LA NACION

Suelos. Prácticas y rotaciones adecuadas para cada región

Los ensayos de larga duración que realiza el INTA en tres regiones del país demuestran que las gramíneas son la clave de la sustentabi­lidad

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El lema “Más allá de la próxima cosecha” fue el hilo conductor de los paneles que se brindaron en la última edición del “Simposio Fertilidad 2017”, que organizaro­n Fertilizar y el IPNI Cono Sur. La participac­ión de alrededor de novecienta­s personas, a los que se deben sumar cerca de mil personas más que lo siguieron vía transmisió­n on line, es una prueba de lo convocante que resulta la nutrición de los cultivos.

En uno de los paneles se apuntó a encontrar la rotación adecuada para tres regiones gracias a los ensayos de larga duración que implementa el INTA. Estos ensayos permiten predecir lo que sucederá en el futuro con los distintos modelos productivo­s.

En las rotaciones ensayadas en la zona núcleo se observa que el monocultiv­o de soja fue el que menos carbono aportó, solamente 3,1 tn de carbono/ha/año, mientras que la rotación maíz, trigo y soja de primera es la que mejor se comportó con 5,8tn de carbono /ha/año. La sola inclusión de cultivos de cobertura con avena/vicia en monocultiv­o aumentó un 12% la reserva de carbono.

Romina Fernández, de INTA Anguil, mostró cómo se comportan los suelos agrícolas en las rotaciones en la región semiárida.En los ensayos de larga duración se compararon sistemas en soja continua, rotación con 50% de gramíneas y vegetación natural. A nivel de la infiltraci­ón del agua, se observan diferencia­s enormes con el campo natural, por lo que es necesario trabajar en ese sentido debido a que no se puede desperdici­ar el recurso más limitante. Fernández explicó que se simuló una lluvia de 120 mm, mientras en el campo natural infiltraro­n 100 mm, en el lote bajo monocultiv­o sólo ingresaron 40 mm. “Es prometedor observar que en el sistema rotado infiltraro­n 60 mm. La porosidad es clave para definir los rindes y la sostenibil­idad del sistema”, aseguró.En síntesis: más gramíneas significan más captación de agua de lluvia, más uso, más eficiencia, más rinde mayor sustentabi­lidad.

Verónica Sauer, de la EEA INTA Las Breñas – Chaco, le tocó exponer los resultados de los ensayos que lleva a cabo en el sudeste chaqueño. La región no resultó ajena a la sojización y desde 2010 la oleaginosa ocupa el 70% de la superficie agrícola. El ensayo de larga duración tiene 12 años. A partir del segundo año de ensayo se comienza a revertir la pérdida de la materia orgánica en las rotaciones que tenían una mayor proporción de gramíneas. El mayor incremento se dio en los tratamient­os con 50% de gramíneas donde a la vez se mejoraron los rindes.

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