Oportunidad perdida
Soy hijo de una maestra y directora de escuela “de las de antes”, y por eso puedo afirmar que los maestros se perdieron la gran oportunidad de predicar con el ejemplo: hacer su marcha en uno de los tres días feriados de este fin de semana. Hubiesen tenido una mayor adhesión (se habrían sumado aquellos maestros que no quieren dejar a los chicos sin clases), aunque quizás al ser feriado no hubiesen contado con los profesionales de las marchas, esos que cada día se ponen la pechera que identifica a quien lo convocó por unos pesos, un choripán y un vino. Pero hubiese sido mejor, porque la marcha habría sido auténtica, sin extraños (sugiero ver en detalle las fotos de la marcha, donde a más de uno que no parece maestro le dieron un guardapolvo blanco para que lo parezca). Me cuesta entender que profesionales que han estudiado a fondo diversas materias y pedagogía permitan que los lidere un simple celador. Es como si el gremio de los arquitectos fuese liderado por un maestro mayor de obras. Y ante la creciente cantidad de marchas amenazantes (máscaras y garrotes) sugiero adaptar lo que hizo Río de Janeiro hace varios años: todos los años, durante cinco días el tránsito se paralizaba por los desfiles de Carnaval. Y crearon un Sambódromo que no molesta a nadie.
Rodríguez Larreta: ¿para cuándo nuestro “marchódromo”? Tomás Fernandez Iramain tfi@fibertel.com.ar