Se despeja el cielo y empieza a soplar el viento de cola
Los Jaguares ofrecen una imagen diferente; resta ver cómo influirá luego en los Pumas
La expresión “long tail” (“cola larga”), instalada por el periodista norteamericano Chris Anderson en un artículo que escribió en 2004 para graficar cómo algunas compañías tecnológicas habían desmitificado modelos de negocios tradicionales, puede tranquilamente adecuarse a lo que produjo en el rugby argentino la irrupción en el Súper Rugby. Un cambio bastante más brusco que el de 2012, cuando los Pumas ingresaron en el Rugby Championship, jugando por primera vez en su historia una competencia regular. Hay un nuevo mercado, profesio- nal, que va ganando terreno y que anoche dio otro paso adelante, no sólo por la muy buena victoria de Jaguares, sino por la cantidad de gente que acompañó a la franquicia de la UAR en su tercer triunfo consecutivo: 14.637 personas.
Pero más allá de ese mercado nuevo que se generó el año pasado, lo que quiere saber el simpatizante habitué del rugby y aquel que se está desayunando con estos encuentros del Súper Rugby es cuál será la
cola larga que Jaguares provocará en los Pumas. Ahí es donde están todos los ojos y donde se encierran todos los interrogantes. Aunque un equipo no sea el otro –aún con los mismos jugadores-, tienen multitudes de puntos de encuentro.
Si se tuviesen que utilizar los gráficos de estadísticas que suelen probar el long tail, las diferencias entre el comienzo del año pasado y el de éste son importantes. Ayer, ante Reds, Jaguares dio otra muestra convincente de crecimiento en su juego. Hasta parece otro equipo. Los jugadores han ganado en confianza, la defensa bien arriba está dando resultados y el poder de fuego con la pelota es dinamita pura. Si 2016 presumía lo que después ocurrió, una mala temporada para los Pumas, ésta, aunque recién arranca, ofrece otro escenario.
Si bien todavía continúan los problemas con la indisciplina y con el scrum, que pueden costar caro en test-matches, hay progresos individuales y colectivos. Con Reds, el equipo recuperó algo de lo que carecía desde 2015: regularidad. No bajó la intensidad en los 80 minutos. Y, lo más importante, empezó a aparecer el recambio: Kremer y Ezcurra, entre los más jóvenes; Bertranou, Moyano y Orlando, entre los que vienen desde el año pasado. Otros, en tanto, han crecido: De la Fuente y Alemanno. Ya volvió Boffelli y a mitad de año lo harán Lavanini, Landajo y Cubelli. Sigue preocupando, en cambio, la falta de primeras líneas.
Hay que mirar abajo también. Los Pumitas acaban de concluir una muy buena gira por Nueva Zelanda, en tanto que Argentina XV puede abastecer algún otro valor desde los torneos domésticos. Al fin de cuentas, empiezan a despejarse algunos nubarrones. Utilizando otro término económico, parece que empieza a soplar el viento de cola.