Casos que aumentan el miedo del vecino
La corrupción policial se hizo extremadamente visible en los últimos meses. Varias comisarías están bajo la mirada de la Justicia tanto en el conurbano como en la ciudad de Buenos Aires. Y los más de cien mil uniformados que controlan la zona metropolitana se quedaron sin sus jefes casi al mismo tiempo. José Potocar está detenido. Pablo Bressi fue desplazado tras meses de recibir cuestionamientos políticos dentro de la coalición gobernante en ambos distritos. En el medio de esos problemas pasan sus días los vecinos, inseguros. Indefensos frente a un colectivo de delincuentes que avanza a través de un sistema quebrado.
Cientos de personas reclamaron anoche en Ramos Mejía un insumo básico para la vida social: la seguridad. La manifestación allí repitió las consignas de anteriores marchas en prácticamente todos los municipios. Se pidió sólo poder caminar tranquilo.
La exigencia es volver a la casa tras una jornada de trabajo sin sufrir el ataque de un delincuente que camina tranquilo. La calle se transformó en un terreno hostil para el ciudadano. Los vínculos entre policías y el delito aumentan la sensación de inseguridad.
Esa idea de poder ser inminente víctima de un robo golpea tanto como el hecho concreto. Eso fue explicado a todos los ministros de seguridad provinciales por el jefe de la Policía Nacional de Colombia en una reunión del Consejo de Seguridad Interior. Fue claro cuando explicó que la sensación de inseguridad debe ser tomada en cuenta. Y resuelta.
Realidad que atemoriza
Pero ese pensamiento que moviliza al vecino para pedir ayuda al Estado no aparece por eventos ficticios compartidos en redes sociales. La realidad provoca el temor. Hace doce días un narco disparó con una ametralladora en Ingeniero Budge. Ese arma aún no fue recuperada por el Estado. Sin muertes, el hecho fue tomado casi como una anécdota. Los vecinos también pidieron allí una mayor prevención policial. Fue en Lomas de Zamora, el distrito donde ayer fueron arrestados tres comisarios por exigir dinero a prostitutas a cambio de protección.
Hace tiempo que parece haberse instalado en la región metropolitana una sistema de vigilancia adicional. Si se paga, se compra tranquilidad. Una terciarización de hecho de la seguridad pública. Un esquema que aparece en causas judiciales, sin encontrarse una solución de fondo más allá del castigo al culpable detectado. Mientras tanto, el delito en las calles aumenta los problemas cotidianos de los vecinos.