Sin apoyos. “Si tuviera con quién dejarlos, trabajaría”
Cuando Analía Correa se puso de novia con 16 años, decidió dejar el colegio para poder estar más tiempo con él. A sus 17 (su pareja tenía 15) decidieron tener un hijo. “Éramos chicos y vivíamos jugando, y por eso en la cuarentena volví a quedar embarazada”, dice esta joven de 21, que vive en La Cava.
Sus dos hijos, Romeo (3) y Liz (2), tuvieron bajo peso al nacer y quedaron internados. Después de esta experiencia tomó una determinación drástica: se ligó las trompas. “Fue una decisión mía. A veces me dan ganas de tener otro bebe, pero apenas puedo con dos”, cuenta. Hoy vive en una casa prestada –su pareja va y viene–, pero la mayoría del tiempo cuida de sus hijos en lo de sus padres.
“Yo con panza siempre trabajé. Trataba de cuidarme, pero seguí adelante de la mano de mi mamá y mi papá. Hoy no estoy trabajando porque mi empleadora se fue de vacaciones. Y porque mi mamá está cuidando a mi sobrino también, y entonces yo me tengo que ocupar de los chicos”, aclara.
Sus padres siempre se la rebuscaron para poder darles de comer a ella y sus ocho hermanos. “Nosotros salíamos a ver con mi papá qué podíamos conseguir. Lo más difícil de criarme acá fue que no podés conseguir trabajo porque sos de La Cava, pasás inundaciones o peleas entre vecinos. Para colaborar con la economía de la casa estuve trabajando de limpieza, dos horas y media, ya teniendo a mis hijos; me daban $ 100 por día. Siempre poníamos un poquito cada uno con mis papás o mis hermanos”,recuerda.ActualmentecobralaAUHpor Liz y el Plan Madres por Romeo.
“Si tuviera con quién dejarlos trabajaría. De hecho estoy buscando porque sería una ayuda más para mi familia y para mis hijos. Los chicos todavía tienen pañales, Romeo tuvo muchos problemas en los pulmones y no quiero quedarme sentada sin hacer nada”, concluye Analía.
Sobre el colegio afirma que tiene pensado retomarlo el año que viene “para que mis hijos puedan ver un futuro en mí”.