Mucho que hacer. “Ser madre es cocinar, lavar, hacer de todo”
madre es un trabajo de tiempo completo. Es cocinar, lavar, hacer de todo. Uno no se quiere levantar a la mañana temprano a hacer la leche o llevarlo al jardín. Uno lo hace porque es su responsabilidad, es un trabajo”, dice Caterine Ramírez, mientras juega con su hijo Deian, de 4 años, en la casa de una amiga, en La Cava.
“Me quedé embarazada a los 15. Me gustaba la idea porque siempre me gustaron los nenes. Sabía que no iba a ser lo mismo porque éste era mío. Una cosa es jugar un rato y otra es que sea tuyo”, dice, hoy con 21 años y esa lección aprendida en carne propia.
Ser madre le trajo muchos desafíos: el embarazo fue difícil porque ella tenía presión alta y estuvo bastante tiempo internada. Después de nacido, su hijo se enfermaba mucho. “En el barrio hay mucha humedad. Le tuvimos que hacer un tratamiento porque tenía diarreas crónicas con sangre y es por el lugar en donde vivimos. Porque cuando llueve se inunda todo, lo que genera una contaminación que tiene un impacto terrible en la salud de los nenes”, dice Caterine.
Su hijo va al colegio parroquial Santa Marta, doble turno, lo que le permitiría tener tiempo para trabajar. “A menos de un mes de nacido Deian arranqué a laburar porque no me quedaba otra. Tenía que comprar pañales, leche, remedios, ropa. Salíamos a hacer changas, lo que había. Ahora me cuesta mucho conseguir porque no puedo elegir los horarios. Mis últimos trabajos fueron de camarera y siempre son de noche, que es cuando me tengo que ocupar de mi hijo”, aclara.
El colegio lo dejó cuando quedó embarazada. Después quiso volver, pero la escuela para adultos es de noche y a esa hora trabajaba. “O trabajaba o estudiaba. Y yo prefiero trabajar porque tengo que comer. Me arrepiento de haber dejado el colegio porque hoy sería otra persona y no tendría tantos problemas para conseguir un trabajo”, concluye.