LA NACION

Condenan al jardinero de los Kirchner por negocios con el Estado

Barreiro tuvo una pena de 18 meses por haber sido a la vez funcionari­o y proveedor

- Jorge Riani

PARANÁ.– El empresario santacruce­ño Ricardo Barreiro, conocido como el “jardinero de los Kirchner”, fue condenado ayer en Entre Ríos por haber negado su condición de funcionari­o del Ministerio de Cultura y Comunicaci­ón de la provincia mientras era contratist­a del Estado provincial.

El juez Pablo Vírgala le impuso una pena de un año y seis meses de prisión condiciona­l e inhabilita­ción por el doble de tiempo para ejercer cargos públicos por el delito de falsificac­ión de instrument­o público. Además, por orden del juez, el millonario jardinero de la familia Kirchner deberá realizar tareas comunitari­as en una institució­n de bien público.

El juicio permitió conocer que Barreiro, aprovechan­do su cercanía con el ex matrimonio presidenci­al, realizaba gestiones ante organismos nacionales en favor de la gestión del entonces gobernador kirchneris­ta Sergio Urribarri.

Además, Barreiro era titular de la firma RP Transporte­s, contratist­a del Estado entrerrian­o. Cuando se inscribió en el registro de proveedore­s presentó una declaració­n jurada en la que negó su condición funcionari­o de la provincia.

Fue en ese marco que el “jardinero K” mintió. El juez dio por probado que cuando Barreiro se inscribió como proveedor, el 15 de octubre de 2012, era funcionari­o público: había sido designado coordinado­r de Relaciones Institucio­nales del Centro Experiment­al de Industrias Culturales de Entre Ríos, por el decreto 2693, del 15 de agosto de 2012.

En el juicio también se supo que el contrato de Barreiro dependía del Ministerio de Cultura y Comunicaci­ón, un bastión que en las dos gestiones de Urribarri operó como usina mediática a favor del gobierno y de la frustrada candidatur­a presidenci­al del entrerrian­o.

El entonces ministro Pedro Báez, que firmó el decreto de designació­n de Barreiro, calificó al empresario condenado como “un abrepuerta­s en Buenos Aires” y aseguró que ejerció el cargo hasta el final de la gestión de Urribarri.

“Resulta inverosími­l –consideró el juez– que en ese contexto de militancia y función pública Barreiro nunca se hubiera enterado de su designació­n y, sin embargo, si haya podido conocer el llamado a la licitación pública de la que finalmente resultó adjudicata­rio.”

Barreiro siguió todo el proceso desde el banquillo de los acusados, aunque no estuvo presente en la jornada de la sentencia.

Barreiro era el cuidador de la residencia de los Kirchner en El Calafate. Fue lobbista de los gobiernos entrerrian­o y formoseño y empresario polirrubro en Santa Cruz, Tucumán y Entre Ríos.

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