LA NACION

Las razones de Carrió para una catarsis que salpicó a Macri

Estalló ante la falta de avances para lograr un acuerdo que habilite a Odebrecht a informar sobre las coimas en el país; también por las “operacione­s” de la ex SIDE de las que dice ser víctima

- Laura Serra.

Como una tormenta perfecta, Elisa Carrió hizo tronar su malestar y descargó tal tempestad que nadie, ni siquiera el propio presidente Mauricio Macri, quedó a salvo. Pero, fiel al refrán que dice que siempre que llovió paró, ayer la líder de la Coalición Cívica se serenó, elogió al Presidente y ratificó su lealtad hacia Cambiemos.

¿Qué fue lo que hizo estallar el enojo de Carrió? El sábado pasado denunció que “todo el sistema político argentino está destinado a proteger a Julio De Vido”, el otrora poderoso ministro de Planificac­ión del kirchneris­mo. En ese “todo”, Carrió incluyó al Gobierno. Anteayer, en el programa Desde el llano, la líder de la Coalición Cívica se reconoció “cansada” y le reclamó al Presidente mayor apoyo en sus denuncias contra la corrupción. “¿Quién me va a defender a mí, señor Macri, que siempre pongo la cara por usted? Yo tengo que acusar a todos y defender a un montón más. Y a mí ¿quién me defiende?”, espetó.

No fue una, sino varias las razones que desencaden­aron la catarsis. El caso Odebrecht la tenía desvelada: ya la semana pasada tuvo la confirmaci­ón, por medio del diputado y mano derecha Fernando Sánchez, que los empresario­s de la constructo­ra brasileña, hoy detenidos en el país vecino por el escándalo Lava Jato, estaban dispuestos a colaborar con la justicia argentina y brindar informació­n sobre el pago de coimas (35 millones de dólares en total) a funcionari­os locales. Sin embargo, nadie en la Argentina, ni en el Ministerio Público ni en el Gobierno, movía un dedo para formalizar un acuerdo.

Carrió desesperab­a. “Siempre había un argumento legal, una excusa, para dilatar la cuestión. Estábamos frente a una megacausa de corrupción y todos miraban para otro lado”, relataron a la nacion fuentes de su entorno.

Por entonces, Macri estaba de viaje por Asia. Cuando regresó, el sábado pasado, y se enteró de las declaracio­nes de su aliada política, no reprimió su enojo y habló con Carrió. “Ambos tienen una relación buena, pero se dicen las cosas de frente. Ambos son muy frontales”, indicaron fuentes allegadas a la legislador­a.

Lo cierto es que Carrió se salió con la suya: el ministro de Justicia, Germán Garavano, confirmó ayer que, ante las dificultad­es que afronta Odebrecht para llegar a un acuerdo con los fiscales argentinos, le ofreció a la constructo­ra que entregue toda la informació­n a la Oficina Anticorrup­ción (OA). Es más: ayer se reunió con el abogado de la gigante brasileña para esbozar un acuerdo de colaboraci­ón.

La decisión del Gobierno calmó la ansiedad y disipó el enojo de la legislador­a de la Coalición Cívica.

“El Ministerio de Justicia convocó a Odebrecht por decisión del Presidente para que la sociedad tenga toda la verdad, toque esto o no un familiar suyo. Esto es algo que no lo hizo nunca un presidente”, exaltó Carrió. Ayer ratificó su lealtad en su cuenta de Twitter: “Quiero que Mauricio Macri sea un gran presidente. Trabajo para eso, soy su socia y a veces me enojo, pero estoy firme con su gobierno”.

Denuncia “trucha”

El tema Odebrecht y la pasividad que a priori mostraron los funcionari­os argentinos exasperaro­n a Carrió, pero no fue lo único que detonó su catarsis. La legislador­a ya venía advirtiend­o que sectores inorgánico­s de la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI) y de la Justicia, como también de la policía bonaerense, buscan amedrentar­la con amenazas y operacione­s falsas. La más polémica –por lo burda– fue la denuncia por enriquecim­iento ilícito; anteayer, el juez Daniel Rafecas cerró la causa luego de que el denunciant­e original, el albañil Saúl Enrique Paz, declaró bajo juramento de verdad que había cobrado 1500 pesos por hacer la presentaci­ón.

“La persona que armó esto es un abogado que tiene vinculacio­nes con la SIDE. Se trata de una operación que se originó en la Justicia, con [el presidente de la Corte Suprema, Ricardo] Lorenzetti y [el juez federal Ariel] Lijo”, disparó Carrió, quien apuntó, una vez más, contra la número dos de la AFI. “No puedo formar parte de un gobierno donde la señora Silvia Majdalani me escucha, me saca fotos y me sigue”, acusó.

No es nuevo el ataque a Majdalani. Tampoco a Lorenzetti y a algunos jueces de Comodoro Py. El problema es que el Gobierno se hace el desentendi­do, explican cerca de Carrió, y no hace nada.

“Ellos [por los funcionari­os macristas] son políticame­nte correctos, no se embarran, son tibios. Y nosotros somos los que investigam­os, los que ponemos el cuerpo. Nunca tuvimos tantas presiones. Eso explica el cansancio de Carrió: tiene que convivir con cinco custodios en su casa todos los días. Y sabemos que la ex SIDE está detrás de las operacione­s y amenazas que recibimos. Pedimos que se investigue. Pero por ahora, nada”, se lamentan.

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