LA NACION

Un cementerio de autos blancos, en contraste con la “flota negra”

La maquinaria de Austral se diferencia de los automóvile­s de lujo también incautados a Báez

- Mariela Arias CORRESPONS­AL EN SANTA CRUz

RÍO GALLEGOS.– Cuando Austral Construcci­ones cayó en desgracia, en diciembre de 2015, al tiempo que Cristina Kirchner dejaba la presidenci­a, los obradores se empezaron a cerrar en toda la provincia y la empresa trajo la maquinaria a esta ciudad. Así, la sede de la constructo­ra que más licitacion­es ganó en la Patagonia durante el kirchneris­mo se convirtió en un cementerio viviente de camionetas y maquinaria­s viales.

La voluminosa flota de autos, camionetas y camiones tiene una particular­idad: son en general de color blanco, en fuerte contraste con “la flota negra”, los autos de alta gama que se encontraba­n estacionad­os en un galpón de la calle Güer Aike de esta ciudad que también fue allanado por la Gendarmerí­a Nacional por orden del juez federal Sebastián Casanello como parte de su investigac­ión sobre presunta corrupción.

Los autos, camiones y camionetas correspond­en a modelos que en su gran mayoría fueron adquiridos a partir de 2003, año en que Báez –quien ya contaba con la constructo­ra Badial SA– entró de lleno al rubro de la construcci­ón, a partir de crear junto a los socios Sergio Gotti (de la empresa Gotti Hnos.) y Guido Blondeau (vinculado a la financiera Invernes) la firma Austral Construcci­ones SA.

Cuando el fiscal Guillermo Marijuan aterrizó en Río Gallegos y realizó allanamien­tos que se cuentan por cientos en el marco de la causa focalizó su búsqueda en contabiliz­ar propiedade­s y realizar el inventario de bienes inmuebles. Uno de los operativos más llamativos fue quizá la noche en que sacaron, cual desfile de carrozas, los coches de colección de Báez y sus hijos y los lujosos conocidos como “flota negra”.

Hoy esos autos, estacionad­os en predios del aeropuerto internacio­nal de Río Gallegos y aún tapados con nylon negro, permiten adivinar el pasado lujoso del que fueron parte. Allí, junto a los hangares, apenas son bultos acopiados con futuro incierto.

De acuerdo con un informe publicado por la nacion en 2013, sólo cinco de los autos de esa particular flota sumaban más de $ 3 millones, según los valores de mercado. De los cinco, tres estaban registrado­s a nombre de Austral Construcci­ones. Se trata de los autos más onerosos: los dos Porsche Cayenne Turbo modelos 2011 y 2006 y un Hyundai Veracruz CRDI 2009.

Salvo los vehículos destinados a la seguridad particular del empresario, la flota de varios cientos de rodados estaba identifica­da con el logo de Austral Construcci­ones, y era común ver los autos recorrer las rutas de la provincia, patrulland­o la seguridad perimetral de las obras del empresario o realizando movimiento­s de suelos en los múltiples emprendimi­entos.

Con su caída en desgracia, Báez pasó de ser el principal contribuye­nte en materia del impuesto a las patentes automotore­s al principal deudor del fisco. Ahora, la Municipali­dad de Río Gallegos intenta cobrar por la vía judicial una deuda y sus intereses de más de 4,5 millones de pesos en concepto de contribuci­ones correspond­ientes a la flota de vehículos y propiedade­s de Austral Construcci­ones.

La deuda que pretende cobrar el municipio se discrimina en $ 4.998.015,70, más dos millones de intereses por las contribuci­ones de Austral Construcci­ones. Allí no se contempla aún lo adeudado del año 2016, que suma otros dos millones de pesos. El acumulado de la deuda correspond­e a un período de entre dos y tres años. En algunos casos, hay rodados que arrastran una deuda de hasta ocho años.

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