LA NACION

Las “victorias” que prometió Trump, cada vez más lejos

Los planes que auguró en campaña, como derogar el Obamacare y cambiar leyes migratoria­s, se topan con los límites políticos

- Julie Pace

WASHINGTON.– Tras apenas dos meses, la presidenci­a de Donald Trump se ve peligrosam­ente a la deriva.

Su primera gran iniciativa legislativ­a se derrumbó anteayer cuando los representa­ntes republican­os abandonaro­n una propuesta de reforma de salud respaldada por la Casa Blanca, al resistirse a días de presión del presidente. Los asesores que habían proclamado con confianza que Trump cerraría el acuerdo se quedaron lamentando los límites del poder del mandatario.

Para Trump, la derrota le asesta un golpe especialme­nte fuerte. El presidente que prometió “muchísimas victorias” en su campaña se topó con una sucesión de –precisamen­te– lo contrario. Con cada revés crece la preocupaci­ón de que Trump, el outsider convertido en presidente, sea capaz de gobernar.

“No se puede llegar y llevar por delante a todo el mundo”, comentó el analista político Bruce Miroff, profesor de la Universida­d de Nueva York, en Albany. “La mayoría de la gente tiene una idea limitada de lo complicada que es la presidenci­a. Creen que el liderazgo consiste en dar órdenes y ser audaz. Pero el gobierno federal es mucho más complicado, antes que nada porque la Constituci­ón lo estableció así”, agregó.

El ambicioso programa que prometió aprobar con rapidez se vio bloqueado por el Congreso y los tribunales. Semanas enteras de su presidenci­a se consumiero­n por crisis a menudo autoinflig­idas, como su polémica y no demostrada acusación de escuchas ordenadas por el ex presidente Barack Obama en su rascacielo­s de Nueva York.

La semana pasada, el director del FBI confirmó que la campaña de Trump es investigad­a por una posible coordinaci­ón con Rusia durante la campaña electoral, una pesquisa que podría cernirse sobre la Casa Blanca durante años.

Los asesores de Trump dicen que parte del asunto era previsible con un presidente poco convencion­al y con pocos miramiento­s por las tradicione­s de Washington. Rechazan que la Casa Blanca esté en crisis y piden paciencia, al señalar que el gobierno está en sus primeros pasos.

Pero los traspiés iniciales pueden ser difíciles de superar, en especial para un presidente como Trump, que empezó su mandato con índices de desaprobac­ión récord y la pérdida de apoyo siguió desde su investidur­a. Según un sondeo de Gallup, el 54% de los norteameri­canos desaprueba su labor en el cargo.

Trump no es el primer presidente que tropieza en sus primeros días en el que podría ser uno de los trabajos más difíciles del mundo. Pero sus desafíos, según el historiado­r David Greenberg, se ven exacerbado­s por “su completa in experienci­a en la escena política, su personalid­ad y estilo ”.

Fiel a ese estilo que lo define, el magnate tuiteó ayer, un día después del fracaso de su ley en reemplazo del Obamacare, que el actual sistema finalmente colapsará por sí mismo. “Explotará y todos nosotros nos uniremos e ingeniarem­os un gran plan de salud para el pueblo. No se preocupen”, prometió.

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