. Pero aunque la historia del fútbol argentino desborda de abundancia, las cosechas recientes no han sido tan generosas. Hay que rendirse ante la evidencia: desde hace rato Argentina tiene que contentarse con ser Messi y los diez enanitos. Lo confesó Bauza aquí en la semana pasada: la nacion “A Chile quiero ganarle como sea”. Peor modo de ganar era imposible de concebir. La única diferencia la aportó el astro rosarino del Barcelona, que vivió noches más engalanadas pero que, aún así, se las ingenia siempre para acumular ventaja.
No ya antes no pudo
Aquel que piense que Lionel Messi todo lo puede, está equivocado. A la Argentina no le alcanzó con la Pulga en las finales de la Copa América 2007 (Venezuela), 2015 (Chile) y 2016 (Estados Unidos), ni en la definición del Mundial de Brasil 2014. Fueron momentos en los que el rosarino parecía superarse partido tras partido en su carrera supersónica en Barcelona. Hoy no es tan así. Siempre es una tentación entregarse y descansar en el talento del mejor jugador del mundo, pero está comprobado que con el “Messi + 10” nada pudo conseguirse hasta el momento. Y, según la lógica, todo se volverá más difícil con el transcurso de los meses, de las competencias, del desgaste y de los golpes que reciben aquellos que llevan la pelota pegada al pie. Messi llegará a la Copa del Mundo con 31 años, con toda la experiencia en un cerebro mágico, pero también con la carga de una trayectoria de casi 15 años. Los rivales lo conocen, los defensores y los mediocampistas le estudian los movimientos, a medida que los más jóvenes ganan milésimas de segundos. No alcanza sólo con Messi. Lo dice la experiencia colectiva y personal. De una vez por todas se precisa un equipo. Eso del todos para uno y...