LA NACION

En Moreno, 555 chicos no tienen dónde ir a estudiar

Viven en Cuartel V, donde las escuelas ya no tienen vacantes; sus padres reclaman un nuevo colegio

- Rosario Marina

LA PLATA.– Georgina Navarro recorrió 20 escuelas para anotar a sus hijos en la primaria. Lo único que logró fue que Kevin, Franco y Ariadna quedaran en lista de espera. Hace un año que no asisten a clases porque las escuelas en Cuartel V, en Moreno, están llenas.

En esa localidad del conurbano hay 555 chicos en esa situación: sin vacantes, sin clases, sin escolariza­r. Según un relevamien­to de la Asociación Civil El Arca, en agosto pasado el 35% de los chicos de la zona no estaban escolariza­dos, y más del 70% de los que iba a clases caminaban entre tres y cinco kilómetros para llegar a la escuela.

El Arca, con los abogados de la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) y la Clínica Jurídica de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de la Universida­d Nacional de La Plata, presentará una medida autosatisf­activa ante la Dirección General de Escuelas bonaerense. Pedirán la construcci­ón de la escuela y que se faciliten, mientras tanto, vacantes en otros colegios y un transporte para el traslado. Esta medida es un proceso más urgente que un recurso de amparo y obliga al juez a adoptar medidas inmediatas.

Un informe de la inspectora de primaria de la región IX, Sandra Ahumada, indica, escuela por escuela, que 555 chicos están en lista de espera sólo contando las escuelas en la línea de la ruta 24. “Se observa la necesidad imperiosa de dar respuesta a la comunidad con la construcci­ón de la escuela de Los Hornos dada la distancia que recorren las familias y la falta de vacantes en la zona”, indica el informe.

Cuartel V está a 23 kilómetros de Moreno. Los Hornos es uno de los barrios que componen la localidad. El problema es la lejanía y el acceso. El camino que une seis asentamien­tos de la zona es la avenida Portugal, de tierra y llena de pozos. El único colectivo que circula es el 365.

Las hijas de María Melgaré, Delfina y Catalina, tienen un poco más de suerte: consiguier­on vacantes en la escuela 14. Para asistir a clases tenían que caminar más de tres kilómetros hasta que llegó el colectivo.

Otras madres, que trabajan en Olivos, los llevan a la escuela allí y los buscan al terminar de trabajar. “La población que vive en los distintos barrios son niños y niñas con padres con trabajos eventuales o desocupado­s. El porcentaje de matriculad­os en escuelas de gestión privada es muy bajo”, explica la Asociación Civil El Arca.

“Hay 50 chicos en cada aula y se agregan secciones y sacan salones de comedor y biblioteca para poder dar lugar”, cuenta María Melgaré. Las aulas son de 30 metros cuadrados. El año pasado sus hijas debieron faltar un día por semana para prestarle el salón a otro grado. Después los pudieron ubicar.

“Necesitamo­s mucho la escuela. Cada año que pasa la demanda sube más y más, no se puede esperar”, dice María, que maneja el centro comunitari­o Pachamama, donde funcionan una biblioteca, el programa Fines, cursos y capacitaci­ones para grandes, defensa personal y acrobacia para chicos, cine comunitari­o, una posta de salud, porque una vez a la semana no funciona la salita, y reuniones vecinales.

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