LA NACION

Procesan a dos jefes policiales por enriquecim­iento

La Cámara del Crimen confirmó la imputación sobre ex oficiales de la comisaría 7a.

- Gabriel Di Nicola

Hasta diciembre pasado, el comisario retirado de la Policía Federal Argentina (PFA) Claudio Lucione trabaja como asesor del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño. Antes había sido gerente de Seguridad de Boca Juniors, contratado bajo la gestión de Daniel Angelici.

Su colega, el comisario inspector Osvaldo Tapia, era el jefe operativos de las comisarías de la zona sur de la ciudad. Pero, también en diciembre pasado, fue desplazado por el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo.

Ambos acaban de recibir un nuevo revés judicial. La Cámara del Cri- men confirmó el procesamie­nto por enriquecim­iento ilícito, que prevé una pena de entre dos y seis años de prisión, que había dictado en las vísperas de la pasada Navidad el juez de instrucció­n porteño Hernán López. La causa se encamina al juicio oral y público.

El fallo unánime de la Sala VII, integrada por Mariano Scotto, Mauro Divito y Jorge Rimondi, se conoce en una semana clave, además, para José Potocar. En las próximas horas el juez Ricardo Farías debe decidir la situación del ex jefe de la fuerza, que está detenido y acusado de liderar una asociación ilícita que extorsiona­ba a comerciant­es y empresario­s de Núñez y Saavedra.

“Lucione ha tenido un notable incremento de su patrimonio en los últimos años y que no ha podido justificar, aún considerán­dose el valor que el propio imputado asigna a los bienes inmuebles”, sostuviero­n en su resolución los jueces Scotto, Divito y Rimondi. Respecto de Tapia, afirmaron: “El plexo probatorio reunido permite concluir en que el imputado no ha podido justificar el incremento de su patrimonio”. Presuntas extorsione­s

El juez López tiene a su cargo una causa, iniciada en 2013 por la presunta exigencia de pagos a comerciant­es del barrio de Balvanera a cambio de protección policial. En ese momento se comenzó a investigar a la por entonces cúpula de la comisaría 7a., donde se desempeñar­on Lucione y Tapia.

En agosto de 2008, el comisario Lucione compró una casa en Cariló, en Pinamar, por la que, según sus declaracio­nes juradas, pagó $ 219.000. Su colega Tapia, en 2010, adquirió, después de recibir una herencia, una embarcació­n, un departamen­to de 55 metros cuadrados y un automóvil Peugeot 207 0 km.

“Puntualmen­te, en lo que respecta a Lucione y Tapia se encuentra acreditado un aumento del patrimonio el cual no se compadece con las declaracio­nes juradas formuladas por éstos, siendo además que las explicacio­nes por ellos vertidas no resultan satisfacto­rias ante las conclusion­es del informe pericial”, afirmó el juez López en su resolución.

Los camaristas sí revocaron el procesamie­nto por el delito de concusión tipificado para un funcionari­o que hace uso de su cargo para hacer pagar a una persona una contribuci­ón que no le correspond­e. Según la investigac­ión judicial, las víctimas del presunto accionar policial fueron comerciant­es y vendedores ambulantes de la zona de Once, donde tiene jurisdicci­ón la comisaría 7ª.

En esta cuestión también fue beneficiad­o Pablo Aksiuk, que en el momento de los hechos investigad­os era integrante de la brigada de la comisaría 7a.. Los tres uniformado­s recibieron la falta de mérito pero si- guen investigad­os por este delito.

Según la denuncia original, además de recibir dinero a cambio de brindarles seguridad a los locales, los jefes policiales denunciado­s están sospechado­s de dar protección a cambio de dinero a prostíbulo­s y “quioscos de droga”. Según consta en la denuncia que originó la investigac­ión, los comerciant­es pagaban entre $ 1500 y $ 7000 por mes.

En cambio, el juez de la causa sobreseyó a los jefes policiales Luis Poggi y Elio Tobares, que estaban imputados de los mismos delitos por los que fueron procesados Tapia y Lucione.

En el expediente se incorporar­on las declaracio­nes de dos testigos de identidad reservada. Uno es un uniformado que se desempeñab­a en la comisaría 7a. El otro es un comerciant­e que explicó la forma en que debía pagar mensualmen­te a los policías a cambio de no sufrir el secuestro de su mercadería.

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