LA NACION

Temperley encontró un punto vital para su lucha por la categoría

- Juan Raimundo

Tomó aire. Se sofoca porque el tiempo se acorta y los números lo asfixian. Pero no se da por vencido. No se va a entregar con facilidad. Por eso explotó el estadio Alfredo Beranger cuando parecía todo terminado. El cabezazo de Marcos Figueroa representó una bocanada vital. El 2-2 sobre la hora ante Atlético Tucumán es un paso más para tratar de eludir el descenso. Es cierto que anoche no logró salir de la zona crítica, pero una derrota lo hubiera golpeado demasiado.

No era fácil la empresa que debía asumir el conjunto del Sur. Porque el Decano tucumano llegaba al partido con seis juegos sin derrotas. Ayer, incluso, acumuló el séptimo, con tres triunfos y cuatro empates. Pero esos números no parecieron asustar a Temperley, porque comenzó dando el primer golpe con Chimino, aunque después Zampedri (por duplicado) complicó todo.

Los hinchas del conjunto local no dejaron nunca de apoyar a sus jugadores. Incluso, durante la semana se convocaron todos por las redes sociales (Twitter y Facebook) para acompañar en los dos partidos de local, el de ayer y el próximo, ante Aldosivi.

“Quedamos amargados por cómo se dio el juego. Por un lado estoy conforme con el equipo porque se hizo un partido intenso. Por momentos hicimos un juego vertical ante un rival de jerarquía. El resultado final nos puede dar conformida­d por el empate, pero en el desarrollo Temperley debería haber sido el ganador. Pero no perdemos ni la fe ni la confianza para que Temperley se quede en primera”, dijo Gustavo Álvarez, el entrenador de Temperley.

El desenlace le dejó un buen sabor de boca a Temperley, pero no a Atlético Tucumán, que se fue con apenas un punto y tres bajas, ya que Bruno Bianchi llegó a la quinta tarjeta amarilla, Cristian Menéndez sufrió una contractur­a en el aductor derecho y David Barbona una sobrecarga muscular en el muslo izquierdo.

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