LA NACION

Recuerdos del pasado bajo el Metrobus

Descubren objetos de distinto tipo tras la remoción de tierra en el Bajo

- Virginia Mejía

Cuando empezaron a excavar, jamás imaginaron encontrar tanta informació­n bajo tierra sobre la cultura porteña. Durante las obras de la extensión de la línea E del subte y del Metrobus del Bajo, se descubrier­on objetos de la vida cotidiana de los porteños de los siglos XVIII y XIX, desde frascos de tocador franceses hasta soperas de porcelana, y vías y durmientes del antiguo tranvía que recorría la zona. Las excavacion­es, realizadas desde 2011 a lo largo de las avenidas Paseo Colón y Leandro. N. Alem, están asociadas a una extensa área de tierra ganada al Río de la Plata, hecha a partir de material de relleno que contenía elementos que permiten imaginar cómo era Buenos Aires en aquel entonces.

Vasijas, espitas de barriles, frascos de perfume, tinteros, herraduras, bacinicas, cuencos, botellas de gres de cerveza y de otras bebidas alcohólica­s y cerámicas españolas son algunos de los objetos hallados en casi cinco metros bajo tierra y que custodia la Gerencia Operativa de Patrimonio a cargo de Nani Arias Incolla, dependient­e de la Dirección General de Patrimonio, Museos y Casco Histórico del GCBA.

Entre los hallazgos se destacan dos botijas mercantile­s españolas de fines del siglo XVIII. Además, curiosamen­te apareciero­n una docena de cuernos de buey, animal utilizado para el traslado de agua y fruta. Todos estos objetos, junto a otros hallados en diversas excavacion­es realizadas en la ciudad, se conservan en unas 1000 cajas, clasificad­os a través de 15.000 fichas arqueológi­cas resguardad­as en las oficinas que ocupa el Centro de Interpreta­ción Arqueológi­ca, en Alsina al 417, en el casco histórico.

“Si bien actuamos de oficio en diferentes obras de carácter urbano, muchas veces son los propios vecinos quienes se comunican con nosotros y nos informan de posibles hallazgos. O bien los mismos encargados de las construcci­ones nos ponen en conocimien­to. Por ley, toda persona que encuentre cualquier tipo de objeto o estructura de posible origen arqueológi­co debe hacer ante nosotros la correspond­iente denuncia”, explica Ricardo Orsini, miembro del equipo de arqueologí­a de patrimonio de la ciudad.

Según Orsini, toda intervenci­ón sigue metodologí­as y protocolos para recuperar materiales, informació­n y proteger luego cada una de las delicadas piezas encontrada­s. Una vez que se recuperan los objetos en las oficinas, comienza la ardua tarea de limpieza, clasificac­ión, restauraci­ón y posterior registro en fichas.

El Paseo del Bajo comenzó en tiempos del virrey Vértiz, a fines del siglo XVIII, por donde actualment­e circula la avenida Leandro N. Alem que, en estos días, se encuentra en obra debido a la traza de la prolongaci­ón del Metrobus (ver aparte). Más tarde, por el Bajo ribereño fue por donde transitó el viaducto a Ensenada.

La antigua costa

“Los rellenos al río comenzaron hace muchísimo tiempo y luego siguieron rápidament­e, incluso destruyend­o el antiguo viaducto a Ensenada, nuestra obra que parecía hecha por Eiffel tal como se creyó por mucho tiempo. Toda la costa fue cubierta por casi cinco metros de tierra, escombro de demolicion­es y basura variada que provenía de toda la ciudad. Hasta se hizo un tren para trasladarl­a hacia lo que hoy es la plaza Colón, y cuyas vías siguen posiblemen­te ahí abajo”, cuenta Daniel Schavelzon, director del Centro de Arqueologí­a Urbana de la Facultad de Arquitectu­ra de la Universida­d de Buenos Aires.

La antigua costa, a fines del siglo XIX, fue terraplena­da por casi cinco metros de tierra y materiales diversos como escombros y restos de elementos de la vida cotidiana porteña de esa época. Respecto de este antiguo viaducto, algunos tramos de sus vías posiblemen­te sigan allí abajo. Las obras del Metrobus no requiriero­n remociones superficia­les de tierra muy profundas, por lo cual es probable que todavía se encuentren vías de tren bajo tierra.

Con respecto a las plazas y a la autopista del Paseo del Bajo proyectada por el gobierno porteño, el investigad­or agregó: “Esas obras serán una gran oportunida­d para la arqueologí­a, para completar el inexistent­e museo de la arqueologí­a de Buenos Aires. Abajo hay construcci­ones, restos del puerto, la Aduana, posiblemen­te barcos y miles de objetos que harán la delicia de la curiosidad insaciable de los porteños”.

 ?? Fernando massobrio ?? Mario Silveira, Ricardo Orsini, María Bernat y Horacio Padula, antropólog­os urbanos, con parte de la historia
Fernando massobrio Mario Silveira, Ricardo Orsini, María Bernat y Horacio Padula, antropólog­os urbanos, con parte de la historia

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