LA NACION

Defensor del Pueblo

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Hace algunas semanas la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires promovió un amparo colectivo, juntamente con la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans (Falgtb) y dos hombres (quienes además invocaban la representa­ción de dos menores a quienes denominaba­n sus hijos), con el objeto de que se ordene al gobierno de la ciudad de Buenos Aires que inscriba a aquellos niños nacidos mediante la llamada “gestación solidaria”, de acuerdo con el pedido de los “comitentes” con voluntad procreacio­nal y sin notificar a la gestante sin voluntad procreacio­nal (una serie de eufemismos para justificar disparates). Asimismo, solicitaba­n se atienda al caso particular planteado por esa pareja de hombres y esos dos menores. Aberrante. Afortunada­mente, hasta el momento la acción ha sido rechazada in limine por carecer del más mínimo sustento jurídico. El miércoles pasado leemos en los medios que el mismo organismo impulsa un proyecto de ley para que el día 17 de mayo se enarbole la bandera del orgullo gay en escuelas y comisarías de toda la ciudad de Buenos Aires.

Me pregunto si el defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires cree que los ciudadanos le pagamos el sueldo para que patrocine esperpento­s jurídicos o para que promueva que junto a la bandera nacional por la que pelearon y dieron sus vidas nuestros héroes de Malvinas se coloque la bandera del orgullo gay. En un país y una ciudad con tantas necesidade­s que atender, sería bueno que el defensor del Pueblo de la ciudad de Buenos Aires haga su trabajo. Francisco J. Roggero DNI 25.647.360

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