De víctima a zona pujante
En una ciudad con poca tierra para generar departamentos a precios accesibles, el crecimiento o el desarrollo de nuevos barrios es una obsesión del sector inmobiliario. Sin embargo, la puesta en valor de zonas depende del trabajo en conjunto entre el ámbito privado y el público. El corredor Donado Holmberg fue un puntapié inicial para impulsar el desarrollo de zonas que no estaban en el radar de los desarrolladores, que son los empresarios que compran un terreno para levantar un proyecto. Esa zona de la ciudad fue víctima de la expropiación de inmuebles que realizó el gobierno militar para construir una autopista que uniera Pompeya con el corredor norte, pero que nunca se concretó y gran parte de esos lotes fueron ocupados ilegalmente. Tras varias décadas de apatía, se parquizaron los terrenos cercanos a la avenida General Paz y en diciembre de 2009 –a partir de la sanción de la ley 3396– se aprobaron las normativas urbanísticas para el barrio y se determinaron las soluciones habitacionales para reubicar a las familias. En 2010, se inició el proceso de subasta de esos terrenos que estaban en manos del gobierno porteño. Un dato curioso es que en la primera subasta no hubo interesados y se declaró desierta; al mes se abrió una nueva convocatoria en la que se colocaron cinco lotes. Desde entonces el interés por la zona fue en ascenso. Más de 40 lotes fueron subastados por el Banco de la Ciudad, con una normativa novedosa por completamiento por volumen y generación de un parque a costo de los privados. Un área de 13 manzanas que atraviesan los barrios de Villa Urquiza, Coghlan y Saavedra, en el límite con Belgrano R, en la que las incidencias –que es lo que representa la inversión de la tierra en el valor del metro cuadrado– pasaron de US$ 500 el metro cuadrado a US$ 750 en tres años. La iniciativa logró cambiar al barrio y se multiplican los emprendimientos con piscina, salones de usos múltiples, áreas de juegos para niños, gimnasio, laundry y jardines pensados para familias jóvenes.
Hoy la zona tiene más seguridad, servicios y aumentó el valor de las propiedades de los vecinos cercanos. De hecho, el propio arquitecto Carlos Ott diseñó un edificio atípico en el que todos los departamentos tienen plantas distintas, y que refleja la heterogeneidad propia de un barrio. También desembarcaron empresarios que tradicionalmente apostaban a zonas top como Puerto Madero y ahora pusieron un pie en el corredor. Un caso es Luis Perelmuter, el desarrollador que levantó proyectos como Madero Center en Puerto Madero –la Rosadita– y las torres ubicadas en la avenida del Libertador 4444 cuando las Cañitas era zona de quintas. De todas formas, vale aclarar que aún quedan algunos inmuebles usurpados conviviendo con los emprendimientos de diseño que se levantaron en los últimos años.