El cine francés, la vedette de este año
En una jornada de grandes películas, Netflix volvió a dar que hablar
caNNes.– Que el cine francés aparece como una de las vedettes de cada edición es algo casi obvio tratándose de un festival como cannes. sin embargo, tras la no del todo convincente presentación en la apertura de Les fantômes
d’Ismaël, film de arnaud desplechin con mathieu amalric, charlotte Gainsbourg y marion cotillard, surgieron algunas incógnitas: ¿será este un año discreto de la representación local? como para despejar por completo esas dudas y desmentir cualquier pronóstico apocalíptico se presentaron de forma consecutiva cuatro auténticas joyas de cineastas e intérpretes que representan buena parte de lo mejor de la producción gala de los últimos años.
Claire Denis + Juliette Binoche.
La inauguración de la sección paralela Quincena de realizadores no pudo ser mejor. a la directora de Bella tarea, 35 rhums y L’intrus
le encargaron adaptar Fragmentos de un discurso amoroso, mítico ensayo escrito por roland barthes en 1977, y el resultado es no sólo una de las películas más logradas de su carrera, sino una actuación sublime de Juliette binoche en el papel de una artista plástica divorciada y con una hija de 10 años que ingresa en una etapa crítica de su vida con un sinfín de relaciones afectivas que no la conforman y le generan un estado de crisis casi permanente. esplendorosa y vulnerable a la vez, binoche genera ternura y dolor. denis se maneja con soltura y elegancia tanto en el drama como en la comedia intelectual a-la-Woody allen. si algo le faltaba a este film –además de la fotografía de la talentosa agnès Godard– es rodear a la protagonista de un elenco de grandes figuras como Xavier beauvois, Josiane balasko, bruno podalydès, Valeria bruni-Tedeschi, alex descas y un Gérard depardieu que tiene un aporte extraordinario sobre el final.
CaNNeS.– Como si la “grieta” entre Netflix y el festival no fuese ya lo suficientemente grande, la accidentada proyección de ayer de Okja, el film del coreano bong Joon-ho que el gigante del streaming estrenará en todo el mundo el 28 de junio próximo sin pasar por las salas, alimentó aún más las especulaciones malintencionadas.
el logo de Netflix apareció tres veces en los créditos del film y en todas las oportunidades fue abucheado por el público. Luego, durante siete minutos, la película se proyectó con un formato de pantalla equivocado. algunos especularon con una “confabulación”, pero el propio festival emitió al rato un comunicado asumiendo el error de su equipo técnico y pidiendo disculpas al público y a los productores.
Okja es, al mismo tiempo, una eficaz película de entretenimiento familiar en la línea del Steven Spielberg de E. T. el extraterrestre o de Babe, el chanchito valiente, y un film político contra el abuso de las corporaciones dedicadas a la biotecnología y el fanatismo de los activistas ecologistas. La historia, que arranca en 2007 y luego transcurre en la actualidad, entre un pueblito coreano, Seúl y Nueva york, tiene como protagonista a una niña que cuida a un gigantesco y querible cerdo mutante (prodigio de los efectos visuales) que ha sido generado por una multinacional liderada por una malvada de manual (Tilda Swinton). Cuando la criatura cumple 10 años es secuestrada de su hábitat natural por un patético científico y conductor de TV (Jake Gyllenhaal), y enviada a manhattan para formar parte de un concurso. La heroína, claro, no se quedará en su pueblo y saldrá a rescatar a okja.
La satírica película es entretenida y con un extraordinario despliegue de imagen y sonido que no podrá ser apreciado en toda su dimensión en pequeñas pantalla salvo en Corea del Sur, donde el film sí tendrá un limitado paso por las salas comerciales.
más tarde, bong Joon-ho trató de poner paños fríos, pero agradeció a Netflix por el “infrecuente apoyo y presupuesto recibido”.
Okja costó 50 millones de dólares, una inversión que Netflix recuperará con creces en función de la atención mediática recibida. La controversia también vende.