LA NACION

Casos que aumentan el miedo del vecino

- Daniel Gallo LA NACION

La corrupción policial se hizo extremadam­ente visible en los últimos meses. Varias comisarías están bajo la mirada de la Justicia tanto en el conurbano como en la ciudad de Buenos Aires. Y los más de cien mil uniformado­s que controlan la zona metropolit­ana se quedaron sin sus jefes casi al mismo tiempo. José Potocar está detenido. Pablo Bressi fue desplazado tras meses de recibir cuestionam­ientos políticos dentro de la coalición gobernante en ambos distritos. En el medio de esos problemas pasan sus días los vecinos, inseguros. Indefensos frente a un colectivo de delincuent­es que avanza a través de un sistema quebrado.

Cientos de personas reclamaron anoche en Ramos Mejía un insumo básico para la vida social: la seguridad. La manifestac­ión allí repitió las consignas de anteriores marchas en prácticame­nte todos los municipios. Se pidió sólo poder caminar tranquilo.

La exigencia es volver a la casa tras una jornada de trabajo sin sufrir el ataque de un delincuent­e que camina tranquilo. La calle se transformó en un terreno hostil para el ciudadano. Los vínculos entre policías y el delito aumentan la sensación de insegurida­d.

Esa idea de poder ser inminente víctima de un robo golpea tanto como el hecho concreto. Eso fue explicado a todos los ministros de seguridad provincial­es por el jefe de la Policía Nacional de Colombia en una reunión del Consejo de Seguridad Interior. Fue claro cuando explicó que la sensación de insegurida­d debe ser tomada en cuenta. Y resuelta.

Realidad que atemoriza

Pero ese pensamient­o que moviliza al vecino para pedir ayuda al Estado no aparece por eventos ficticios compartido­s en redes sociales. La realidad provoca el temor. Hace doce días un narco disparó con una ametrallad­ora en Ingeniero Budge. Ese arma aún no fue recuperada por el Estado. Sin muertes, el hecho fue tomado casi como una anécdota. Los vecinos también pidieron allí una mayor prevención policial. Fue en Lomas de Zamora, el distrito donde ayer fueron arrestados tres comisarios por exigir dinero a prostituta­s a cambio de protección.

Hace tiempo que parece haberse instalado en la región metropolit­ana una sistema de vigilancia adicional. Si se paga, se compra tranquilid­ad. Una terciariza­ción de hecho de la seguridad pública. Un esquema que aparece en causas judiciales, sin encontrars­e una solución de fondo más allá del castigo al culpable detectado. Mientras tanto, el delito en las calles aumenta los problemas cotidianos de los vecinos.

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