Brasil vuelve a las calles y suma presión sobre Temer
Hubo marchas en varias ciudades para apoyar las investigaciones
RÍO DE JANEIRO (De nuestro corresponsal).– Bajo la sombra del megaescándalo de Odebrecht, decenas de miles de brasileños volvieron a salir a las calles ayer para apoyar las investigaciones contra la corrupción. Si bien tuvieron menos fuerza que las previas al impeachment de Dilma Rousseff, le suman presión a un Michel Temer que está caminando por la cuerda floja. El malestar social también se extiende a otros países de la región y afecta a varios gobiernos, que enfrentan protestas y bajos niveles de aprobación.
RÍO DE JANEIRO.– En menor cantidad que en marchas anteriores, decenas de miles de brasileños salieron a las calles para expresar su apoyo a las investigaciones anticorrupción de la operación Lava Jato y en rechazo de los intentos del Congreso de mitigarlas, en medio de un clima de inquietud como consecuencia de las revelaciones de sobornos de la compañía Odebrecht, que han puesto en investigación a varios políticos y amenazan el propio mandato del presidente Michel Temer.
“¡Fuera, corruptos!”, “basta de impunidad”, “este Congreso no nos representa”, eran algunos de los carteles que portaban los manifestantes que protestaron en un centenar de ciudades, convocados por grupos civiles como Vem Pra Rua, el Movimento Brasil Livre y Nas Ruas. Se trata de los mismos que el año pasado lideraron las masivas marchas a favor del impeachment de la entonces presidenta Dilma Rousseff. Esta vez, además de su respaldo a la Lava Jato y al juez federal Sergio Moro (a cargo del caso que desentrañó la enorme red de coimas que existía en el seno de Petrobras y se extendió a todo el sistema de partidos), las consignas eran en contra del foro privilegiado del que gozan legisladores y ministros, así como de la autoamnistía y la reforma política que se debaten en el Parlamento para introducir el sistema de lista sábana en las elecciones y aumentar el financiamiento público de campañas.
Al igual que en el pasado, la mayoría de los que acudieron a los actos lo hicieron vestidos con la camiseta “canarinha” de la selección nacional de fútbol. Muchos llevaban calcomanías en el pecho con la leyenda: “Disculpe los trastornos, estamos cambiando Brasil”. Las mayores marchas fueron las de San Pablo (unas 10.000 personas), Río de Janeiro (cerca de 5000), Belo Horizonte (3000), Salvador (1500) y Brasilia (1000), según cálculos de los propios organizadores.
“La población está un poco desgastada después de las manifestaciones del año pasado, que fueron las mayores de la historia de Brasil [más de tres millones de personas en la marcha del 13 de marzo]. Pero el pueblo se está despertando de nuevo frente a las artimañas de los políticos por zafarse del castigo que les corresponde. Esto es sólo el comienzo”, advirtió a la nacion el publicista Adriano Ennes, de 49 años, mientras caminaba por la avenida Atlántica de Copacabana, en Río, con una bandera brasileña a sus espaldas.
Un reclamo constante en la movilización en todo el país fue también para que el Supremo Tribunal Federal (STF) acelere las investigaciones que fueron pedidas por el procurador general de la república, Rodrigo Janot, sobre la base del acuerdo de delación premiada que firmaron ex ejecutivos de Odebrecht arrepentidos.
“Queremos que se levante el secreto de sumario que pesa sobre los pedidos de investigación para saber exactamente quién está manchado antes de que el Congreso haga de las suyas. El STF tiene que darse cuenta de que el país está en una coyuntura histórica para limpiar la política; debe estar a la altura de la situación antes de que sea tarde”, apuntó la profesora de matemáticas Ana Cristina Siqueira, 43, que se tomaba fotos con una imagen en tamaño real del juez Moro, convertido en héroe nacional en los últimos años.
La llamada “lista de Janot” fue presentada al STF dos semanas atrás y se espera que en los próximos días el juez Edson Fachin, que tiene a su cargo el caso en la Corte, libere toda la información, hasta ahora filtrada a la prensa poco a poco en un goteo que esparce el nerviosismo en toda Brasilia. Por el momento se sabe que en la nómina habría al menos unos nueve ministros del gabinete de Temer,
seis gobernadores y una veintena de diputados y senadores, así como los ex mandatarios Luiz Inacio Lula da Silva y Dilma Rousseff.
Paralelamente al proceso que lleva adelante el STF, y con las revelaciones de Odebrecht como hilo conductor, en el Tribunal Superior Electoral (TSE) avanza otra demanda por supuesto abuso de poder político y económico de la fórmula Rousseff-Temer en la campaña de 2014 por la reelección. El juez Hernan Benjamim, que analiza el caso, terminó la semana pasada el período de instrucción e indicó que pretende elevar su recomendación a sus otros seis colegas del TSE en abril, lo que podría dejar en una delicada situación a Temer.
Si el TSE confirmara que Odebrecht financió ilegalmente la campaña de Rousseff-Temer, anularía el mandato de esa fórmula vencedora tres años atrás y, por ende, Temer debería dejar el poder. Asumiría interinamente las funciones del Ejecutivo el titular de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (también acusado de ser beneficiario de las coimas de Odebrecht), quien en un plazo de hasta 30 días debería convocar a elecciones indirectas; es decir, sería el Congreso quien elegiría a la persona encargada de completar el actual mandato, hasta los comicios nacionales de octubre de 2018.