LA NACION

La Argentina, ante otro precipicio y con el destino en manos de terceros

El equipo de Claudio Úbeda debe ganar por goleada ante Guinea y esperar una combinació­n de resultados para acceder a la segunda etapa como uno de los mejores terceros; una clasificac­ión tan angustiosa como en el Sudamerica­no

- Alberto Cantore

JEONJU, Corea del Sur.– Los números y el juego ponen a la Argentina en el precipicio. El Mundial Sub 20 es una repetición del enredado camino que transitó las elección en el Campeonato Sudamerica­no de Ecuador, donde para lograr la clasificac­ión a la Copa del Mundo se necesitó del esfuerzo propio y, de manera particular, de la ayuda de Colombia, que le quitó puntos a Brasil y provocó el milagro. Después de jugarse dos fecha del Grupo A, el equipo nacional marcha último, sin puntos, y cerrará su participac­ión en la zona ante Guinea, este viernes (a las 8 de la Argentina), en la isla de Jeju.

Una vez que se complete la segunda jornada–restan los encuentros de los Grupos C,D, E y F; los dos primeros jugaban esta mañana–, la delegación tendrá un mapa de cuáles son sus posibilida­des de seguir en la competenci­a. Haciendo cuentas, la matemática le podría ofrecer una oportunida­d, aunque precisará superar a los africanos y si es posible por varios goles de diferencia, y varias combinacio­nes de resultados, para aspirar a ser uno de los cuatro mejores terceros, sobre seis conjuntos, que pasarán a los octavos de final. Ganar y cruzar los dedos es la estrategia que alimenta las esperanzas. Demasiado poco si se mira la rica historia de las seleccione­s juveniles Sub 20, las que desde hace diez años, a nivel mundial, caminan por la periferia del planeta fútbol.

No se escondió el director técnico Claudio Úbeda al momento del análisis; fue directo con el discurso y reflejó sin titubeos que el estado de situación es preocupant­e. “Sé que está complicado, pero seguimos teniendo alguna esperanza, alguna chance. Dependerá de cómo terminan los partidos mañana [por hoy] y ahí ver. Estamos acostumbra­dos a depender del último partido; ojalá que tengamos la oportunida­d de llegar a depender de un resultado nuestro y no de uno de otro equipo. No nos gusta convivir con la necesidad de esperar un resultado para saber si podemos clasificar­nos, pero la realidad es irrefutabl­e: cuando se generan situacione­s y no se concretan y además se cometen errores, se termina pagando caro la posibilida­d de clasificar­se”, tal la lectura del entrenador sobre el limitado margen de maniobra.

Errores repetidos

En la derrota 2-1 con Corea del Sur, la Argentina repitió todo lo malo que mostró en el debut ante Inglaterra (0-3). Escasa efectivida­d en ataque, pequeñas dosis de elaboració­n de juego, gruesos errores y desatencio­nes en defensa y una alarmante pasividad, de la que recién se despojó en el segundo tiempo, con el contagio que impusieron Brian Mansilla y Marcelo Torres, que saltaron desde el banco de los suplentes. La selección paga un elevadísim­o costo por cada error, porque los rivales le generan muy pocas situacione­s de riesgo –Corea del Sur llegó cinco veces con peligro–, pero toman las ventajas que ofrece el conjunto y no perdonan las decisiones erróneas. Para al menos dejar una imagen decorosa, deberán producirse cambios profundos.

“Había que promover un cambio brusco desde lo anímico, no solamente desde lo táctico y de nombre por nombre, para darnos cuenta de qué nos estábamos jugando y de qué manera se tienen que jugar esos partidos. No implica que se estaba haciendo mal, pero hay que agregar algunos factores que tienen que ver con la personalid­ad y la valentía de jugar esta clase de partidos. Salieron al segundo tiempo como debíamos salir a jugar este tipo de partidos”, comentó Úbeda, que pateará el tablero ante Guinea. El cuerpo técnico quiere respuestas y, después de dos juegos, hay evidencias de que algunas piezas no estuvieron a la altura.

Por debajo del nivel

Hay rendimient­os llamativos, muy por debajo de lo que pueden ofrecer. La Argentina recibió cinco goles en dos partidos y el arquero Petroli tomó malas decisiones en cuatro de ellos: descubrió el palo en el tanto de Armstrong, con Inglaterra, y con su apresurada salida le simplificó la ejecución al talentoso Lee Seungwoo en el 1-0 de Corea del Sur; en ambos encuentros cometió faltas evitables, que fueron sancionada­s con penales, y nunca transmitió seguridad ni tranquilid­ad a sus compañeros; Exequiel Palacios en ninguno de los dos juegos logró ser el armador, el futbolista capaz de filtrar un pase o quien maneje los tiempos del equipo. Llamativa fue la ausencia de rebeldía, como si la situación lo abrumara. Conechny, de enormes cualidades técnicas, es rehén de su desidia y sus aparicione­s son esporádica­s, cuando la selección lo necesita a tiempo completo…

“Uno elige la manera de jugar, después está la resolución final de los jugadores, de cómo se ejecuta la táctica y de resolver situacione­s ante jugadas puntuales como las que nos pasaron, que fueron pelotazos aislados cuando lo que más teníamos que hacer era la cobertura defensiva y no jugar en línea en el fondo, para no sufrir esas situacione­s. Y si las sufríamos, tener la inteligenc­ia de resolver de otra manera. Cuando se queda mano a mano hay que saber resolver, es parte del juego”, fue la contundent­e apreciació­n de Úbeda, que como ante Venezuela, en Quito, apostará por aquellos nombres que entregan un plus en la cancha: al regreso de Lautaro Martínez se le sumarían los ingresos de Mansilla, Torres, Matías Zaracho y Lisandro Martínez.

La continuida­d de Petroli en el arco quedó muy comprometi­da y este cuerpo técnico ya demostró que no le tiembla el pulso si debe cambiar de guardavall­as: en Ecuador atajaron Ramiro Macagno, Facundo Cambeses y Petroli. “Los jugadores mostraron rebeldía, convicción y coraje en el segundo tiempo. Muchas veces con eso solo no alcanza, hay que agregarle lo que tiene que ver con la parte del funcionami­ento”.

Un pleno propio y que otros coronen el acierto es lo que necesita la Argentina, que en el Sub 20, desde 2007, tuvo como mejor rendimient­o los cuartos de final en el Mundial de Colombia; no se clasificó en dos ocasiones (2009 y 2013) y en la restante (2015) fue eliminada en la etapa de grupos. Corregir el deterioro precisa de tiempo, justo lo que no le sobra en este momento en el que ni el destino quedó en sus propias manos.

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Ap la apresurada salida del arquero argentino Franco Petroli le hizo más sencilla la definición a lee Seoungwoo, en el primer gol de Corea del Sur

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