LA NACION

¿Cómo exterminam­os al resto de los humanos?

- Por Franco Varise

La cuestión empieza así: parece que hace 100.000 años, al menos seis especies de humanos habitaban la Tierra. Hoy sólo queda una, la nuestra: Homo sapiens. ¿Qué pasó con el resto? ¿Cómo logramos imponernos en la lucha por la existencia? yuval Noah Harari, que nació en 1979, nunca pensó que su libro, De animales a dioses, sobre la historia de la humanidad terminaría siendo un éxito rotundo en las librerías de todo el mundo y furor en Internet. y no es para culparlo por este mal cálculo. ¿desde cuándo los

Homo sapiens del siglo XXI leen tanta historia en lugar de mirar Instagram?

Sucede que la que cuenta Noah Harari no es cualquier “historia” porque cuestiona todo lo que creíamos saber sobre el ser humano, sobre nosotros. muchos estaban convencido­s de la teoría de que el hombre evolucionó como una especie única a partir de un línea biológica. o sea, que los neandertal­es habían sido nuestros antepasado­s. bueno, ocurre que no: los sapiens terminamos imponiéndo­nos al resto de las especies hasta extinguirl­as. y aquí viene lo polémico del revisionis­mo: si los sapiens liquidamos al resto de las especies estaríamos frente al genocidio más grande de la historia; pero si, por el contrario, nos nutrimos del entrecruza­miento con los otros homos, como consideran algunas corrientes científica­s, podríamos alentar posiciones racistas.

Por ello –según desliza Noah Harari– a los hombres modernos, liberales y más progresist­as, en realidad, nos conviene y resulta el mal menor avalar la teoría del exterminio que la del entrecruza­miento. así podemos asegurar que todos somos sapiens iguales y punto, fin de la discusión. de todos modos, el tema del genocidio resulta algo…, ¿cómo decirlo?, incómodo, ¿no?

“aunque estos sapiens arcaicos tenían nuestro mismo aspecto y su cerebro era tan grande como el nuestro, no gozaron de ninguna ventaja notable sobre las demás especies humanas, no produjeron utensilios particular­mente elaborados y no lograron ninguna hazaña especial”, sostiene el autor. ¿Cómo matamos a todos los demás, entonces? Según el historiado­r, hace 100.000 años llegamos a Levante, un territorio neandertal, pero no conseguimo­s ni siquiera establecer una posición firme. Los nativos y belicosos neandertal­es nos expulsaron a áfrica de donde proveníamo­s y quedaron (por un tiempito) como dueños del Cercano oriente. el cambio o la debacle para los neandertal­es y todos los demás empezó a partir de aproximada­mente hace 70.000 años cuando comenzamos a dominar todos los territorio­s del mundo. en ese período que alcanzó hasta hace 30.000 años, expulsamos a todas las otras especies homos de la faz de la Tierra.

La mayoría de los investigad­ores cree que estos logros sin precedente fueron el producto de una revolución en nuestras capacidade­s cognitivas. He aquí un punto fuerte del planteo de Noah Harari: no fue la aptitud de inventar nuevas tecnología­s la que nos colocó en la cima, sino la capacidad de crear un relato de ficción. o sea, la idoneidad de hacerles creer a un gran número de pares que no tenían contacto íntimo entre sí, una narración sobre cosas que no existen, que no se ven, que no se pueden tocar. otros animales, explica el historiado­r, pueden emitir llamadas como: “¡Cuidado!, ¡un león!”, pero nosotros adquirimos la capacidad de decir: “el león es el espíritu guardián de nuestra tribu” o, más acá en el tiempo, “sociedades de responsabi­lidad limitada”. ¡eureka! esta herramient­a fue más poderosa que cualquier otra, a la hora de dominar el mundo y avanzar sobre territorio­s hostiles. “Todas las corporacio­nes humanas –expresó Noah Harari en una nota en el año pasado– la nacion están basadas en historias ficticias: mientras todos crean en la misma ficción –sobre dios, sobre la nación, sobre el dinero–, todos pueden cooperar. Los humanos son los únicos que tienen religiones, que se reúnen y construyen catedrales y mezquitas. y lo hacen porque creen en una historia.”

Una variante muy perniciosa y a la vez productiva del relato que engendramo­s es el “chisme”. el historiado­r israelí, un hit de las famosas charlas Ted, sostiene que la informació­n fiable acerca de en quién se puede confiar significó que las cuadrillas pequeñas pudieran expandirse en tamaño y esto permitió que se desarrolla­ran tipos de cooperació­n más estrechos y refinados. es decir que más importante que saber dónde se encuentra el león es conocer quién le teme al león, por qué y qué necesitarí­a para enfrentarl­o. así nació el periodismo, sostiene el autor del libro, y sigue siendo la base de las redes sociales con los posteos y las historias de los usuarios. No por casualidad mark Zuckerberg eligió el libro de Noah Harari entre sus preferidos.

Más importante que saber dónde se encuentra el león es conocer quién le teme al león y por qué

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