LA NACION

Inquietud por la construcci­ón de torres en Núñez

Muchos se sorprendie­ron con la venta de un predio de fútbol en Campos Salles y Arribeños; la zona se está poblando de torres

- Javier Drovetto

Tristeza, disgusto, alarma y principalm­ente resignació­n. El remate del terreno donde hoy funciona el complejo de canchas de fútbol de Campos Salles y Arribeños no pasó inadvertid­o en Núñez y causó sentimient­os de todo tipo entre vecinos, clientes y escuelas de la zona que usan el lugar para hacer gimnasia.

Sin embargo, la sensación de que era el único desenlace posible atravesó a la mayoría, que cuando todavía no se había resuelto el remate ya especulaba que el futuro comprador haría una nueva torre en el barrio porteño donde en los últimos dos años se construyer­on más metros cuadrados de edificios. Y así ocurrió. Porque apenas unas horas después de que el martillo golpeó el atril para adjudicarl­e el predio, la desarrolla­dora Raghsa le confirmó a la nacion que en donde hoy están las siete canchas de alfombra sintética construirá­n departamen­tos u oficinas del segmento premium. Pero será recién dentro de un año, el plazo que se acordó en el remate para entregar la posesión.

Si se pudieran ordenar los sentimient­os que provocó la noticia, la tristeza pertenece a los clientes más históricos de entre los 6000 que todos los meses alquilan canchas en Fútbol Urbano, como se llama el lugar. El disgusto es patrimonio del puñado de vecinos que vive a metros del lugar y que permanece estoico, y con menos luz en sus jardines, en manzanas que se van poblando de torres: los 40 pisos del Chateu, en Campos Salles y Libertador; los 36 y 17 pisos de las Torres de Montañeses, y los dos edificios que están levantando en los cruces de Arribeños con Campos Salles y con Manuela Pedraza. El estado de alarma se correspond­e más con los vecinos que integran alguna red barrial y entienden que otra torre implicará menos presión de agua en la red, más riesgo de inundacion­es y mayor inestabili­dad de los suelos.

La resignació­n, en cambio, es de todos. Porque la suerte de las canchas estaba echada desde agosto del año pasado, cuando la Agencia de Bienes del Estado anunció que remataría 17 propiedade­s que la Nación no usaba, que tenían concesione­s vencidas o que eran alquiladas por valores por debajo de los del mercado. Entre esos bienes estaba el terreno de 5189 metros cuadrados que Fútbol Urbano le alquila al Estado nacional por $ 124.500 por mes, que fue a remate con un piso de US$ 17 millones. En una puja entre varias constructo­ras, se impuso el empresario Moisés Khafif, dueño de Ragsha, con una oferta de US$ 42 millones. Detrás de Fútbol Urbano, en Manuela Pedraza y Arribeños, la firma que es conocida por haber desarrolla­do las torres Le Parc construye 100 metros cuadrados de oficinas en donde estaba el laboratori­o Boehringer.

“En el terreno de Fútbol Urbano vamos a hacer un emprendimi­ento de primera línea, del segmento premium. Es decir, en la línea con lo que venimos desarrolla­ndo”, adelantó Héctor Salvo, gerente general de Raghsa, que deberá pagar y escriturar el terreno recién dentro de 90 días. El ejecutivo confió que las oficinas o departamen­tos podrían estar conformado­s en uno o dos edificios que consoliden 20.000 metros cuadrados. Voceros del Ministerio de Desarrollo Urbano porteño confirmaro­n que por las dimensione­s del terreno, y “según los estudios de prefactibi­lidad, el factor de ocupación total resultaría ser de 20.237 metros cuadrados”. Aclararon que la altura de los edificios dependerá del proyecto.

Al día siguiente del remate, el teléfono de Fútbol Urbano, que lleva 15 años en el barrio, no paraba de sonar. “Los que tenían alquilada una cancha querían saber si iban a poder jugar”, contó Andrés, uno de los encargados. Lo cierto es que los clientes tendrán tiempo de sobra para despedirse del lugar. Ocurre que el Estado le otorgó a Eduardo Salomón Cheb Terrab, el dueño de las canchas y quien le alquila al Estado el predio, plazo hasta marzo próximo para entregar el lugar. Así, las escuelas ORT, Tarbut, San Pablo, Río de la Plata y Wolfsohn podrán conseguir otro lugar para llevar a los alumnos a hacer educación física. “Acordamos la entrega del terreno en esos plazos”, dijo Cheb Terrab, que es comerciant­e de familia vinculada con los negocios inmobiliar­ios.

“Es triste lo que pasó”, resumió Bautista Durruty, que tiene 17 años y puede bromear con la idea de que a las canchas va desde que era un nene. “Empecé a ir a la escuelita de fútbol a los 10 y con el colegio Oxford hacía educación física ahí. Sigo entrenando y cada 15 días juego con mis amigos”, relató Bautista, que vive a dos cuadras. Uno de los pocos clientes a los que tomó por sorpresa la noticia fue Ariel Ortega, el ex jugador de River y la selección, que suele jugar los miércoles a la noche. “No sabía nada. Me sorprendis­te”, reconoció el Burrito.

Según la consultora Reporte Inmobiliar­io, en 2015 y 2016 Núñez fue el barrio donde el gobierno porteño más metros cuadrados de construcci­ón autorizó. En 2016, por ejemplo, sumó 99.919 metros cuadrados; concentró el 9,77% del total de la ciudad.

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Daniel jayo La fachada de Fútbol Urbano, el complejo de canchas que lleva 15 años en el barrio y que cerrará sus puertas

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