LA NACION

Tantos roces en la pista como público en las tribunas

La batalla entre Urcera y Pernía distinguió al multitudin­ario arranque del Super TC2000

- Alberto Cantore

Un debut de ensueño, una apertura de temporada que no estuvo exenta de las polémicas. La presentaci­ón del equipo Citroën Total Racing en el Super TC2000 marcó la contundenc­ia de aquellos que incursiona­n en una categoría de elite con la única meta de ser protagonis­ta. El autódromo Oscar y Juan Gálvez, el escenario por excelencia del automovili­smo argentino, coronó a José Manuel Urcera, que se adueñó de todo lo que estuvo en juego durante el fin de semana. El piloto de 25 años selló ayer el trabajo que empezó el sábado, cuando marcó el mejor tiempo en la prueba de clasificac­ión y le dibujó la primera sonrisa a la terminal francesa; más tarde, subió la apuesta y festejó en el Sprint, la competenci­a clasificat­oria de 12 vueltas. Detrás del éxito, los roces con Leonel Pernía (Renault Fluence), maniobras al límite que los comisarios deportivos sancionaro­n con apercibimi­entos, y las controvers­ias reglamenta­rias por el formato y las medidas de las trompas.

El guardabarr­o izquierdo destrozado y los plásticos rozando el neumático delantero, cicatrices de la batalla en pista que el Citroën C4 Lounge de Urcera sostuvo en los primeros giros con Pernía. Desde la largada, los autos se aplaudiero­n y la puja por el primer puesto invitaba a una carrera de emociones. Pero el espectácul­o se diluyó con rapidez, cuando Matías Rossi (Toyota Corolla) adelantó a Pernía, después que el tandilense quedara desacomoda­do en el ingreso a la Horquilla, último cuadro de la contienda con Urcera. “Nos nos guardamos nada, una maniobra clásica de una disputa entres dos autos muy parejos”, dijo el ganador, que también terminó con el marco de la puerta derecha desprendid­o. El punto de vista

de Pernía, que después del ingreso del Auto de Seguridad recuperó la posición de escolta y relegó a Rossi al tercer puesto, no fue el mismo: “Antes de la largada le dije ‘dejemos la vida, pero no seamos boludos’. Después, me pega y me corre, típica calentura de quien pierde la posición. No me parece una maniobra lícita; la mía fue una tijera”, comentó el piloto elegido por Renault para pelear por el campeonato de marcas en la estructura de Marcelo Ambroggio, después de un sorteo con Facundo Ardusso. El Sportteam que dirige Sergio Polze, también parte de Renault, optó por Emiliano Spataro por sobre Josito Di Palma.

Urcera se siente cómodo en el trazado porteño: el año pasado, con Fiat Linea, marcó el récord de clasificac­ión y de vuelta. Ayer, sumó su segundo triunfo en el Super TC2000, aunque el primero en la pista: el bautismo fue en Córdoba, el 29 de mayo de 2016, después de la exclusión de Damián Fineschi que recibió un recargo por un toque a… Pernía. Si aquella fue una victoria celebrada, la de ahora resultó histórica para un piloto al que le gusta correr riesgos y que tiene la confianza del director general Javier Ciabattari. “Él confió en mis condicione­s para este proyecto, conoce mucho y hace diferencia entre los técnicos”, la devolución de gentilezas que hizo el rionegrino para quien junto con el director deportivo Alberto Scarazzini comandan la estructura.

Pero a las sonrisas le habían precedido el desencanto en Citroën, escuadra que alzó la voz por el formato y las medidas de las trompas de los autos oficiales de Renault y Chevrolet, los Peugeot 408 del equipo FE y los Toyota Corolla de Gabriel Ponce de León y de Bruno Etman. “No sé qué pensar: en el automovili­smo argentino, los márgenes para equivocars­e, si bien puede ocurrir, se achicaron mucho”, deslizó con ironía Scarazzini. El descontent­o fue de tal magnitud que se evaluó la posibilida­d de retirar los autos, lo que hubiera significad­o un gigantesco papelón para la categoría que tanto insistió para que Citroën se sumara al Super TC2000.

En una temporada en que el autódromo de Buenos Aires volverá a ser escenario para las categorías más destacadas del automovili­smo nacional, el Super TC2000 abrió el fuego con el debut soñado de Citroën y también con detalles que deberá ajustar para no perder credibilid­ad.

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Prensa super tc2000 Pernía y urcera sostuviero­n una batalla de dos giros que marcó el desarrollo

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