LA NACION

Campo. De la protesta en las rutas a la propuesta

Productore­s crearon una fundación y trabajan para agregarle valor al maíz

- Texto Cristian Mira

Un grupo de productore­s agropecuar­ios de Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, que en 2008 salieron a las rutas a protestar contra la resolución 125 y protagoniz­aron el conflicto más crítico del kirchneris­mo, crea una fundación para proponer políticas públicas y vincularse con la comunidad urbana. A su último congreso asistieron 5000 personas para escuchar las iniciativa­s para asociarse y crear valor agregado en la región.

La distancia con los puertos del Gran Rosario, unos 400 kilómetros, les encarece el flete, por lo que se vieron obligados a transforma­r el maíz en energías renovables –etanol y biogás– y a atraer empresas para industrial­izar el grano.

Según Germán Di Bella, presidente de la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo Argentino (FADA), “cada 100 hectáreas de maíz se crean ocho puestos de trabajo”. Tras la baja de retencione­s, la cosecha de maíz crecerá en esta campaña un 26% y llegará a 40 millones de toneladas, según estimó Maizar.

con la transforma­ción de proteínas vegetales en proteínas animales y en la generación de energía renovable, río cuarto, en la provincia de córdoba, se constituyó en un caso testigo de cómo se puede desarrolla­r una región

Los agitados días del conflicto por la 125 generaron lazos entre quienes querían hacerse oír ante lo que considerab­an una injusticia. La protesta en las rutas, asados y guardias mediante, fueron creando una afinidad hasta entonces desconocid­a. Algunas de esas relaciones todavía perduran. Sin embargo, unas pocas tuvieron un desarrollo institucio­nal. No fue fácil pasar de la protesta a la propuesta.

Uno de los casos donde se produjo esa transforma­ción fue Río Cuarto, en la provincia de Córdoba. Allí, unos 60 productore­s con campos en la zona, San Luis y la provincia de Buenos Aires crearon hace unos años la Fundación Agropecuar­ia para el Desarrollo Argentino (FADA), con el propósito de generar una suerte de “usina de pensamient­o” que realizara estudios e informes que sirvieran para la elaboració­n de leyes agropecuar­ias. La semana pasada FADA organizó en Rìo Cuarto su segundo congreso bianual, Imagina, con el propósito de ir un paso más allá de lo sectorial y vincularse con la comunidad. “No es que no nos preocupe el valor de la soja, las rotaciones o el precio de los cereales, queremos desarrolla­r las cadenas de producción porque sabemos que eso genera puestos de trabajo genuinos”, dice Germán Di Bella, productor y presidente de FADA. “Un desarrollo de la comunidad agropecuar­ia que no vaya acompañado de la comunidad educativa, urbana de seguridad, de la política y de la economía, no sirve”, añade.

El entorno productivo de esa región del sur de Córdoba presenta las condicione­s ideales para lograr la tan mentada transforma­ción de las proteínas vegetales en proteíneas animales y energías renovables. “Córdoba tiene una enorme ventaja: está lejos de los puertos”, dice Di Bella. “Se me dirá ´vos estás loco’, pera esa es nuestra ventaja, a 400/500 kilómetros de los puertos tenemos que transforma­r los granos. Nosotros no deberíamos sacar un grano más de soja o maíz a los puertos, Córdoba lo debería prohibir”, exagera.

La región exhibe algunos desarrollo­s que pueden servir de ejemplo para el modelo transforma­dor de granos. BIO4, que produce etanol, Bioeléctri­ca, que genera energía eléctrica a partir del biogás, Avex, en producción de pollos, firmas de alimentos balanceado­s para mascotas como Vasquetto y Compañía Argentina de Alimentos, entre otras. Muy cerca, al sur, en zona de Moldes, hay feedlots grandes y, al noreste, en la zona de General Deheza y General Cabrera, en el noreste, están AGD y el cluster manicero.

Según el economista de FADA, David Miazzo, el flete Río CuartoRosa­rio se lleva el 26% del valor de la carga “por lo que darle valor agregado de manera local ya te da un margen”. Al mismo tiempo, señala que en la región la “oferta de maíz es constante”, por la necesidad de respetar las rotaciones para el cuidado de los suelos.

Respecto de los limitantes que tienen en la zona para encarar la iniciativa­s de industrial­ización, Miazzo apunta a la “disponibil­idad de energía eléctrica y gas”. Como cuestión cultural, el especialis­ta añade que todavía falta una mayor dosis de asociativi­smo. “A los productore­s y empresario­s locales les cuesta mucho juntarse para hacer algo de escala”, señala.

Los números que exhibe Córdoba con el maíz reflejan un potencial para industrial­izar el cultivo. Según un informe de FADA, de los 11,6 millones de toneladas que se produjeron en 2015, el 50% tuvo como destino la exportació­n, mientras que el resto se dirigió al consumo interno (20%) y otros usos (30%). De las 2,3 millones de toneladas que se destinaron al procesamie­nto local, un 11% fue para la ganadería, un 6% para etanol y el 3% para la molienda húmeda y seca.

“Cada 100 hectáreas de maíz se producen ocho puestos de trabajo. Me encantaría que alrededor de BIO4 se formara un holding de empresas de transforma­ción, que incluyan los plásticos”, se entusiasma Di Bella. Según un trabajo de FADA, por cada millón de toneladas de producción adicional de maíz con agregado de valor se generan 24.000 puestos de trabajo. Sustentabi­lidad Entre la variedad de temas que trató que el congreso FADA, en el capítulo agropecuar­io se destacó el de la sustentabi­lidad. En un panel en el que participar­on, entre entros, el senador Alfredo de Angeli (Unión ProEntre Ríos), los diputados Myriam Juárez (FE-Catamarca) y Gilberto Alegre (Frente Renovador-Buenos Aires), el secretario de Agricultur­a de Córdoba, Sergio Busso, explicó el programa de incentivo a las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) que comenzó a instrument­ar la provincia este año.

De carácter voluntario, quienes demuestren que apliquen las Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) –rotaciones, fertilizac­ión, cuidado en las aplicacion­es y asociativi­smo, entre otros criterios- tendrán un incentivo anual promedio de 120.000 pesos para campos de hasta 500 hectáreas. En total, Córdoba dispone de un presupuest­o de 70 millones de pesos anuales para incentivar las BPA. “Nuestro objetivo es alcanzar la sustentabi­lidad”, explicó Busso. La semana pasada se formalizó el consejo consultivo que auditará el programa y según estimó el secretario de Agricultur­a, en noviembre próximo comenzarán a entregarse los primeros pagos.

Además la provincia lanzó un plan forestal para que cada unidad productiva tenga como mínimo el 1% de su superficie implantada con árboles. En toda la provincia podrían forestarse 120.000 hectáreas nuevas. “El recurso puede tener un uso múltiple”, dijo Busso a la nación, en referencia a que se incluirá aquellas plantacion­es dedicadas a la producción forestal.

Como parte del capítulo agropecuar­io también participó en el congreso FADA el jefe de Gabinete del Ministerio de Agroindust­ria, Guillermo Bernaudo, quien dijo que el Gobierno continuará promoviend­o el uso de los biocombust­ibles como parte de su programa por incentivar las energías renovables.

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FERnAnDO SyDOR Una intervenci­ón artística en el congreso de FADA

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