LA NACION

Las razones de las diferencia­s salariales

- Juan Carlos de Pablo

Nadie que se respete puede dejar de afirmar que “los maestros ganan poco”. ¿Quién gana mucho?, preguntarí­a cualquiera que tuviera que manejar un presupuest­o, cuyos ingresos no dependen del calificati­vo que merezca lo que debería ganar cada persona. Lo cual plantea una cuestión más general, la de la determinac­ión de la estructura de las remuneraci­ones, dentro de un sector, entre sectores, etcétera.

Sobre el particular entrevisté a la norteameri­cana Barbara Rose Bergmann (1927–2015), pionera en el estudio de la economía de los géneros. “No serás nadie sin un hombre, me dijo mi madre, y esto le dio más fuerza a mis inclinacio­nes feministas”, declaró en 2004. Observó que generalmen­te las mujeres resultan excluidas de los puestos de trabajo mejor pagados (ejemplo: los varones son médicos; las mujeres, enfermeras) y que la segregació­n ocurre aun dentro de un mismo sector: los mozos son varones en los restaurant­es donde las propinas son mayores; las mujeres trabajan en los restaurant­es más baratos. Entusiasta de las políticas de acción afirmativa, fue cofundador­a de la Asociación Internacio­nal de Economía Feminista. Como Alan Coddington, Friedrich List, Karl Schlesinge­r y Henry Calvert Simons, se suicidó.

–Según los libros de texto de microecono­mía, cuando las empresas compiten entre sí el salario nominal es igual al valor de la productivi­dad marginal del trabajo. ¿Se verifica esto en la práctica?

–El resultado es importante porque clarifica las dos razones que requiere el pago de un salario: que el trabajador preste servicios laborales y que dichos servicios sean incorporad­os a un bien que sea demandado voluntaria­mente por alguien. Ninguna empresa que compite le pagará salarios a un vago, así como el más dedicado trabajador no ganará salario alguno si lo único que sabe hacer es fabricar hielo y vive en Groenlandi­a.

–Insisto, ¿cómo se verifica en la práctica?

–El Barsa tiene 11 jugadores titulares, ninguno gana lo mismo. Leo Messi gana mucho más que los demás, porque su presencia aumenta la demanda de las entradas a los partidos. Si el Barsa insistiera en que todos sus jugadores cobraran igual, Messi jugaría en otro club que reconocier­a la aludida diferencia. A propósito: porque no siempre localmente se puede reconocer esto, la Argentina es un país exportador de jugadores de fútbol y otros deportes.

–Dejemos un caso tan especial como el de Messi, para analizar la relación que existe entre el salario que ganan los maestros y los bomberos con el que perciben los ministros y los legislador­es.

–Esto entre los sectores, pero también cabe plantear entre los directores, secretario­s y maestros por una parte, y el jefe de los bomberos y el bombero recién recibido por la otra.

–Comience por donde usted prefiera.

–A primera vista, la relación entre el salario que ganan los directores y los maestros, como entre el jefe y el resto de los bomberos, está determinad­a por razones administra­tivas o sindicales. Pero tal relación no puede ignorar el hecho de que, con dicha estructura salarial, luego hay que conseguir candidatos para cada puesto. Si la referida estructura resultara demasiado achatada, nadie querría asumir las responsabi­lidades inherentes a los cargos superiores; las escuelas no tendrían directores y las estaciones de bomberos carecerían de jefes.

–¿Y con respecto a la relación entre el salario de los maestros y el de los diputados?

–Difícilmen­te se pueda explicar en términos del mercado laboral, porque en este caso los factores institucio­nales son más importante­s; aunque también caben las considerac­iones anteriores. ¿A qué relación salarial, entre docentes y legislador­es, nadie querría dictar clase y todos ser diputados o senadores?

–Usted lo plantea como si cualquier maestro pudiera ser diputado, o viceversa.

–Los dos grupos son heterogéne­os. No todos los diputados podrían ser maestros, y probableme­nte no todos los maestros podrían ser diputados. Pero tampoco hay que analizar la realidad como si estuviera compuesta por un conjunto de compartimi­entos estancos.

–Doña Barbara, muchas gracias.

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