Una puesta en escena
“El mundo del arte se ha convertido en una gran puesta en escena. ¿Cuáles son los valores que se sostienen en este mundo hoy, donde lo que se pondera es el impacto, la novedad, a veces el escándalo? En general lo que se busca es la trascendencia mediática, la difusión inmediata e instantánea del hecho artístico más que su contenido, sin importar si al poco tiempo se cambia esta postura por otra más eficiente para ese fin. Si el arte es por definición el reflejo de una sociedad, lo que sucede es un fiel destello de sí misma. Pero si el arte es también el sitio de pensamiento, reflexión y superación, es necesario preguntarnos si es posible reflejar un pensamiento trascendente del lugar del hombre en el mundo contemporáneo. Ésta es la misión más importante que debe plantearse un museo. El problema de la antinomia centro-periferia es constituyente en el campo cultural, casi una cosmovisión en la organización simbólica y territorial de Occidente. El arte conoce perfectamente el uso metafórico de esas geometrías, y cuando el museo trabaja con las obras de artistas, trabaja también con esa lógica que implica ciertas desigualdades de intercambio entre aquello que es central y el mundo que se despliega en esa hipotética periferia.”
¿QUÉ PROPONDRÍAS?
“Los centros manejan su poderío político-económico, pero la así llamada periferia está en permanente contacto con la exterioridad del sistema, con todo aquello que es extraño y lo desborda. El museo –la obra de arte– muestra cómo las relaciones entre centro y periferia no funcionan en una sola dirección. Es con el desarrollo del pensamiento y valores de un territorio (que son a la vez universales), y ayudando a la búsqueda de su propio lenguaje, como un museo puede aportar a esta problemática y, a su vez, ponerlos en circulación. La posibilidad de enfrentar cualquier problema a través de la reflexión, de los pensamientos alternativos y de la apropiación de contenidos desde el territorio en el que nos movemos es un camino. En suma, hacer pensando.