De zapatera a actriz del Complejo Teatral de Buenos Aires en un prestigioso ciclo
Maitina de Marco trabaja en El ritmo (Prueba 5), dirigida por Matías Feldman
Ficha personal: en su dni, maitina de marco figura como maría Cristina. Su madre había escuchado ese nombre y, desde que nació, la llamó de esa forma. desde hace años, esta desconcertante actriz de un registro sumamente personal viene habitando espectáculos dirigidos por alejandro Catalán, matías Feldman, Luciano Suardi, alejandra rubio, Federico León; o películas de maría alche, Luciano Quilici, diego Lublinsky, iair Said.
el año pasado, formó parte del elenco de Pasolini. integra la Compañía Buenos aires escénica, de matías Feldman. Como parte de Proyectos Pruebas, acaba de estrenar El ritmo
(prueba 5), en la que comparte escena con guillermo angelelli, Juliana muras, ariel Pérez de maría, matthieu Perpoint, Paula Pichersky y maría zubiri. “Yo era zapatera, arreglaba zapatos. Tengo un negocio que está en almagro, en Sarmiento casi gascón. no tiene vidriera ni nada”, cuenta maitina en el patio trasero del tea tro Sarmiento con vista al zoológico, en donde se presenta el ritmo. –Claro, compré cordones ahí... –Seguro, es una zapatería muy reconocible. Trabajé toda mi vida ahí mientras criaba a mis hijos, que son muchos. –¿Cuántos? –Seis. Todos del mismo marido, después me separé. durante esos 20 años de crianza no podía dedicarme al teatro. igual, te aclaro, no es que me di cuenta de joven de mi gusto por la actuación. nooo, nada que ver. resulta que uno de mis hijos, ignacio rogers, de muy chiquito me dijo que quería actuar. Y como era chiquito, había que acompañarlo. Cuando hizo 1500 metros sobre el nivel de Jack, la obra de Federico León, ahí viajé un montón acompañándolo. iba en plan “mamá de”, siempre quedaba fueras de las conversaciones teatrales, no me daban bola… recién cuando mis hijos estuvieron grandes empecé a estudiar teatro. –¿Cuándo fue eso? –a los 50, tengo 67. me anoté en lo de alejandro Catalán.
–¿Por qué estudiar con alguien ligado a lo experimental?
–Yo averigüé y me anoté. el primer año me rajó [se ríe] no entendía el código. Volví al año y me quedé cinco. aprendí un montón. Hice dos solos con alejandro y eso fue como tocar el cielo con las manos.
–Después estudiaste con Federico León...
–Sí, dos años. otro tipo muy inteligente aunque también me enojaba porque sus clases eran raras. Una vez una chica, en medio de una improvisación, quiso que me desnudara. Yo me negué porque no ameritaba. Vino y me dio un cachetazo que me dejó los dedos marcados. Yo miré a Fede azorada pero él puso cara de póker total [se ríe mientas se toca la cara]. Fede experimenta con cosas así, es un tipo muy capaz.
–¿Qué te entusiasmaba del teatro, cuál era la fantasía?
–no tenía muchas expectativas... Si te hablo de sensaciones diría que hacer teatro me recuerda a cuando tenía siete años y jugaba con mis amigas. eso: un juego. Después, al juego le vinieron otras cosas cuando empecé a trabajar más profesionalmente. Lo de profesional es una forma de decir porque recién estoy ganando plata desde hace muy poco. Claro que al juego hay que ponerle trabajo y sacrificio, como todo, ¿viste?. igual, no pienso mucho, me manejo por la intuición aunque en esta obra haga algo muy distinto.
–¿Cómo esto que hacés en El ritmo?
–Hago de una señora muy grande que trabaja en un fábrica. Trabajamos sobre el ritmo, cosa muy difícil porque en cuanto logramos el ritmo se pierde el relato. Pero es muy atractivo el proyecto. matías [Feldman] siempre propone cosas distintas. es muy talentoso y me da libertad.
–A los 7 años jugabas con amigas de tu edad. Desde hace un tiempo, con actores que son mucho más jóvenes. ¿Cómo te pone esa situación?, ¿cómo se zafa del lugar de madre?
–mirá..., soy muy maternal y siempre hay un poquito de eso. Pero, en general, los directores no me tratan como una persona taaan mayor... aunque tengo cosas de señora mayor. Por ejemplo: estoy peleada con la tecnología y matías se enoja porque en un escena tengo que tocar una computadora. eso me pone loca porque sé que voy a terminar apretando otro botón. Pero es muy atractivo trabajar con gente joven, aprendo mucho. además, hago un teatro poco solemne. La mayoría de la gente de mi edad se formó con otro estilo; bueno .... me parece.
–Sí, es posible pensar que una persona de tu edad podría haber estudiado con Alejandra Boero. Sin embargo, vos te vinculaste con directores de la escena experimental. Eso debe generar un inquietante desajuste...
–Sí, es cierto, un desajuste importante... Pocas veces me toca compartir escena con algún señor mayor, digamos. Pero todo se fue dando y, de a poco, me empezaron a llamar.
–¿Y la zapatería?
–La dejé hace un par de años. ahora está en manos de mi ex marido, con quien nos llevamos muy bien y que me sigue pasando plata, no mucha [se ríe]. entre lo de acá y esa plata puedo llegar a fin de mes. igual, estoy acostumbrada: crié seis hijos siendo de clase media baja.
–El año pasado pasaste de salas pequeñas al Cultural San Martín y al Sarmiento, ¿te dio miedo?
–Bueno, ahora que estoy a días del estreno, claro, estoy nerviosa. ayer estuve con el estómago revuelto [obvio: usa otra expresión]. Pero miedo no. Sí debo decir que me resulta muy interesante cobrar. era hora.
–Suena a que es justo.
–Sí, justo. eso. Con las otras obras sólo me daba para pagarme el taxi de vuelta a casa.
–¿Ya cobraste por El ritmo?
–no, estamos ensayando desde enero pero no cobramos. Firmamos los contratos la semana pasada.
–Si tuvieras que explicar Proyecto Pruebas a alguien que no sabe nada de este proyecto, ¿qué dirías?
–Dejame que lo piense porque si digo cualquier cosa matías se puede enojar. Todo Proyecto pruebas es una idea de él. algunos somos integrantes del grupo y, para cada prueba, se suman actores invitados. ¿Viste que cada prueba es sobre un tema distinto? Bueno, ésta es sobre el ritmo. Creo que de todas las que participé, que ya son varias, es la que más costó.
–Si tuvieras que explicar tu estilo de actuación, tu tono, ¿cuál sería?
–... [Se queda pensando]
–¿Se podría pensar que es una comicidad atravesada por cierto tono neutro?
–Si, éso es perfecto.
–Te la serví en bandeja...
–Y bueno, son los años…
–¿Qué dicen tus amigas del barrio cuando te ven en escena?
–el año pasado invité a mis amigas del club acá, al Sarmiento. Después nos fuimos a cenar y esas cosas. Fue una noche hermosa. Una de ellas, me preguntó: “decime, ¿de qué se reían tanto todos esos chicos jóvenes?”. Yo no le dije nada... esa noche lo pasamos bárbaro.