LA NACION

Los desafíos de los delitos más complejos

Los jueces admiten que no tienen herramient­as equivalent­es para perseguirl­os judicialme­nte

- Maia Jastreblan­sky

Exhortos al exterior que demoran una eternidad, oficios judiciales que sortean largos laberintos burocrátic­os y formalidad­es que dilatan las investigac­iones. Son muchos los jueces que consideran que corren con desventaja frente a las bandas de lavadores que mueven su dinero de forma subterráne­a a la velocidad de la luz.

“Los delincuent­es pueden hacer operacione­s financiera­s en el exterior con un clic. Nosotros tenemos que enviar un exhorto a través de la Cancillerí­a, que a veces demora medio año en tener respuesta”, grafica un magistrado de Comodoro Py que reclama herramient­as más eficientes para investigar los delitos complejos.

La burocracia que conlleva conseguir informació­n de otros países es una de las mayores demoras en las causas por lavado de dinero y narcotráfi­co. “Muchas veces destrabamo­s los exhortos porque viajamos al otro país y establecem­os «buena onda» con nuestros pares”, señala el juez.

Otro juez federal reclama mirar el panorama local. “Falta coordinaci­ón de las agencias del Estado que asisten a los jueces”, dice. Se refiere así al tedioso trámite que implica conseguir informació­n de la AFIP, la UIF, el BCRA y la IGJ.

“Los que peor la pasan son los jueces federales del interior. En Comodoro Py, ante una duda, podemos citar a representa­ntes de los organismos a nuestros despachos; en otras provincias el trabajo es doblemente difícil”, señala el magistrado, que instruye en los tribunales porteños.

Como tercer obstáculo, los investigad­ores piden mirar la dificultad que existe para atacar las estructura­s financiera­s de las organizaci­ones criminales, sobre todo de narcotrafi­cantes y cueveros.

“El único daño real es el económico; si no atacamos eso, los engranajes delictivos siguen funcionand­o”, explica un juez dedicado a delitos complejos.

En la mayoría de los casos, los magistrado­s esperan a que exista una condena para “recuperar lo robado” y devolver al Estado los activos de origen ilícito.

Pocos utilizan la herramient­a del “decomiso anticipado de bienes”, una figura que se incorporó al Código Penal en 2011 y que permite que la Justicia ordene la privación de los bienes de forma definitiva aun antes de que culmine el proceso penal.

“La realidad es que muchos jueces tienen temor a una contradenu­ncia si toman una medida tan osada”, reconoce un actor clave de Comodoro Py.

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