Nicolas Degennes “El maquillajE sE llEva con actitud”
artista. Lograr productos de maquillaje fáciles de aplicar, duraderos y confortables, la especialidad de un director de makeup; el uso del color y recomendaciones para tener en cuenta
Un día en Buenos Aires es poco si se quiere conocer, pero por tercera vez, es un paso que puede resultar interesante. Así se lo planteó Nicolas Degennes,
make-up and colour artistic
director de Givenchy, en su visita exprés para presentar productos de belleza: qué interesa, qué necesita la mujer en general no sólo la argentina, o sí, cuáles son los requerimientos cosméticos de las latinas. Practicidad, confort y simpleza, lo que todas buscamos, asegura. Con look relajado, borcegos negros, pantalones de cuero y dije de calavera, Nicolas Degennes, de sonrisa fácil y charla agradable, no dejó nada por responder. –¿Cuál es la estrella de una colección: el color, la textura, la cobertura? –Es una gran mezcla de todo. El color no tiene ningún sentido si no tiene una historia. No tiene ninguna importancia, cuenta alguna cosa al final. En cuanto a la textura, tratamos de poner en escena las que no se conocen. Amo crear, amo la tecnología y genero líneas de productos con mucha tecnología innovadora. Intento cada vez más que el producto no necesite una aplicación profesional, sino que se coloque en un instante. Me gusta cuando el maquillaje de la mujer se puede aplicar con los dedos, esponja o pinceles. También trabajo mucho sobre la larga duración, el confort, la hidratación y la combinación de activos de un producto. –¿El maquillaje de hoy cuida la piel? –Debe cuidarla. El confort es un aspecto muy importante, debe estar desde la aplicación, no sólo tiene que ser el resultado de un producto. Estoy particularmente atento a la ligereza del producto y su muy larga duración. Mi papel como director artístico es el de lograr que las mujeres se sientan seguras en el día a día, para que se vean bellas de la mañana a la noche. –¿Cuál es la influencia de las imágenes HD en la tecnología de los productos? –Mucha porque el maquillador fabrica imágenes. Estoy enfocado en que los productos corrijan y al mismo tiempo sean lo suficientemente ligeros e iluminadores para poder trabajar con alta definición. El tipo de vida de hoy hace que la piel absorba entre 65 y 75% de luz. Por eso, al aplicar los productos busco que se refleje. –Los productos de maquillaje social, ¿se acercan a los profesionales? –No. Los productos profesionales son los que se van a acercar a los productos de uso más social, porque los profesionales tienen una aplicación más compleja. Como hace falta que las mujeres se sientan seguras de la duración del producto, las texturas de las bases se aligeran, los polvos tienen proteínas de seda, etcétera. Cada vez más los productos para profesionales tienden a copiar a los sociales, sobre todo, para corregir y darle más importancia a la luz. –¿Tenés una participación activa en la creación de los productos? –Mi trabajo es controlar la producción desde su raíz. Cuando llegué a Givenchy había otra línea que no era la mía. En dos años cambié por completo la
maison y creé mi línea. Les doy importancia al packaging, a los aplicadores, a las texturas. Trabajo permanentemente con los químicos así estén en Italia, Francia, Japón o Alemania, para entender la función de los nuevos polímeros –materiales naturales que pueden incluirse en elementos cosméticos–; son mucho más limpios que los aceites y solventes, tan químicos. El trabajo de la cosmética de lujo consiste en tener buenos resultados, confianza e higiene en el producto. –¿Cómo evolucionará la tecnología? –No se detendrá; va a mejorar y ser cada vez más responsable en lo ecológico. –¿Recomendación para un buen make-up de la mañana a la noche? –El cuidado, obvio. El maquillaje comienza una vez que tenemos control de la piel. Aplicado sobre una demasiado grasa no funcionará durante mucho tiempo. Y sobre una muy seca no tendrá un buen resultado. Es básico trabajar sobre la hidratación. Además, no juzgarse sino aceptarse. –¿Alguna opinión del maquillaje de la argentina? –Debería jugar un poco más con el color. Tienen la suerte de tener un país con luz, un país que es abierto, con mucho verde. Evidentemente, hay miedo al color. –¿Hay reglas para el uso del color? –La única: sentirse bien. Veo mujeres en todo el mundo que están muy maquilladas, con mucho color en los labios, bastante sombra en los párpados, con demasiado azul; un gran
mix de todo. Al mismo tiempo tengo una admiración sin fin por ellas, porque se animan y no soy quién para juzgar al otro. Me encanta la energía que ponen en gustar; y si le gusta, mi papel no es marcar un error, sino destacar su imagen; que se sienta bella es el mejor cumplido o logro que tiene un maquillador, aun cuando es demasiado. Entonces, hay que dejarse llevar, hay que quererse. –¿Es cuestión de actitud? –Sí. El maquillaje se debe llevar con actitud. También es algo que sirve para dejarse llevar; una ayuda, una herramienta para insertarse, para llamar la atención. Si una mujer está peinada, maquillada, luce una piel radiante, un tailleur lindo y sencillo, va a acaparar la mirada va a ser escuchada de otra manera. –¿Quiénes usan más color? –Las norteamericanas usan mucho color. Las europeas usan el maquillaje para lograr una transformación. Así es como me gusta utilizarlo. A la mañana están poco maquilladas, al mediodía se empolvan, a las cinco de la tarde comienzan a ponerse un lápiz labial un poco más fuerte y a la noche se maquillan los ojos. Me gusta la progresión del trabajo de maquillaje y me gusta esta visión en la que no se ven del mismo modo todo el tiempo. Si hay un truco que admiro, es el que permite que las mujeres tengan varias facetas.